Artículos de Opinión

Sistema de Gobierno.

No participo de la idea de dar mayor poder a los partidos y su dirigencia política, radicando el centro del gobierno del país en el Congreso en desmedro del poder del Presidente de la República a quien se le relega a esa categoría de Jefe de Estado, precisamente para que no gobierne.

Las informaciones que surgen del interior de la Convención Constituyente y los discursos y declaraciones de varios constituyentes nos advierten que se busca modificar nuestro actual sistema de gobierno, que contiene elementos
presidencialistas y del régimen parlamentario, y sustituirlo por uno de claro corte parlamentarista.

“Menos poder al Presidente y más al Congreso” pareciera ser la consigna de varios convencionales de distintos sectores. Así:

(I) la convencionalista Patricia Politzer del grupo Independientes No Neutrales señala enfáticamente “debemos alejarnos de este sistema hiperpresidencialista que tenemos y acercarnos más al parlamentarismo”;

(II) por su parte el constitucionalista de Evopoli Hernán Larraín señala “el sistema político colapsó y frente a la ciudadanía dejó de darle respuestas a sus problemas”; y

(III) el convencional Faud Chaín (DC) devela directamente el propósito buscado “debemos avanzar hacia un sistema semi presidencial” ya que “le da más poder al Congreso”.

A las declaraciones de los constituyentes citados cabe señalar:

(I) obviamente, nuestro sistema de gobierno nada tiene de “hiperpresidencialista”, muy por el contrario consagra un adecuado equilibrio entre los poderes del Estado de naturaleza política (Presidente y Congreso), equilibrio institucional que ha dado estabilidad y gobernabilidad al país desde la Constitución de 1833 hasta nuestros días, ya que los colapsos – Revolución de 1891, aguda crisis política de los años 20 al 33 del siglo pasado, pronunciamiento militar de 1973 y actual desprestigio de la vida política- se debieron y deben a que los actores de la escena política, en sus respectivas épocas, no respetaron o directamente rompieron el orden institucional, o bien, como se aprecia hoy no han estado a la altura que tan noble actividad merece.

(II) (al constitucionalista de Evópoli hay que advertirle que no es el sistema político el que ha colapsado sino la actividad política, la que se ha desprestigiado por razones de todos conocidas y no ha sido capaz de dar respuestas a las necesidades ciudadanas y

(III) el comentario del representante DC devela el verdadero propósito buscado: más poder para los partidos y su dirigencia.

No participo de la idea de dar mayor poder a los partidos y su dirigencia política, radicando el centro del gobierno del país en el Congreso en desmedro del poder del Presidente de la República a quien se le relega a esa categoría de Jefe de Estado, precisamente para que no gobierne. En el sistema parlamentarista, que tanto entusiasma a los nóveles constituyentes, la elección del Poder Ejecutivo emana del Poder Legislativo (no de la ciudadanía) que entonces toma su control ya que lo mantiene o destituye según parezca a las mayorías que se arman y desarman en el Congreso a partir de los intereses políticos de los partidos, creando una permanente confrontación e inestabilidad política que tanto daño causa al normal funcionamiento y desarrollo de un país. Por otra parte, la fragmentación política a que conduce nuestro actual sistema electoral augura el peor de los escenarios para una viable gobernabilidad y el mezquino proceder mostrado por los dirigentes políticos de todos los partidos, que anteponen sus fines políticos a los grandes intereses nacionales, termina por cerrar un cuadro del mayor pesimismo.

El sistema presidencial en cambio, se encuentra profundamente arraigado en nuestra mejor tradición republicana y permite separar con claridad las funciones de los poderes del Estado, permitiendo al Presidente de la República formar Gobierno y administrar el país, mientras el Congreso ejerce la función legislativa y como contrapeso al Ejecutivo la fiscalizadora, sin tener facultades de gobernanza.

La cuestión planteada resulta de la mayor trascendencia ya que refiere a un aspecto fundamental de la organización y estructura política futura de nuestro país de la que dependerá su gobernabilidad y por ende su desarrollo. En esto no cabe equivocarse, ya que un sistema de gobierno mal diseñado acarrea la ruina de un país. (Santiago, 28 octubre 2021)

Página Editorial del sitio Web Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas”

 

Agregue su comentario

Agregue su Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *