Reportaje

Consejo Constitucional
Créditos imagen: EMOL
Proceso Constitucional

“El péndulo político”: De una Convención protagonizada por independientes a un Consejo Constitucional dominado por republicanos

Chile lleva más de 2 años intentando redactar una nueva Constitución. En su origen, el país levantó un órgano que fue protagonizado por actores de izquierda e independientes. Ahora, un Consejo Constitucional diseñado por las fuerzas políticas con representación de los partidos políticos, y dominado por la derecha, será el encargado de escribir una nueva Carta Magna.

17 de mayo de 2023

Por Rodrigo Valdés Roa

Las elecciones del 7 de mayo trajeron consigo un escenario inesperado y aplastante. El Consejo Constitucional quedó conformado por 34 consejeros de derecha (Republicanos y Chile Seguro), 16 del oficialismo (Unidad para Chile) y un solo escaño para los pueblos indígenas.

El resultado es contundente y abrumador, más aún si se compara con los datos de la Convención Constitucional. En ese entonces, según datos del Servel, la izquierda fue mayoría dado que contó con 101 de escaños, superando el 50% del órgano redactor. Mientras, la derecha tuvo que conformarse con solo tener 37 escaños, menos de 1/3 del total del órgano.

La teoría del “péndulo político” es una de las principales explicaciones para entender el cambio de tendencia electoral que tuvo el país durante las últimas cinco elecciones entre el 2020 y 2023.

Para el ex constituyente de Vamos Por Chile por Valparaíso, Ruggero Cozzi (RN), una de las primeras diferencias tiene que ver con cuestiones de forma. “Acá estamos en presencia de un proceso que es claramente reglado en el sentido de que participan varios órganos y hay distintos controles y contrapesos”.

Aunque, para Cozzi también existe una segunda diferencia: “Acá no hay una hoja en blanco, hay 12 principios que establecen un contenido mínimo fundamental que fue acordado por los distintos partidos políticos en el Congreso y que le da bastante certeza al proceso en términos de contenido”. Dichas bases constitucionales se deberán respetar, así como también integrar en la redacción de la propuesta de la nueva Carta Magna.

Sin embargo, no todos han estado conformes con las nuevas reglas. La ex constituyente de Apruebo Dignidad por Atacama, Ericka Portilla (PC), explicó que “el actual proceso nace de un acuerdo que ha sido excluyente, como resultado de la presión que ha ejercido la derecha, en el que se vive una contradicción pues los que estaban en contra de todo, hoy quieren escribir una propuesta constitucional que comienza con 12 marcos jurídicos que, en sí mismo, son las bases de una propuesta constitucional. Este proceso carece de fuerza democrática”.

La ex constituyente sostuvo que “el proceso anterior surgió con la legitimidad de un movimiento masivo, histórico, inédito, que pedía cambios profundos para terminar con los abusos en Chile, para alcanzar una vida mejor, una vida digna”. Igualmente, comentó que “es difícil encontrar cosas positivas al actual proceso, las negativas son evidentes: exclusión, segregación y discriminación”.

Misma visión tiene el consejero constitucional del pacto Unidad para Chile, Yerko Ljubetic (CS), quien explica que “son momentos distintos. Creo que había un estándar de representación más alto -en la Convención-, escaños indígenas y elección a la totalidad de sus integrantes en paridad. Son desafíos distintos. Se abrió una discusión de muchas demandas sentidas por la sociedad, por lo que el debate no parte de cero, pero tenemos el desafío de situarlo en un contexto distinto y buscar consensos más amplios que antes”.

Asimismo, el exmilitante de la DC celebró que “el nuevo proceso contemple cuatro tipos de mecanismos de participación, se fijó un estándar inédito con el proceso anterior que se mantiene”. Sin embargo, es cauto y afirma que “dado que los tiempos de este nuevo proceso serán más acotados, va a ser más difícil que dicha participación ciudadana sea efectiva”.

Esto considerando que el Consejo Constitucional tendrá tan solo cinco meses para llevar a cabo su labor, sumando los cuatro meses que ya habrá tenido la Comisión Experta para entregar el anteproyecto. Situación diferente a lo sucedido en la Convención Constitucional que contó con un año de trabajo (nueve meses iniciales y una prórroga de tres).

No obstante, la opinión de la ex ministra de Transporte y hoy consejera constitucional por Chile Seguro, Gloria Hutt (Evopoli), concuerda con los dichos de Cozzi: “hay un proceso más estructurado, tiene un acuerdo previo con una reforma constitucional que establece 12 bordes, tiene organismos de control de rigor constitucional, el número de integrantes es mucho menor. Son muchas las diferencias”.

¿Un rechazo debido a una manipulación mediática?

Como bien se sabe, el Apruebo sucumbió con un 38,11% ante un arrasador Rechazo que alcanzó el 61,89% de los votos. Un evento que dio paso a un segundo proceso constituyente tras meses de negociaciones entre los partidos políticos.

Por su parte Cozzi plantea que “en lo político, claramente, quienes tenían la mayoría dentro de la Convención Constitucional no supieron actuar con la responsabilidad que exige, trataron de producir un texto que era revanchista y refundacional pasando por encima de quienes estaban en minoría política en ese momento”.

Mientras que, la también ex constituyente Portilla considera que el proceso aún está inconcluso, así como también que la propuesta pasada fue “torpedeada por quienes concentran el poder económico y político del país, tanto desde fuera del órgano como al interior de él. Esto, en mi opinión, se expresó durante esa etapa específica, principalmente en las mentiras que se instalaron masivamente, manipulando la información que llegó a la comunidad, a través de los diferentes medios”.

¿El voto de castigo para el gobierno?

Republicanos se quedó con 23 escaños (45,1% del órgano redactor); Chile Seguro sumó 11 integrantes (21,5%); Unidad para Chile se quedó con 16 escaños (31,4%); y los pueblos indígenas con un solo escaños (2%). Ahora bien, la suma de la oposición (Republicanos y Chile Seguro) alcanza los 34 escaños (66,6% del Consejo Constitucional), es decir, en el caso de alinearse, las fuerzas derechistas tendrían los 2/3 necesarios para aprobar, modificar o rechazar las propuestas de normas.

Con esto, el pacto oficialista quedaría sin poder de veto a pesar de ser la lista que ocupó la segunda mayoría a nivel nacional. La primera fue Republicanos y la tercera fueron los votos nulos, esta última superando a Chile Seguro, Todo por Chile y al Partido de la Gente.

Respecto a ello, las opiniones son variadas, pero no todas concuerdan. Es más, en cuanto a las elecciones, se ha planteado la -posible- derrota del oficialismo, algo que no comparte Yerko Ljubetic. “Un proceso constitucional supera la política contingente, por lo que espero que no impere la lógica oposición-oficialismo. Esta es una discusión de Estado que nos dará las bases de convivencia por décadas. Sin duda no es el resultado que me hubiese gustado, pero el sector al que represento está lejos de haber sido derrotado, dada la alta votación que obtuvo la lista Unidad Para Chile”, expresó.

En tanto, la otrora ministra de Transportes, concuerda con la idea de separar, al menos mientras se desarrolle la redacción del texto constitucional, la política de corto plazo respecto al trabajo dentro del Consejo. Fue así que mencionó que “objetivamente los partidos asociados a la coalición de gobierno tienen una preferencia minoritaria de la población para representantes en este consejo. Sin embargo, tenemos que tener claro que somos 50 personas que la ciudadanía ha elegido para escribir una Constitución que tiene que ser válida para gobiernos de izquierda, centro y derecha en el futuro”.

Los tres órganos del actual proceso constitucional

A diferencia de la Convención Constitucional, que trató las normas bajo una gran variedad de comisiones, pero todas dentro del mismo órgano conformado por 155 cupos y un quórum de 2/3, el actual proceso constitucional está dividido en dos órganos: uno conformado por 24 expertos que no fueron electos por la ciudadanía, sino por las fuerzas políticas; y otro de 51 consejeros y consejeras electas por votación popular.

Ambos órganos contarán con un quórum de 3/5, es decir, en el Consejo se necesitarán 31 votos de los 51 para aprobar las propuestas de normas. Sin embargo, en el caso de la Comisión Experta, esta podrá formular propuestas para el texto emanado por el Consejo, las cuales se aprobarán con el mencionado quórum, pero se entenderán como rechazadas cuando se alcance un quórum de 2/3.

Además, el nuevo proceso cuenta con el Comité Técnico de Admisibilidad. Si antes era la Corte Suprema a quien se recurría para respetar la legalidad del proceso constitucional, hoy será este órgano el encargado de revisar la inadmisibilidad de ciertos artículos que puedan estar infringiendo lo dispuesto en el artículo 154 de la Constitución de Chile.

En cuanto a esto, Ericka Portilla afirmó que entiende “que exista esta composición, pero no la comparto. La entiendo, porque el poder político del sector que no quiere una nueva constitución -que permita avanzar paulatina y democráticamente hacia un país justo- instaló la constelación de ideas según la cual un nuevo texto político debe surgir del trabajo exclusivo de intelectuales, expertos y expertas en un área específica del conocimiento que es el Derecho, marginando otras disciplinas que nos permitirían construir propuestas para regular cómo viviremos en comunidad”.

Lo anterior, aseguró, terminará “excluyendo la participación vinculante e incidente de la comunidad, cuya experiencia y también conocimiento son esenciales para acordar cómo superamos la forma de vida actual, caracterizada porque las necesidades esenciales para una vida autónoma, tranquila, feliz, no están resueltas”.

¿Los mismos de siempre?: el involucramiento de las fuerzas políticas

El proceso pasado tuvo como protagonistas a las listas independientes, los pueblos indígenas, una variedad de pactos y grupos políticos aspirando a la Convención Constitucional. En cambio, el proceso actual fue diferente, donde tan solo hubo 5 listas electorales (3 de estas conformarán el Consejo Constitucional) y un par de candidatos independientes.

Para la consejera constitucional de Evopoli, Gloria Hutt, en el actual proceso “hubo más -involucramiento de este ámbito-. En el proceso anterior hubo listas de independientes que resultaron no ser tan independientes finalmente. En cambio, ahora la elección estuvo siempre sujeta a las listas propuestas por los partidos políticos. Por otro lado, el Acuerdo por Chile es un acuerdo firmado por los líderes de los partidos políticos de todo el arco que tiene representación excepto Republicanos que se retiró. Así que hay mucha más participación activa en el diseño de los partidos políticos”.

Republicanos: los responsables del futuro del nuevo proceso

El partido que obtuvo la mayoría de escaños en el Consejo Constitucional, en el proceso pasado no logró ningún integrante electo dada su, prácticamente, nula presencia en el proceso pasado puesto que se restaron de los acuerdos y se posicionaron como contrarios al proceso constituyente. Con candidatos que buscan mantener la actual Constitución, como Paul Sfeir, y que mantienen una polémica por una acusación de abuso sexual como Aldo Sanhueza, el Consejo Constitucional llevará a cabo una labor que de una u otra forma será liderara por el Partido Republicano.

En cuanto a los dichos del consejero republicano Paul Sfeir, la consejera Gloria Hutt, manifestó que “hemos visto declaraciones de ese tipo, pero también hemos visto otras distintas como el propio Luis Silva que tuvo la mayor votación y él se ha manifestado muy abierto al diálogo y a los acuerdos, así que yo espero que eso sea lo que predomine”.

Sin embargo, el mismo ‘profesor’ Silva, en una entrevista con el Diario Financiero, emitió comentarios que terminaron siendo catalogados por su propio sector como “desafortunados”. En la instancia, la primera mayoría nacional de las elecciones aseguró que “el gran problema de Chile Vamos hoy, (…) para ellos dialogar es llegar a acuerdo. Para mí, no”, además de manifestar que “¿por qué cresta, siendo mayoría, tenemos que llegar a acuerdos con la minoría? Que ellos se lo ganen”. Sin embargo, Silva tuvo que retractarse al día siguiente de sus dichos.

Por otra parte, Hutt recordó el hecho ocurrido con el partido Republicano y el Acuerdo por Chile. “En el momento que deciden presentar candidaturas y participar en el proceso lo hacen con las reglas que estaban establecidas en dicho acuerdo. Así que yo, por lo menos, entiendo que eso significa que acogen este proceso, se integran a este y van a participar igual que todos los demás en la discusión de un borrador constitucional”.

La responsabilidad de las y los republicanos es evidente. Así lo comentó Ruggero Cozzi, que especificó que “he visto señales esperanzadoras de parte de, al menos, la cúpula del Partido Republicano, pero creo que ellos van a tener que ser muy generosos y dejar atrás toda su crítica al diálogo y a los acuerdos si quieren que este proceso sea exitoso. Creo que la responsabilidad es evidente, o sea, si el proceso fracasa a fin de año, la responsabilidad va a ser del partido Republicano y de José Antonio Kast”.

La ex constituyente Ericka Portilla se sumó al debate y aseguró que “contar con que su contenido presente una propuesta política para superar el actual modo de vida, injusto, abusivo, desigual, es plantearse ante un espejismo si somos conscientes de los contenidos que promueve el Partido Republicano”. 

