La Asamblea Nacional de Francia aprobó con una abrumadora mayoría el proyecto de ley que busca incorporar el derecho al aborto en la Constitución del país. Esta iniciativa, impulsada por el presidente Emmanuel Macron, surge como respuesta a los cambios en la legislación estadounidense que revirtieron el derecho al aborto. La propuesta busca modificar el artículo 34 de la Constitución para establecer que «la ley determina las condiciones bajo las cuales se ejerce la libertad de la mujer para recurrir al aborto, garantizando este derecho».
La votación en la Cámara Baja fue contundente, 493 votos a favor y 30 en contra, reflejando un fuerte respaldo inicial. Sin embargo, el proceso legislativo aún debe superar la aprobación del Senado, donde la propuesta podría enfrentar desafíos, especialmente entre algunos miembros de la mayoría conservadora.
La enmienda constitucional requerirá la aprobación de ambas cámaras del Parlamento y podría someterse a referéndum o ser respaldada por una mayoría de tres quintos en una sesión conjunta. Aunque el gobierno de Macron favorece la segunda opción, la seguridad en el nivel de apoyo en el Senado es menos clara que en la Asamblea Nacional.
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El contexto internacional, marcado por la preocupación sobre el derecho al aborto en Estados Unidos, se presenta como un argumento clave para respaldar esta iniciativa en Francia. La legislación destaca la necesidad de prevenir posibles obstáculos a la libertad de las mujeres para interrumpir su embarazo, subrayando que esta amenaza no se limita a un país, sino que también se observa en otros lugares.
En caso de que la versión actual del proyecto de ley sea aprobada en ambas cámaras, se espera que el presidente Macron convoque una sesión especial de legisladores para buscar una votación de tres quintos y consolidar la enmienda constitucional que garantiza el derecho al aborto en Francia.
«La historia está llena de ejemplos de derechos fundamentales que todos creían que habían sido definitivamente adquiridos y que luego fueron eliminados, como nos recordó recientemente la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos. Ahora tenemos pruebas irrefutables de que ninguna democracia, ni siquiera la más grande de todas, es inmune», señaló Éric Dupont-Moretti, ministro de justicia de Francia.