Entrevista

Ex Convención Constitucional.

Javier Pineda Olcay, asesor durante la Convención, coordinador Movimientos Sociales Constituyentes: «Todas las fuerza políticas y sociales fallamos en el despliegue territorial y eso da cuenta del resultado».

Pineda asegura que «las constituyentes de MSC tenían un nivel de cohesión que incluso era mayor al que tenían los partidos políticos, votaban prácticamente igual, y eso respondía al programa común que defendíamos y al debate colectivo que se daba al interior». Agrega que no están dispuestos a apoyar cualquier resultado sólo por el objetivo de tener una nueva constitución, una que consagre el neoliberalismo, una democracia restringida no es ningún avance.

15 de febrero de 2023

Por Lukas Leyton, Universidad de Chile

Los hechos de octubre del 2019 marcaron irremediablemente un antes y un después en el desarrollo de las dinámicas que estábamos viviendo como país, tanto en el ámbito político como en el social. Este hito significó la manifestación de un serio cuestionamiento a las instituciones partidistas que por décadas dominaron la política nacional, así como a las lógicas y dinámicas a las que estas se aferraban, decantando décadas de críticas en este momento particular. De esta forma, el llamado proceso constituyente al que da lugar el histórico (y también polémico) acuerdo del 15 de noviembre no sólo debió albergar las expectativas de dar lugar a un nuevo texto constitucional, sino que también debió ser el espacio en el que germinaran nuevas voces en el escenario político, voces que, si bien siempre existieron latentes en nuestro país, por primera vez aparecían capaces de disputar el poder a los grandes partidos políticos: Los independientes.

Sin embargo, “independiente” es un concepto excesivamente amplio y que tampoco da cuenta de la verdadera complejidad del enorme tejido de movimientos y organizaciones que se encuentran detrás. Hoy nos enfocaremos en la Coordinadora de Movimientos Sociales, conocidos como Movimientos Sociales Constituyentes (MSC) durante el funcionamiento de la convención, un grupo especialmente distintivo, no sólo por haber logrado agrupar una bancada de 12 convencionales de todo Chile (la mayoría mujeres) sino que por la hazaña de haber conseguido nada menos que la presidencia de la convención a través de María Elisa Quinteros.

Actualmente, el escenario político es bastante diferente al que viera nacer a esta organización. La propuesta de nueva constitución fue rechazada el 4 de septiembre y luego de varios meses, pareciéramos encontrarnos ad portas de un nuevo proceso constituyente, uno cuyo proceso de negociación tampoco ha estado exento de polémica siendo bombardeado por críticas incluso de los sectores que más férreamente defendían una nueva constitución. Hoy entrevistamos a Javier Pineda Olcay, egresado de la facultad de derecho de la Universidad de Chile, asesor durante la Convención y actualmente coordinador metropolitano de la Coordinadora de Movimientos Sociales (espacio que integra a través de la Defensoría popular de las comunidades), quien nos dará su punto de vista no sólo sobre lo que fue la convención constitucional, sino que también sobre este nuevo proceso que busca responder a las demandas por una nueva constitución.

¿Cómo fue la labor de MSC dentro de la convención? ¿Cómo fue participar en un entorno poblado por otras fuerzas políticas que tienen ya un aparataje tremendo detrás?

Nuestra historia como MSC se remonta al trabajo y articulación que hemos tenido históricamente, teniendo como el hito más próximo una articulación a través de lo que fue unidad social, que cobró relevancia para la revuelta de Octubre del año 2019 donde varias de las organizaciones que constituimos MSC tuvimos un primer punto de encuentro en ese espacio, pero a nivel regional también habían distintas articulaciones que luego se vieron reflejadas en listas de independientes del movimiento social, que fue una apuesta distinta a lo que era la lista del pueblo o aquellas candidaturas del movimiento social que compitieron a través de cupos de partidos políticos.

Entonces hubo un primer acto de reconocimiento de esas listas de los movimientos sociales, que disputamos en 15 distritos, y luego 6 compañeras resultaron electas, pero rápidamente al interior de la CC se dio también un nuevo acto de autorreconocimiento en torno a identificar a otras personas que, no compitiendo dentro del núcleo de listas de movimientos sociales, también provenían de movimientos sociales y eso permitió que el grupo se consolidara en torno a 12 constituyentes, la mayoría de ellas mujeres (10 mujeres y 2 hombres) y de distintas regiones.

