Artículos de Opinión

Qué pasó en Chile según las ciencias del comportamiento.

Como país tenemos todavía la oportunidad de alcanzar una gran prosperidad económica si logramos establecer una justicia distributiva que sería la base de la paz social.

Lo que sigue es el comentario de un análisis que –con este título– realizó el chileno Francisco Armanet, MBA en el Leadership Institute, quien comienza explicando que el referido Centro de Investigación tuvo el privilegio de entrevistar a 12 Ex Jefes de Estado que destacaron en materia de prosperidad económica y paz social, haciéndoles la siguiente pregunta:  ¿Si Ud. recibe un llamado de un Presidente recientemente electo, para pedirle un solo consejo sobre cómo gobernar bien su país, que le diría?

A esta pregunta, don Fernando H. Cardoso, Ex Presidente de Brasil, respondió:   “Asegurar la paz del país que es la base de la seguridad pública”.   

– ¿Por qué el Jefe del Estado chileno no pudo cumplir este mandato contenido en el párrafo final del  Art. 1° de nuestra Constitución?

La crisis social desatada el 18 de octubre de 2019 provocó 20 víctimas fatales,  700  funcionarios lesionados, 9 mil detenidos, 26 buses incendiados, 49 estaciones del Metro vandalizadas,  al 6 de noviembre de 2019.

¿De dónde provino tanta violencia, tanta exaltación y tan extendido malestar social instalado en Chile desde esa fecha?

La prestigiosa Revista “The Economist” señaló que durante el año 2006 el 10% del sector más rico en Chile ganaba 31 veces más que los chilenos que eran parte del 10% de las personas con los ingresos más pobres.  Y después de una década, esta diferencia subió a 39 veces en 2017.

Existe una percepción generalizada de que gran parte de  este aumento en la llamada desigualdad dura se ha producido de manera fraudulenta y proviene de conductas del sector más rico, lo que indignó a la población.  Como es el caso de la colusión entre gerentes, ejecutivos y propietarios de las empresas de productos de primera necesidad como son el papel higiénico, los productos farmacéuticos o los alimentos.

Los congresales en Chile, ganan más de 50 veces que las personas pertenecientes al segmento más pobre de la población. Estos últimos necesitan trabajar 4 años para ganar lo que un congresal percibe en un mes.   Lo mismo, pero en mayor proporción, ocurre con los pensionados y jubilados.

La rentabilidad de las grandes empresas y del monopolio de las A.F.P., que han obtenido una rentabilidad anual del 25% durante los últimos 10 años –no existiendo otra industria en el mundo que haya obtenido esta rentabilidad sostenida en el tiempo– son  sólo algunos ejemplos, pero hay muchos más, de lo que ha colaborado a aumentar la desigualdad ilegítima en Chile.

Richard Thaler, Premio Nobel de Economía del año 2017 y cultor de las ciencias del comportamiento, descubrió que la gente necesita percibir un mínimo de justicia en la distribución de los ingresos para que no estalle su descontento.

La desigualdad dura no es captada por el método GINI, pero sí por la investigación científica: recibir menos del 10%  de lo que perciben los mejor remunerados genera un malestar que llega a ser insufrible.  

Una mínima percepción de justicia en el reparto de la riqueza es necesaria para asegurar la paz, que es el requisito básico para garantizar la productividad y la prosperidad económica de un país.

En todos los eventos que han aumentado la desigualdad extrema  –sea de manera legítima o ilegítima–  han participado  Jefes  –empresarios, gerentes, dirigentes políticos,  ministros, subsecretarios, Jefes de Estado–  que han permitido por años las rentas o ganancias excesivas  de ciertas industrias  o  han sido protagonistas –durante los últimos 16 años– de su vergonzoso incremento. 

Si los Jefes hubiesen conocido la evidencia científica de que los seres humanos –ricos y pobres– tenemos una particular preferencia por un grado mínimo de justicia, que prevalece sobre la riqueza,  Chile no estaría en la actual situación caótica.  

Por lo cual, resulta indispensable que todo ministro, parlamentario, jefe de servicio, gerente, administrador de empresa, necesite recibir una formación derivada de las ciencias del comportamiento, lo que le ayudaría a  preocuparse por el bienestar de sus subordinados o dependientes.

Como país tenemos todavía la oportunidad de alcanzar una gran prosperidad económica  si logramos establecer una justicia distributiva que sería la base de la  paz social (Santiago, 18 enero 2020)

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