Artículos de Opinión

Don Alejandro Silva Bascuñán.

A los 102 años de edad –el 11 de septiembre recién pasado– acaba de dejarnos el Prof. Don Alejandro Silva Bascuñán, mentor y primera figura del Derecho Constitucional chileno desde el s. XX.Profesó su especialidad en las dos mayores Universidades del pasado siglo: la Pontificia U. Católica de Chile y la Universidad de Chile.  Fue  […]

A los 102 años de edad –el 11 de septiembre recién pasado– acaba de dejarnos el Prof. Don Alejandro Silva Bascuñán, mentor y primera figura del Derecho Constitucional chileno desde el s. XX.
Profesó su especialidad en las dos mayores Universidades del pasado siglo: la Pontificia U. Católica de Chile y la Universidad de Chile.  Fue  un católico militante de los que dan testimonio de su fe doquiera que se encuentren.  En su primera clase en la U. de Chile –arquetipo del laicismo– dijo a sus alumnos: “Yo siempre comienzo mis clases con una oración. Los que quieran, pueden acompañarme”. Dijo su oración y comenzó la clase ante un curso atónito que, por primera vez, asistía a una clase precedida de una oración.
Don Alejandro no sólo fue un gran maestro y así lo testimonian los grados de Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa, las más altas distinciones que otorga la Universidad Católica. Fue un estudioso del derecho político y allí están sus numerosas publicaciones entre las que destacan sus dos Tratados de Derecho Constitucional, el primero escrito en 1963 y el último de los cuales alcanzó 13 tomos, no alcanzando a terminarlo. Fue fundador de la Falange Nacional, precursora de la actual Democracia Cristiana. Fue Presidente del Colegio de Abogados de Chile en los aciagos tiempos del régimen militar. Fue miembro de la Comisión Ortúzar, que inició a fines de 1973 el estudio de la Constitución que nos rige, Comisión a la que renunció en 1977 por desacuerdos con la Junta de Gobierno; a raíz de lo cual, en unión con otros destacados juristas formó el Grupo de los 24, el que estudió un proyecto alternativo de Constitución para el Chile democrático.  Fue miembro de la Comisión Justicia y Paz.  Y también ejerció el cargo de Abogado Integrante de la Excma. Corte Suprema, que le rindió homenaje al cumplir 100 años de edad.   
Por sus méritos académicos y su participación en la Acción Católica, fue condecorado por el Papa Paulo VI con la Orden de San Silvestre y también recibió del Rey de España, don Juan Carlos I, la Cruz de Oficial de la Orden de Isabel La Católica.
Bajo su alero se formaron distinguidos Ministros de Estado, Congresales, Magistrados de la Corte Suprema, dos Presidentes del Tribunal Constitucional y una pléyade de profesores que tuvimos el privilegio de disfrutar de su sabiduría y de su amistad.  
La Asociación Chilena de Derecho Constitucional elaboró una obra colectiva en su homenaje, titulada “Congreso Nacional”, editada este año por la Editorial Jurídica de Chile.
En nuestro medio recibió el  título de Profesor Honorario de la Universidad de Valparaíso y también el homenaje de la Pontificia Universidad Católica de nuestra ciudad. 
Don Alejandro fue siempre reconocido como un destacado constitucionalista.  Pero fue mucho más que eso: fue un gran humanista, que irradiaba bondad y que supo interesarse por todo aquello que concierne al ser humano.   Los que apreciamos su valer llevaremos siempre su recuerdo no sólo en la memoria sino también muy adentro del corazón (Valparaíso, 13 septiembre 2013)

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