De hecho había una por región salvo en la de Valparaíso que teníamos presencia con 2 compañeras en el distrito 6, así que esa fue la articulación que da origen a un colectivo político social en el cual estaban involucrados los equipos que participábamos dentro de la convención constitucional como también las organizaciones sociales que soportaban este trabajo, sobre todo a nivel territorial por fuera del edificio de la CC. Eso nos permitió ir consolidando una apuesta programática común que era lo que nos unía, un programa que levantamos y que creemos se tradujo en gran parte en lo que fue el proyecto de nueva constitución, una forma de trabajo a nivel territorial importante también que nos permitió darnos ese autorreconocimiento y luego esta forma orgánica más propia del trabajo al interior de la convención constitucional que es la que nos permitió desplegarnos al interior de las comisiones, incluso nuestra compañera María Elisa Quinteros fue presidenta de la CC. Hubo varias compañeras que dirigieron distintas comisiones funcionales y temáticas, y también fue la forma orgánica con la cual nos relacionamos con las otras colectividades al interior de la convención.

Sobre este mismo punto. Considerando que lo que ustedes hicieron dentro de la convención fue un hito, una forma en la que gente independiente que no pertenecía a una institucionalidad política fue capaz de hacerse parte de la convención en un bloque, lo que también les dio una gran incidencia que se manifiesta en su llegada a la presidencia de la convención. Esta nueva forma de organización, ¿dio lugar a roces, choques o conflictos con las otras fuerzas más tradicionales de organización políticas?

Nosotros entendemos que lo independiente es en realidad una descripción más legal en torno a que no tenemos militancia en un partido político legal, esa era la definición de independiente, pero nosotros no hacíamos una apología de la independencia, porque entendíamos que nuestro vínculo radicaba en los movimientos sociales, y siempre hablamos desde el lugar de nuestra identidad y reconocíamos que había una dimensión política, que sobre todo se expresa en la política institucional, y por otro lado también una dimensión política que se juega más en el campo de lo social, de la capacidad de movilización e incluso las formas de construcción de programa y de propuestas.

En este caso, para la convención, por lo cual para nosotros no fue difícil dialogar con los partidos políticos, pero sí yo creo que algo que nos caracterizó fue que nosotros defendíamos nuestro programa, y eso fue la base sobre la cual dialogábamos, y en eso teníamos una apertura hacia todas las colectividades, tanto de otros independientes como también de los partidos políticos legales, pero dialogábamos en torno a propuestas y eso facilitaba bastante el debate, porque no daba lugar a pequeñas triquiñuelas en torno a la distribución del poder sino a posicionar claramente cuáles eran las formas políticas que íbamos a disputar en las distintas comisiones y eso generaba algún grado de confianza en torno a lo que nosotros planteábamos y eso también nos permitió algo que demostró el trabajo de la plataforma “Telar”, que las constituyentes de MSC tenían un nivel de cohesión que incluso era mayor al que tenían los partidos políticos, incluyendo al partido comunista, entonces las personas de MSC votaban prácticamente igual en todas las votaciones, y eso respondía al programa común que defendíamos y al debate colectivo que se daba al interior.

Yo creo que esas no son características sólo propias de nosotros, algunas de esas se daban en los partidos, otras en las colectividades de independientes, pero sí es algo que nos permitió tener bastante seriedad al momento de enfrentar las discusiones y que también rompe un poco este paradigma de que “después de la guerra son todos generales” de decir que el problema acá fueron los independientes cuando en realidad las fuerzas independientes logramos un nivel de cohesión bastante alta que muchas veces fue mayor a la que representaban los partidos políticos al interior de la convención

Avanzando un poco más en la historia, llega el 4 de julio del 2022, se termina el trabajo de la convención y se entrega el borrador y llega el gran desafío del plebiscito. Sobre este proceso, ¿cómo se organizaron en torno a la campaña para el apruebo? Y, ¿cómo fue la relación con los otros partidos y movimientos que también iban por el apruebo?

Una de las premisas bajo la cual hemos ido construyendo es respetar la autonomía de esas organizaciones que componen el espacio, en ese momento de MSC, y que fue un instrumento que sirvió para el trabajo de la convención. Así como en la primera etapa configuramos listas a nivel territorial por distrito, luego MSC para la época de campaña pasamos a conformar el comando de los movimientos sociales, y acá también se produce una ampliación de nuestro trabajo donde se incorporan sobre todo organizaciones sociales que venían trabajando con compañeros y compañeras de Pueblo Constituyente, incluso algunos de la Coordinadora Plurinacional y también organizaciones sociales que no habían tenido vínculo con nosotros de forma orgánica a través de MSC.

