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miércoles 25 de junio de 2025
Opinión.

Autoritarismos, movilizaciones y poder constituyente en “Los Jefes” de Mario Vargas Llosa, por Jorge González Jácome

¿Qué dice un cuento juvenil de Vargas Llosa sobre el poder constituyente? A partir de “Los Jefes”, este análisis propone una lectura que desafía la visión biográfica del autor y explora las tensiones del poder popular, la soberanía y la autoridad desde una mirada contemporánea del derecho constitucional.

En una reciente publicación del medio agendaestadoderecho.com se da a conocer el artículo Autoritarismos, movilizaciones y poder constituyente en “Los Jefes” de Mario Vargas Llosa, por Jorge González Jácome (*).

Al reseñar la muerte de Mario Vargas Llosa, el pasado 13 de abril, periodistas y comentaristas no solo celebraron su pluma, sino que también resaltaron la conexión de sus obras con la política latinoamericana. En particular, el relato sobre las transformaciones en sus convicciones políticas, de la izquierda al liberalismo, o del marxismo a la derecha, se tomó buena parte de la prensa que reseñó su vida y obra. Como consecuencia de estos obituarios, la tentación consiste en leer su obra teniendo en cuenta este quiebre en su vida: ubicar aquellas novelas y cuentos que harían parte de un comentario político desde convicciones marxistas y posicionar otros como reflejo de sus creencias liberales de derecha.

Echando mano de aproximaciones contemporáneas a derecho y literatura, quisiera, sin embargo, resistir a esta tentación. En estas líneas propongo una lectura del cuento “Los Jefes” de Vargas Llosa desprendiéndome de esa división de su vida, propuesta incluso por él mismo, y abordo el cuento no solo desde una perspectiva originalista dominada por el descubrimiento de la intención del autor. Propongo, en cambio, leer este cuento desde nuestro lugar y tiempo para mostrar cómo nos interroga de cara a problemas constitucionales contemporáneos como lo son la soberanía popular y la institucionalización de la autoridad en los poderes de gobierno. Parto, entonces, de que un texto literario no tiene valor o significado solo ubicándolo en el contexto biográfico de su autor.

“Los Jefes” narra la historia de una huelga organizada por estudiantes de un colegio que se rebelan contra las directivas ante la decisión de éstas de instituir exámenes finales sorpresa para la aprobación del curso. El narrador interviene en la movilización y nos cuenta, de un lado, cómo los estudiantes antagonizan con las directivas ante la arbitrariedad de las medidas y, de otro, las dificultades que hay dentro del grupo estudiantil.

La continua alusión del narrador a la dificultad de formarse en hileras, de marchar al unísono, de invitar a los estudiantes de la escuela primaria a la huelga son evidencia de los problemas de autoridad y formación de una voluntad dentro del propio movimiento estudiantil. Al final, la huelga o movilización fracasa porque no todos los estudiantes del colegio se unen a ella. Pero más allá de una oposición simple entre directivas con autoridad y estudiantes, el cuento, además, muestra la dificultad de organizar a la multiplicidad de estudiantes para que se expresen como una sola voz.

Soberanía y conflicto en la narrativa de Vargas Llosa

Los conflictos entre estudiantes que quieren asumir el mando de la movilización es el foco de atención del narrador, incluso constituyéndose, por momentos, en una trama igual o más importante a la de la oposición con las directivas del colegio. De hecho, en el primer enfrentamiento entre estudiantes y directivas, el rector del Colegio amenaza al “promotor de estos desórdenes”. En este punto queda claro el primer antagonismo del cuento. Pero a renglón seguido aparece la segunda capa de la historia a partir de las reflexiones del narrador cuando se pregunta quién es el promotor de los desórdenes. “¿Yo o Lu? […] ¿Me miraba Lu? ¿Tenía envidia? ¿Me miraban [los del grupo de los] coyotes?”. ¿Quién es el líder? ¿Quién materializa la voluntad de quienes se rebelan contra el poder?

En este contexto el cuento evoca las complejidades de la manera cómo imaginamos la formación y despliegue de la idea del poder constituyente y de la soberanía popular en nuestras sociedades contemporáneas. El constitucionalismo liberal parte de la base de que la organización del poder mediante una Constitución surge a partir de la manifestación y decisión de un pueblo. Sin embargo, como lo han notado autores críticos, no es claro si el pueblo como unidad da origen a una Constitución y al poder institucionalizado, o si es el documento constitucional el que se erige y legitima a partir de un supuesto o de una hipótesis de una existencia de un pueblo que no tiene una entidad material real como unidad.

“Los Jefes” da pista sobre por qué esta hipótesis crítica puede ser plausible. En primer lugar, porque la voluntad popular, lo que pide el pueblo como una masa, es difícil de determinar o se difumina a medida que las movilizaciones avanzan. De hecho, este es uno de los puntos de partida del cuento al mostrar una de las primeras perplejidades del narrador y es que lo que piden los estudiantes, el motivo de su rebelión, parece difícil de articular o poner en palabras: “Nadie hablaba de los exámenes finales”, nos dice.

Lo que hay al calor de la movilización no es una voluntad clara, como lo articularía una idea clásica de poder constituyente y soberanía popular, sino emociones comunes que conectan a quienes se movilizan: “Casi con nosotros, entraron los de primero y segundo; traían nuevas frases agresivas, más odio. El círculo creció. La indignación era unánime en la media”. Desde estas primeras líneas, “Los Jefes” puede leerse como una reflexión del componente irracional de la idea de pueblo que no se integra únicamente alrededor de peticiones concretas que todos comparten, sino que también integra emociones y afectos de rabia, odio e indignación que explican las complejidades del poder popular.

Emociones, liderazgo y fracaso de la movilización

La otra reflexión del cuento es una crítica contra la simple dicotomía entre ciudadanos y autoridades (o entre gobernantes y gobernados) como antagonismo que explica buena parte de las ideas de soberanía popular en el constitucionalismo. Incluso pensando en la formación de una voluntad popular, las dificultades de las movilizaciones desde abajo es que tienen que lidiar con múltiples voces sin silenciarlas y caer en las prácticas autoritarias a las cuales se están oponiendo.

En un momento del cuento, los diferentes jefes de la movilización estudiantil pelean por determinar quién debe llevar la voz de los estudiantes. El narrador le pide a Lu, uno de los líderes, que lo deje hablar. Pero Lu no lo deja respondiéndole agresivamente. El narrador, entonces, llama a otro de los miembros de su grupo, Javier, con el fin de no dejar hablar a Lu: “Vi a Javier enlazar velozmente a Lu de las rodillas, y alzar su rostro y desafiarlo con sus ojos que hería el sol salvajemente”. El narrador le grita a Javier que no le pegue a Lu. Si bien en este momento logra detener la violencia entre los estudiantes, hacia el final del cuento la agresión física no da tregua: al fracasar la huelga, las tensiones entre los grupos de estudiantes, entre sus jefes, estallan y Lu agrede al narrador: “Recibí en el pecho el impacto [con un garrote] y me tambaleé”. El cuento termina con una especie de moraleja irónica llamando a que no se peleen y a que permanezcan unidos, cuando todo ha fracasado, mostrando que es más sencillo imaginar la unión de la voluntad que materializarla en la realidad.

Los límites del pueblo como unidad política

La complejidad que muestra esta lectura de “Los Jefes” apunta a que la riqueza de una obra como la de Vargas Llosa radica en interrogar las complejidades y preguntas difíciles que nos siguen interpelando. Desde la perspectiva del derecho constitucional, ¿qué significan las ideas de pueblo, soberanía popular y poder constituyente? ¿Cuáles son las dificultades de imaginarnos que la autoridad y la organización del poder descansan sobre la idea de que son el producto de la formación de una voluntad popular? ¿Es esta algo más que un relato o un supuesto que tenemos que aceptar o considerar válido para el funcionamiento de nuestros estados de derecho?

La pregunta no es solo teórica puesto que América Latina ha tenido en el populismo una de las cuestiones más relevantes en su formación política después de mediados del siglo pasado. La reflexión propuesta desde esta lectura de “Los Jefes” nos ayuda a plantearnos una ciudadanía crítica que no sólo cuestione las decisiones políticas puntuales de los líderes de turno, sino que problematice y complejice los supuestos e imaginarios sobre los que operan estos últimos.

(*) Profesor Asociado de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes. Interesado en temas de derechos humanos, historia y teoría del derecho, derecho y literatura y derecho constitucional.

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