El 25 de marzo de 2025, es decir, 18 días antes del fallecimiento de Mario Vargas Llosa (VLL), salió a la venta el último libro de Alonso Cueto cuyo título le da vida a esta columna. Se trata, como se lee en su contratapa, de un homenaje a VLL y a su impacto en la literatura y la identidad latinoamericanas.
En este ensayo literario de 140 páginas, estructurado en 6 capítulos, el autor aborda los rasgos esenciales en la escritura del nobel peruano: la totalidad novelesca en constante transformación, la teología del poder, la aventura subversiva, la travesía utópica, las búsquedas morales y existenciales, la influencia de la literatura francesa, el idealismo quijotesco y las técnicas narrativas que dan forma a sus mundos ficcionales, como se reseña en la presentación del libro.
Al respecto, como fiel lector y admirador del “universo vargasllosiano”, en esta columna vamos a compartir algunos de los apuntes que el autor expone -con soberbia maestría, dicho sea de paso- sobre la obra de uno de los escritores más importantes de nuestro tiempo, pero centrando nuestra atención en 8 grandes tópicos.
- Sobre la gran lección de VLL
El autor señala lo siguiente: “Por ese entonces, yo absorbía los libros de Dostoievski y la literatura francesa y todavía creía que las grandes historias solo podían ocurrir en París o en San Petersburgo. Lo primero que aprendimos en esa etapa escolar con las novelas de VLL fue que las grandes historias, los grandes personajes, las grandes escenas pueden ocurrir en cualquier lugar y en cualquier época. Los jóvenes desesperados y vulnerables de La ciudad y los perros (Seix Barral, 1963), los personajes que fundan espacios en selvas, ríos y desiertos de La casa verde (Seix Barral 1966), y las preguntas infinitas de Zavalita mientras recuerda su vida en Conversación en la Catedral (Seix Barral, 1969) poblaron mi imaginación en esos años. Me di cuenta rápidamente de que todos esos escenarios, incluyendo la ciudad de Lima, podían albergar historias esenciales que definen las soledades y las búsquedas de los seres humanos, con un lenguaje que potencia al máximo sus retratos en movimiento”.
- Sobre la realidad en la obra de VLL
El autor afirma lo siguiente: “La realidad física en la que se apoya es inseparable de la visión del historiador, del geógrafo y del antropólogo, del explorador de las dinámicas sociales y políticas. Sus novelas son por eso resultado de la invención de la fantasía y, al mismo tiempo, del rigor de la investigación. Creaciones libres, pero también, a su manera, textos testimoniales de una época, de un escenario natural, de un episodio o de una cultura. No es casual que, para registrar esta hazaña en pos de lo diverso, VLL haya abrazado todos los lenguajes, todos los géneros y todas las perspectivas. Ha escrito novelas históricas, sociales, políticas, de amor, de crímenes y detectives. Sísifo de la totalidad, cada novela es la nueva construcción de un universo”.
- Sobre la influencia del padre de VLL en su imaginación
El autor refiere lo siguiente: “La figura paterna va a potenciar su imaginación de figuras poderosas e intrusas. Allí están los dictadores y los patriarcas, las leyes violentas en todas sus novelas. Son personajes duros y autoritarios pero que, como Trujillo, se deterioran y son finalmente destruidos. Esta recreación del poder y de su destrucción es consustancial a su literatura, como un vehículo de reconstitución y venganza frente al poder. La vida del poderoso va a tener un fin en las ficciones que origina. Es el fin que escenifica como una venganza, en contra del padre. El movimiento en la biografía de VLL va a continuar. Desde el descubrimiento del padre, viviendo ya en Lima, él y su madre van a mudarse por diferentes casas de la ciudad. Esas mudanzas, marcadas por las peleas y reconciliaciones, aumentan la sensación de una realidad inestable y errática. El único punto de apoyo (para VLL) es la imaginación”.
- Sobre los contextos múltiples creador por VLL
El autor señala lo siguiente: “VLL puede ser definido como un explorador de la abundancia. No solo sus personajes son múltiples y cambiantes. También lo son los contextos en los que viven. Los escenarios de sus personajes pueden estar atravesados por el sol ardiente de Piura o por el río y la vegetación de Santa María de Nieva, por los cielos de los sertones o por las noches húmedas como la del juego de dados en La ciudad y los Perros (Seix Barral, 1963) o la del mar nocturno que mira el coronel Mindreau antes de dispararse pensando en su hija Alicia, en ¿Quién mató a Palomino Molero? (Seix Barral, 1986). Así como comparecen todas las almas y los cuerpos en su obra, también brillan todas las geografías naturales o urbanas. Tanto la selva y el desierto en La casa verde (Seix Barral, 1966), como la ciudad en Conversación en la Catedral (Seix Barral, 1969) o como los sertones en La guerra del fin del mundo (Seix Barral, 1981) tienen un papel activo en las historias. Mucho de los inicios de las novelas plantean la premisa de esta relación entre individuos vulnerables y entornos masivos”.
Sobre este punto, el autor precisa los siguiente: “Calles, selvas, cuadras, cantinas, ciudades. Esta relación entre el personaje y su ámbito físico, de raigambre romántica, es constante en la obra de VLL. Solo en la noche húmeda y nebulosa de La Perla podría suceder la primera escena de La ciudad y los perros (Seix Barral, 1963) que paraliza de miedo a Cava y señala el poder del Jaguar. Solo en esa caótica, destrozada, precaria ciudad de Lima por la que camina Santiago Zavala podría haber ocurrido la pregunta con la que se inicia la novela y que da curso a esa historia en la que se enlazan los secretos de don Fermín, las intimidades de Queca, las noches sórdidas de Cayo, las dudas existenciales de Santiago y las modestas peripecias de Ambrosio”.
- Sobre los personajes creador por VLL
El autor afirma lo siguiente: “El personaje de VLL es un ser solitario, acosado por el ambiente, que debe idear un camino propio. Se trata de víctimas solitarias que tienen que inventar un lugar en el mundo desde el cual puedan sostenerse. Allí están los casos de Santiago Zavala, Urania Cabral o Alberto Fernández. Para lograrlo, deben explorar sus límites de su conducta. Las obsesiones, los fanatismos, llevan a estos personajes, y a otros -como la niña mala o Aldo Brunelli-, a seguir sus manías y sueños construyendo delirios organizados que los aíslan. En esos extremos de la conciencia y de las acciones, cuentan con las palabras”.
En esa línea, el autor añade lo siguiente: “Padre o hijo, en la ciudad, en la selva o en el desierto, la lucha del rebelde es el motor de las narraciones de VLL. Es el hilo conductor que sostiene su existencia. Sus historias muestran la épica de los luchadores: Zavalita contra su padre y contra el gobierno; Alberto contra el Jaguar y las autoridades del colegio; los conspiradores contra las fuerzas de Trujillo; Gaugin y Flora Tristán contra las convenciones sociales y estéticas de su tiempo; la niña mala contra sus orígenes familiares de pobreza en Lima. La identidad de los personajes se define en su relación con la lucha. Son quienes son en el ejercicio de su libertad”, como también lo ha descrito el propio VLL.
- Sobre el quijotismo vargasllosiano
El autor refiere lo siguiente: “La diversidad de personajes de muchas zonas de sus países en las obras de ambos autores (Cervantes y VLL), está combinada con la variedad de perspectivas. Un punto común es la relatividad de la verdad y el perspectivismo que se desprende de sus novelas. Don Quijote bautiza la realidad. Nombra una bacía con el yelmo de Mambrino. Llama gigantes a los molinos. Pantaleón llama visitadoras a las prostitutas. El grupo de Josefino y Lituma se hace llamar los inconquistables. En ambos escritores hay un universo polifónico, que sirve de base a la idea de la novela como un espacio de puntos de vista y perspectivas en torno a la realidad. La idea de la novela total en VLL se disuelve en una dirección plural: infinidad de voces y miradas”.
- Sobre la lucha por el poder en la obra de VLL
El autor señala lo siguiente: “Si el poder es monolítico, la realidad debe ser diversa. La diversidad es la venganza del rebelde frente al monoteísmo del poder: una respuesta al autoritarismo. En este mundo de la variedad y el movimiento creado por VLL, la convivencia de personajes tan disímiles no puede ser pacífica. Hay una marca agónica entre ellos. La diversidad, la totalidad, la abundancia son inseparables de otro rasgo esencial en la obra de VLL. Se trata del papel que cumple el poder en las vidas de sus personajes”.
- Sobre las técnicas narrativas de VLL
El autor afirma lo siguiente: “Tanto la narración geográfica como los vasos comunicantes, las enumeraciones aliterativas y los monólogos interiores están siempre al servicio de la historia contada y, por lo tanto, de la construcción de los personajes. Las técnicas narrativas son un modo de enriquecer la humanidad esencial y desesperada de los protagonistas de la historia. Esta humanidad vulnerable es el punto central de las novelas de VLL”.
Apunte final
A la luz de lo expuesto, creemos que la obra de VLL será eterna, pues como bien lo expone Alonso Cueto, en el diseño y la profundización de sus personajes reside la vigencia de las novelas del nobel peruano: “Alberto, Zavala, Pantaleón, Urania son seres trágicos y complejos, colmados de tormentas interiores y, al mismo tiempo, dispuestos a la acción”. Todos estos personajes serán, en palabras del autor, “los que se queden conversando (por siempre) con sus lectores”. Por supuesto, yo, como fiel lector y admirador del “universo vargasllosiano, espero que así sea, y que los personajes a los cuales VLL les dio vida superen las barreras del tiempo y espacio.