Entonces la forma en la que nos estructuramos fue levantar comandos a nivel regional, donde habían delegadas y delegados encargados del despliegue, pero sobre todo bastante autogestionado en cada uno de los territorios. Lo que tratamos de hacer fue suplir con gráficas a libre disposición, incluso esas banderas que se vendían en la calle con el apruebo en forma de corazón fue parte del kit gráfico que generamos del comando de MS y que quedó a libertad de quien quisiera hacer campaña, que eso es algo que también nos caracterizó como forma de comando, pero por otro lado también tratamos de centralizar algunas tareas levantando comandos comunales, regionales y una coordinación de carácter nacional donde a mi me tocó ser delegado ante el SERVEL del comando, y donde también teníamos las principales organizaciones como el colegio de profesoras y profesoras, MODATIMA, organizaciones feministas como la  coordinadora 8M, también tratamos de hacer un despliegue estudiantil, pero por sobre todo territorial y ese fue el trabajo que nos abocamos durante los 2 meses de campaña y esa fue la forma también en la cual dialogamos con las otras fuerzas del apruebo.

Nosotros intentamos posicionar un discurso en la cual planteamos la necesidad de aprobar el proyecto constitucional porque creíamos en el contenido del mismo, no éramos de esa línea de “aprobar para mejorar”, aunque, por cierto, todo proyecto se puede mejorar, pero no en esa mejora que en realidad era volver un poco más a lo que está actualmente en la constitución. Para nosotros si es que se mejoraba el proyecto constitucional era para profundizar en la línea de avances sociales y ese relato lo instalamos de nuestro comando, pero eso no impidió que coordináramos con las distintas fuerzas, sobre todo nos coordinamos bastante para 2 tipos de actividades: uno, los hitos de cierre, donde tratamos que fueran hitos absolutamente masivos, sobre todo en las capitales regionales y creemos que eso funcionó relativamente bien más allá del resultado electoral, por ejemplo en el acto central con todos los comandos, en la alameda, logramos congregar más de medio millón de personas, en un gesto de unidad donde nos juntamos con fuerzas con las cuales teníamos bastantes diferencias, pero entendíamos que había un bien superior que era que triunfara el apruebo; y luego también nos coordinamos para el trabajo de apoderadas y apoderados de mesa, donde también entendíamos que era necesario cubrir cada una de las mesas del país y eso implicaba poner a disposición a todas nuestras personas militantes de las organizaciones sociales y políticas que trabajaran en el comando de movimientos sociales y eso también se logró de alguna forma, y esa fue la forma en que dialogamos con los distintos comandos que luego fueron tendiendo a converger al final de la campaña.

Ustedes como movimientos sociales han tenido un enfoque muy de territorialidad y muy descentralizado. Sobre esto y vinculado a la campaña ¿Cree que pudo haber existido una falencia en el sentido de que estuvo todo más concentrado en la capital o en los núcleos urbanos más grandes? Porque es algo que se le ha criticado mucho a la política y en particular a los movimientos más progresistas el hecho de encerrarse ¿Hubo ahí algún tipo de conversaciones o crítica desde esa otra vereda de los comandos del apruebo?

Algo que pudimos constatar durante el despliegue de la campaña fue que faltó priorizar el trabajo territorial por sobre el trabajo mediático, entonces creo que algunos comandos, sobre todos los que tenían mayor capacidad e infraestructura, partieron muy tarde el trabajo territorial del puerta a puerta a pesar de contar con una mayor cantidad de recursos que la que contábamos nosotros, entonces hubo un momento al comienzo de la campaña en que el principal material gráfico era nuestro a pesar de que no teníamos muchos recursos para la impresión de los mismos, cuestión que se fue subsanando al final de la campaña, pero creemos que podría haberse realizado mucho antes el despliegue territorial y eso da cuenta también como tú mencionabas algunos grados de centralización excesiva que existe, desde la impresión del material a la toma de decisiones, que limitó un poco un fenómeno que se vio en la primera campaña del apruebo que fue la autogestión, donde grupos de personas se organizaban para hacer campaña con papelógrafo, trataban de imprimir artesanalmente.

