Las obras clásicas del autor crítico indio-británico Eric Arthur Blair, más conocido como George Orwell, se fundamentan en metáforas que reflejan el control que los regímenes autoritarios ejercen sobre la sociedad.
1984 y la Granja de los Cerdos es, sin duda, su novela más famosa. En esta obra se retrata el control mental, la vigilancia constante, el miedo a ser visto como opositor al régimen, la desconfianza y la división entre las personas, la represión de la disidencia, la anulación de la individualidad que es reemplazada por una colectividad impuesta, así como el control y la manipulación de la información y el adoctrinamiento. También se manifiesta la lealtad hacia el opresor, impulsada por el temor.
Hay que resaltar de manera muy enfática, el culto a la personalidad, a la imagen y la omnipresencia del Gran Hermano, este es considerado por estas tendencias autoritarias, un mesías ejemplar, aleccionador, que todo lo puede, todo lo sabe y todo lo ve. Es un ser incuestionable y perfecto, a quien se le debe de alguna manera adorar, admirar y obedecer. Está en todas partes, todo y todos, se deben a él, quien tiene la potestad de invadir incluso hasta la privacidad de las personas.
Rebelión en la Granja, es considerada su segunda obra más importante. También se basa en el poder político en manos de quienes se presentan como salvadores y garantes de la justicia, incorruptibles, defensores de los oprimidos y luchadores por la igualdad. Es el retrato de un mundo con una sátira, donde metafóricamente los animales buscan rebelarse y tomar el control para sustituir a los humanos; el Viejo Mayor, es un jabalí que es el artífice y promotor de ideas de libertad, de la igualdad y de la lucha contra los humanos opresores que mantiene esclavizados a los animales trabajando mientras este sin ningún esfuerzo, solo consume lo que ellos producen, y es el causante y responsables de todos los males. Debido a esto, hay que derrocarlo y tomar el control de la granja, para vivir en igualdad y sin ser oprimidos. A pesar de que el Viejo Mayor muere, su legado perdura y siguen su causa para tomar la propiedad, establecer su propio gobierno, erradicar la explotación, porque “todos los animales son iguales”.
El contexto del análisis del autor, no está referido a profundizar en estas obras de imprescindible estudio en lo filosófico, en lo jurídico y en lo político, si no. Sobre la realidad aplicada a América Latina, donde el modelo a seguir para quienes son representados en las obras de Orwell, es, el fracasado autoritarismo soviético, siendo este exportado en su momento y actualmente importado valgan los términos, a América por sus seguidores, quienes pasan este adoctrinamiento y fanatismo de generación en generación.
El Viejo Mayor, simboliza a los impulsores y a los líderes de estos ideales, que, debido a sus propios fracasos, son relegados al olvido, pero vuelven a ser reivindicados por el sesgo de sus seguidores. Estos últimos, persisten en la búsqueda de resultados diferentes y un mundo mejor, repitiendo siempre las mismas acciones que no les han dado los resultados esperados y prometidos. En otras palabras, persiguen la justicia, la igualdad y la lucha de clases, aferrándose a un supuesto nuevo modelo político, aplicando los antiguos enfoques con los que no lograron salir adelante.
Los animales terminan siendo iguales o peor en el poder que sus criticados adversarios, apreciándose con ello, que la corrupción, el abuso de poder, la explotación, el aprovechamiento para el enriquecimiento, y la desigualdad, no son el resultado de un grupo de personas en específico, sino, de quienes lo hagan, es decir. Todo el que explote es explotador, todo el que se corrompe es corrupto, no hay corruptos bueno y corruptos malos, todo el que esté en una posición por encima de los demás, es desigual a los otros, sin importar si son los cerdos o los humanos.
Las novelas de Orwell son una realidad en América Latina
El Gran Hermano, está representado en cada país de Latinoamérica, donde los promotores de la igualdad y luchadores contra la opresión, pretenden estar sujetos a él, y someter a todos los demás a su autoridad única e incuestionable, a quien consideran incuestionable, irremplazable, perfecto, incorruptible, alguien a quien idolatrar, admirar y endiosar. Este mesías, es el único que debe tener el poder, y el control de la información, las libertades, y absolutamente de todo y de todos, en caso contrario, quien no esté de acuerdo es un enemigo que debe ser sancionado severamente.
En el siglo XXI en América Latina, tanto los jóvenes como los no tan jóvenes continúan buscando la forma de llevar a todas las sociedades hacia las narrativas de Orwell. Están aferrados a la idolatría hacia sus líderes y «hermanos mayores», resultado del culto a la personalidad que se les ha impuesto, y se ven influenciados por la doctrina del Viejo Mayor, pasada de generación en generación. Es bien sabido que se sostiene una supuesta lucha contra la desigualdad, tratando de eliminar los sistemas económicos que generan tres clases sociales (desigualdad), para imponer un modelo en el que “todos sean pobres pero iguales”.
Hay países e islas tomados por el “Hermano Mayor” y por los cerdos en Latinoamérica, donde el ideal único y permitido es el del Viejo Mayor, estas ideologías además de fracasadas e improductivas, quedaron obsoletas en la modernidad.
Al igual que en las obras de Orwell. En estos países hay control, persecución, desinformación, injusticias, más corrupción y más desigualdad, que en los gobernados por los humanos.
Armando Dorante