El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, promulgó la ley de «Promoción de una resolución de la disputa entre el Tíbet y China». En virtud de esta normativa el Congreso estipula que los tibetanos poseen una «identidad religiosa, cultural, lingüística e histórica» diferenciada de la del pueblo chino. Además, sostiene que China infringe esta identidad mediante sus afirmaciones y violaciones de los derechos de los tibetanos.
El Congreso ha determinado que las acciones del gobierno chino contravienen sus obligaciones en virtud del derecho internacional, particularmente en lo referente al derecho de libre determinación de los tibetanos. Ha calificado las violaciones a los derechos de este pueblo como “sistemáticas”. Asimismo, ha recalcado la existencia de “oposición y resistencia por parte de los tibetanos ante estas acciones”.
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En este sentido, ha instado al gobierno chino a cesar su campaña de desinformación contra el Tíbet y los tibetanos, a respetar el derecho internacional y a mostrar disposición para entablar negociaciones significativas con los líderes tibetanos. Además, el Congreso manifestó su intención de reactivar la diplomacia entre los líderes chinos y tibetanos, la cual inició en 2002 y concluyó en enero de 2010 sin alcanzar una resolución definitiva.
La ley busca establecer las bases para resolver la disputa entre el Tíbet y China, definiendo estatutariamente al Tíbet como la Región Autónoma del Tíbet y otras áreas reconocidas por el gobierno chino en 2018 como «Autonomía Tibetana». Además, se ha enmendado la Ley de Política Tibetana de 2002 para incluir la obligación del Presidente de enviar informes anuales a los comités del Congreso sobre los esfuerzos de Estados Unidos para contrarrestar la desinformación del gobierno chino sobre el Tíbet.
También se estipula que el Coordinador Especial debe colaborar con las oficinas pertinentes para asegurar que las declaraciones y documentos del gobierno estadounidense se opongan a la campaña de desinformación china contra el Tíbet y los tibetanos.