Creemos que esa potencia no se vio en la campaña de salida, pero ese fue un déficit de todos los comandos, tampoco diría que el nuestro fue el único que se desplegó a nivel territorial. Sí lo teníamos como una prioridad, pero creo que todas las fuerza políticas y sociales fallamos en el despliegue territorial y eso da cuenta del resultado. Si hubiésemos estado en cada lugar quizás el resultado hubiese sido distinto porque para votar rechazo era suficiente ver la tele y ver lo que transmitían las principales figuras mediáticas y las principales páginas digitales inclusive, mientras que para votar apruebo a lo menos se requería una comprensión un poco más del proceso. Yo no quiero decir que el voto del rechazo era un voto no inteligente o no informado, sino que también era necesario disputar más allá de los medios, que no los controlábamos, y esa disputa sólo las podíamos hacer en los territorios, en los puerta a puerta y ahí claramente por los resultados nos faltó.

¿Qué autocrítica se hacen también desde los movimientos sociales? Considerando no sólo el resultado, sino que fue una diferencia bastante extensa.

Yo diría que hay varios factores que terminan arrojando el resultado que tuvimos, y obviamente hay algunos en los que tenemos algún mayor grado de responsabilidad y otros en los cuales, más allá de identificarlos oportunamente, no era mucho lo que podíamos hacer para un resultando distinto. Entonces mencionando algunos de los factores que influyeron: Yo diría uno estructural fue el acuerdo por la paz y la nueva constitución que generó un cierto marco en el que se desarrolla la CC y uno, por ejemplo, es la continuidad de Sebastián Piñera como presidente y como el responsable de garantizar el proceso en los primeros meses y eso ¿En qué se tradujo? En un ataque sistemático del gobierno a la CC, a todo lo que hacía, a la cantidad de recursos desplegados; o sea, si vemos la cantidad de recursos que van a tener estos 50 expertos es mucho mayor al de la CC, entonces vemos que cuando se trataba de la convención era gastar plata y “desperdiciar” plata, en cambio ahora van a tener expertos, comisión de admisibilidad y asignaciones mayores para las personas que sean electas en el consejo constitucional, ese es un punto estructural.

Lo otro es el manejo de medios también y los recursos para comunicaciones, por ejemplo, el evento de instalación de la convención valía lo mismo que el presupuesto que tenía la convención para realizar avisaje mediático entonces ahí también había una falla estructural donde no teníamos los medios y donde los medios tampoco estuvieron a disposición. En algún momento se planteó, por ejemplo, contar con un canal público o que TVN pudiera transmitir alguno de los debates que se daban al interior de la CC. Todo ello no lo conseguimos y creo que ahí hay un primer factor, el rol del gobierno en boicotear activamente el proceso a tal nivel que las primeras semanas ni siquiera contábamos con un lugar donde sesionar.

Una segunda crítica o un segundo factor que impactó el proceso fue la campaña de desinformación masiva que realizó la derecha. Yo diría los temas más sensibles para la población, en materia de vivienda y el derecho a la casa propia, en materia de expropiabilidad de los fondos de pensiones, la falta de libertad para elegir la educación de los hijos o hijas, o la falta de elegir la institución de salud donde atenderse, que fueron los temas que más golpearon, y que incluso uno en la CADEM puede mostrar que cuando se aprobaron las normas relacionadas a los derechos sociales, salud, educación, vivienda, seguridad social fue cuando se produce un punto de quiebre respecto a la aprobación y el rechazo; eran temas falsos, no era responsabilidad de la convención.

Uno podría decir “responsabilidad comunicacional”, pero no era responsabilidad respecto al contenido de la propuesta, a diferencia de otros temas donde uno sí podría decir “acá hay distintas formas de paradigma”, por ejemplo, llamarle o no al poder judicial “poder judicial”, o el resto de atribuciones al senado, cuestiones de ese estilo que uno podría estar de acuerdo o no estar de acuerdo y está bien, es parte del debate público, pero los principales temas que dañaron sobre todo en los sectores populares, eran falsos y eso fue la campaña mediática de desinformación que se dio y yo diría que ahí va acompañada de nuestra autocrítica. Nosotros no fuimos capaces de llegar a esos sectores, porque si hubiésemos estado con presencia territorial en esos sectores podríamos haber desmontado fácilmente esas mentiras, pero no fue así.

Un ejemplo concreto, hasta en los comités de vivienda organizados existía la duda sobre el derecho a la vivienda propia, que se supone que era uno de nuestros fuertes, uno de los movimientos con mayor capacidad de movilización, entonces ahí da cuenta del déficit propio, de no poder explicar a nivel de base la propuesta de constitución. Y otro tema que yo creo también golpeó fue la forma en que nosotros concebimos el diálogo al interior de la CC. Nosotros diseñamos un proceso que estaba pensado para un debate racional, con estructura constitucional, pero que no daba cuenta de los temas más importantes para las personas, por tanto, los temas que más importaban se debatieron en una semana y se agotó el debate y se despacharon las normas, entonces no tuvieron un lapso de tiempo en el cual se abriera una agenda pública donde discutiéramos cuál era el proyecto de constitución, de país que queríamos y eso lamentablemente nos jugó en contra, la forma en cómo planteamos el debate, y ahí yo creo que sí hay una responsabilidad nuestra, fue un error nuestro el no avizorar la importancia que jugaba el debate comunicacional, que incluso podía llegar a ser más importante que la forma en como estructurábamos el debate para obtener un buen resultado de la constitución.

Yo creo que esos son los principales problemas que afectaron al debate. Hay una crítica que siempre se hace que a la gente no le gustaba el proyecto de nueva constitución, que claro, hay un porcentaje de personas que simplemente no les gustó, pero yo diría que la mayoría ni siquiera leyó todo el texto constitucional y se quedó simplemente con titulares, entonces creo que esa es una discusión que más bien se dio en el ámbito académico y no en la mayoría de los sectores populares, de clase media a nivel nacional que se quedaron principalmente con la consigna que se instala sobre alguno de estos temas, entonces yo creo que ahí hay algunos factores que influyeron en la derrota del 4 de septiembre.

Después de la derrota del apruebo el 4 de septiembre fueron varios meses de incertidumbre sobre qué iba a pasar con el proceso constituyente, sin embargo, ya hace más de un mes aparece el “Acuerdo por Chile”. Este, si bien da una salida al tema constitucional, han surgido muchas voces críticas como ustedes, por ejemplo, que emitieron una declaración bastante dura con el proceso. En este contexto, ¿qué rol esperan tener dentro de este nuevo proceso? ¿Buscarán ser parte de él?

Nosotros somos bastante críticos del proceso, como bien señalabas, creo que hay un acuerdo total en todas las organizaciones que integran la coordinadora de movimientos sociales, una impugnación a la forma en cómo se dio el acuerdo,  es decir, quienes decidieron el acuerdo, y también al contenido propio del acuerdo. Ahí creemos que hay un tutelaje excesivo que es propio de la política de la transición en la cual hay un comité de admisibilidad que opera como un primer filtro donde, por ejemplo, uno de los temas que no se puede discutir es la existencia de la bicameralidad y el nombre del Senado y de la Cámara de diputadas y diputados. Yo diría ¿cuándo hemos visto en una marcha alguien con una bandera que diga “sí al senado, sí al bicameralismo”? Jamás. No es un tema sentido por la población, sin embargo, la elite política es capaz de garantizar sus propias condiciones de supervivencia y eso reflejan las 12 bases del acuerdo. Por eso nosotros somos críticos a ese contenido y también a la forma de tutelaje que en primer momento va a estar dada por el comité de admisibilidad, y luego también va a estar dada por el consejo de expertos.

De hecho, es gracioso, ayer salía una entrevista a amarillos por Chile donde dicen que esperan que no se cuotee la selección de los expertos para el consejo. La pregunta es ¿quién decide esos expertos? Los partidos políticos ¿y a quién van a nombrar? A su gente. Y los que entren en esa discusión y tengan influencia en los partidos políticos puede que tengan a alguien, pero ¿el resto? Es bastante complejo que alguien quiera entregar un puesto. Esto ya se vio en la comisión que redactó el acuerdo por la paz y la nueva constitución después del 15 de noviembre, donde cada uno nombró a los militantes de su partido que tenían estudios relacionados al área, pero que no son expertos autónomos o independientes a quién los designa, y eso es también algo que mencionar, el proceso de la CC estuvo lleno de expertas y expertos, por cientos, de distintas nacionalidades, nosotros tuvimos reuniones con los principales constitucionalistas del mundo que participaron en el debate. Otra cuestión es que quienes votan son precisamente las personas que resultan electas, pero si los expertos quisieran ser parte de la redacción tienen que postularse y ganar elecciones, ese es el principio básico de la democracia. Entonces lo que vemos en este acuerdo por Chile es que a diferencia del anterior donde se criticaron los escaños reservados para pueblos indígenas, ahora lo que tenemos son escaños reservados para la elite política de este país y esa es la calidad del acuerdo.

Luego, respecto a lo que se viene, porque ya en ese punto somos claros, impugnamos el acuerdo, no fuimos parte del mismo, la senadora con la cual trabajamos, que es la senadora Campillay, rechazó el acuerdo, esa es nuestra posición. Ahora viene un momento de elecciones donde vamos a tener que dar el debate en qué término vamos a participar de las mismas considerando que hay voto obligatorio, algo tenemos que decir. Yo me atrevería a decir que la mayoría de las organizaciones están por disputar las elecciones, sin embargo vamos a tener una discusión política respecto de las elecciones y ese es el debate que vamos a dar en las próximas semanas.

Luego de eso vamos a participar de la discusión constituyente, lo cual no se traduce que vamos a estar dentro del consejo constitucional; lo que sí vamos a hacer es deliberar sobre la nueva constitución tal como lo venimos haciendo, pero probablemente las formas que adquiera ese debate sean en torno a nuestras propias formas de organización desde los territorios, desde las organizaciones, discutiendo con los sectores populares, impugnando quizás el contenido que vaya saliendo de ese consejo constitucional y anteponiéndolo con el  proyecto que, al menos nosotros defendemos, que es el proyecto de nueva constitución que salió de la CC más allá de las discusiones que pudieran haber en algunos puntos donde también somos críticos, defendemos gran parte del proyecto ahí; y luego habrá que pronunciarse sobre el resultado final del consejo constitucional, donde yo diría que hay bastantes posibilidades de que esta vez nuestro voto sea rechazo. No estamos dispuestos a apoyar cualquier resultado sólo por el objetivo de tener una nueva constitución, o sea, tener una nueva constitución que consagre el neoliberalismo, que consagra una democracia restringida no es ningún avance y sólo cumple con un fetiche formalista de que esta no sea la constitución de la dictadura, pero que no permite mayores avances para el pueblo de Chile. Esos debates de todas formas no están cerrados, son debates que vamos a tener oportunamente, y oportunamente también estaremos comunicando cuál es la posición política que va surgiendo desde la coordinadora de movimientos sociales

¿Cómo están las disposiciones desde su parte hacia este nuevo proceso? ¿Hasta qué punto están dispuestos a flexibilizar? Porque hasta ahora pareciera que este nuevo proyecto no tendrá muchas cosas que tenía el anterior, sin embargo, sectores del progresismo valoran mucho más el hecho de tener una constitución diferente a la del 80 pese a todo lo anterior.

Es un debate que estamos dando y que vamos a dar oportunamente, pero yo diría que para nosotros es imposible aprobar, por ejemplo, una constitución con las propuestas de la derecha en la CC; por ejemplo, consagrar constitucionalmente la inexpropiabilidad de los fondos de pensiones, una constitución que es incluso más regresiva que la actual. Entonces creemos que el debate se va a dar oportunamente, pero la tendencia a lo que debiesen ser los resultados electorales no es auspiciosa. Puede que en las elecciones triunfe una mayoría de Partido Republicano, Chile vamos y Partido de la Gente donde prácticamente no es mucho el debate que se puede dar dentro de ese espacio constitucional y que lo estamos viendo en el Congreso, en la Cámara de Diputados; con una correlación de fuerzas similar a la del Congreso actual, los movimientos sociales no es mucho lo que podemos hacer, por lo tanto estamos abiertos a todas las posiciones y vamos a tener que discutirlo.

Creo que nuestra característica ha sido hacernos parte de los procesos, independiente de la decisión que tomemos, y efectivamente entender que la política institucional es una expresión de la política, no es la única forma de hacer política. Tuvimos la disposición de competir electoralmente y participar en las elecciones activamente, incluso con candidaturas, pero ahora también creemos que podemos incidir políticamente desde nuestro trabajo social y quizás también priorizar algo que mencionábamos después de la derrota del 4 de septiembre es dar un paso atrás para luego dar 2 adelante y quizás no participar de este proceso constituyente en el plano institucional pudiese permitirnos seguir construyendo a nivel territorial, y de desde los territorios también, mucho más consolidados, luego dar una disputa mayor para la siguiente etapa política que se venga con o sin nueva constitución, que nosotros creemos que hay una dimensión que se va a jugar mucho más allá. La mayoría de las personas no está interesada en el nuevo proceso constituyente, pero sí va a estar muy afectada por las consecuencias económicas y sociales que se puedan vivir durante el 2023 y 2024 y creemos que ahí en redes de apoyo, redes de solidaridad, fortalecimiento del trabajo a nivel popular y territorial, puede que nuestro rol se haga mucho más importante que en desgastarnos en un proceso institucional que está bastante tutelado y amarrado, así que creo que si tenemos que priorizar algo, y por lo que hemos conversado hasta el momento aún estando distintas instancias orgánicas pendientes, como congresos que estamos preparando ya durante enero y marzo, es que nuestra prioridad va a estar en el trabajo territorial, pero no como un fetiche, sino porque creemos que desde lo local podemos incidir de mejor forma hacia el escenario nacional.

¿Qué pasa si finalmente se termina este proceso y se vuelve a rechazar? ¿Cómo ven esa perspectiva? Y ¿Cómo ven el rol que tendrán como coordinadora de MS de aquí en adelante? Independiente del resultado de este proceso.

Yo diría que la mayoría de las fuerzas políticas y sociales independiente de la tendencia están claras de que la nueva constitución o la no aprobación de la misma no consolida un escenario ni a 20 ni a 30 ni a 40 años, simplemente es una salida política breve, pero que no va a contener la disputa de proyectos que cada vez son más adversariales y ahí creo que nuestra tarea es oponernos al neofascismo que representa hoy día el partido republicano, pero que también es servil toda la derecha de Chile vamos e incluso sectores que pregonaban de ser democráticos como el partido Demócratas o los Amarillos por Chile que no tuvieron problema en aliarse en estos sectores de la elite y que lo hemos visto también como un fenómeno que lamentablemente se consolida en América L atina, en Brasil, en Perú, intentos golpistas en Bolivia, probablemente vengan asonadas en el mismo sentido en Colombia y también en Europa.

Este es un fenómeno que se consolida electoralmente en Italia y que también tiene sus gérmenes bastante fuertes en España y en Francia, por lo cual creo que nuestra tarea va a ser consolidarnos como una fuerza política social, con nuestras autonomías al interior de las organizaciones, pero también incidiendo desde un debate programático con una forma de construir desde los territorios, creo que ahí está nuestro desafío y creo que por ahí también vienen los debates de cómo, no simplemente discutimos si lograr un partido político o no, que eso es parte de la construcción del instrumento en el plano institucional, sino cómo somos capaces de consolidar una fuerza política-social que sea capaz de hacerse cargo de dimensiones concretas de la vida respecto de, sobre todo, sectores que la están sufriendo ahora por los altos niveles de inflación, por la informalidad y precarización laboral y creemos que ahí debe estar nuestra prioridad, no solamente en la discusión sobre el plano electoral e institucional que a veces es lo que marea a la mayoría de las fuerzas políticas.

No negamos esa dimensión, creemos que también tenemos que pronunciarnos sobre la misma, pero en ningún caso puede agotar nuestra acción, simplemente significaría nuestra derrota política. Esos son los debates que estamos dando, cuál es la forma orgánica que vamos adquiriendo para consolidar el trabajo que venimos realizando y cómo somos capaces de potenciar este trabajo más sectorial que hemos dado en algunos lados también a nivel territorial y cómo somos capaces de desplegarnos, ojalá, en cada una de las comunas del país en los próximos años.

¿Entonces como coordinadora de MS están más enfocados en el trabajo territorial que, por ejemplo, de consolidarse como partido político?

Yo creo que la prioridad es construir una fuerza política-social. Si la maduración de esa implica una expresión en el plano electoral será de un debate posterior a tener la musculatura suficiente para poder irrumpir. De todas formas ese es un debate que no está agotado y que lo estamos dando, esta es una posición que yo podría decir más a nivel personal o a nivel de mi organización y que no necesariamente representa a todas las organizaciones de la coordinadora de movimientos sociales, donde en algunas hay una apertura mayor a la construcción de un partido político o se ve como algo natural y hay otras que más bien están más preocupadas de consolidar la fuerza política social y luego abrirse a debates posteriores a ver si eso tiene una expresión en el plano más institucional-electoral.

 

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