El diálogo se posiciona como uno de los principales pilares para llegar a acuerdos. En esa línea, el consejero constitucional de Unidad para Chile, Yerko Ljubetic aseguró que su voluntad “es establecer diálogos y acuerdos para construir una propuesta de nueva Constitución para Chile, y así poder responder al mandato que nos dio la ciudadanía. Es importante destacar que nuestra orientación será la de avanzar hacia una sociedad más justa y, en ese sentido, tenemos claro que no podemos retroceder”.

Un análisis al pasado y al presente

El pasado proceso constitucional dejó vestigios que hoy se pueden analizar respecto al actual. Para el analista político y director del Equipo Constitucional del Instituto Res Pública, Ricardo Hernández, las elecciones del 7 de mayo dejaron dos ideas.

“Primero, la ciudadanía aún reciente el fracaso del primer proceso constituyente, lo que se refleja en la similitud con el plebiscito en que ganó el rechazo. Por otro lado, no es posible desconocer que la coalición que era mayoría en la Convención Constitucional hoy es Gobierno. Si sumamos la baja popularidad que actualmente tiene la gestión del presidente Gabriel Boric, puede dar luces del sorpresivo giro hacia la derecha del proceso constituyente en la conformación de su Consejo”, aseguró.

Por su parte, el analista político, Guillermo Holzmann concuerda con Hernández, pero en el contexto del 2022: “El rechazo tuvo dos interpretaciones. Una, que la crisis político institucional, la cual se pretendía resolver con una nueva constitución, no ha sido así y, a su vez, la derrota político ideológica del gobierno”, aseguró.

“Un elemento importante es el hecho de que el gobierno de Gabriel Boric quedó amarrado a la idea de una refundación que se iba a expresar en el anterior proceso y que, al no hacerlo, no ha logrado avanzar en aspectos esenciales de su programa, ha avanzado en aspectos secundarios y terciarios, pero no en los elementos de reformas estructurales”, agregó.

Las fuerzas políticas también son material de análisis para ambos expertos. Por su parte, Hernández explica que, si bien “algunos pueden pensar que las fuerzas políticas quedaron de forma muy similar a la Convención Constitucional solo que con una inversión de los polos políticos. Sin embargo, esa formación no es del todo correcta”.

Seguido de ello, Hernández destaca la ausencia de “los supuestos ‘independientes’, que en el proceso anterior eran en su inmensa mayoría personas de izquierda, pero que respondían a lógicas caudillistas o liderazgos radicales de causas específicas”. En cambio, hoy la posición de Chile Vamos puede -discutiblemente- “convertirse en una decisiva fuerza de centro al interior del Consejo, sector que fue el principal ausente en la fracasada Convención”.

Aunque Hernández aclaró que la existencia “de listas independientes sólo señala que sus miembros no son formalmente militantes de ningún partido, pero no es garantía de neutralidad política. De hecho, la experiencia de la Convención demuestra que prácticamente todos los ‘independientes’ finalmente fueron alineados principalmente a las propuestas del Frente Amplio”.

“El gran cambio no es que hoy hay un Consejo dominado por fuerzas políticas -porque la anterior también lo fue-, sino que la centroderecha logró remontar mal resultado electoral histórico relegando a los impulsores del proceso anterior a 1/3 del Consejo”, detalló.

En tanto, Holzmann considera que “la Convención Constituyente estaba basada en los movimientos sociales, pero hoy día -el proceso- al estar basado en los partidos representados en el Congreso, se le da una salida institucional y se le resta relevancia a lo que es la participación por la vía no institucional, que es la vía de las protestas, vandalismo y la presión en las calles”. En suma, expresó que se privilegia la vía institucional, en una ruta que “no resuelve la coyuntura, pero que coloca los límites para que un gobierno pueda avanzar en todo eso”.

La presencia de consejeros y consejeras tanto del partido Republicano como de Chile Seguro, suponen que los diálogos y acuerdos serán de un amplio y duro debate. El rol de las y los consejeros del pacto de Unidad para Chile será una carta importante para lograr acuerdos, así como también la apertura al diálogo de Republicanos y Chile Seguro.

En tanto, Hernández explica que “las fuerzas oficialistas dentro del Consejo deberán resignar definitivamente las propuestas refundacionales y más polémicas contenidas en el borrador de la anterior Convención Constitucional. Por otro lado, será necesario que puedan tender puentes en un ánimo constructivo para sumar, dentro de lo posible, algunas materias al texto fundamental que se puedan generar consensos transversales”.

Mientras que Holzmann sostuvo que “los consejeros del oficialismo van a tener una cierta independencia considerando que se van a hacer cargo de la canalización de las presiones que vengan de la calle, de las instancias de participación ciudadana y del deja vu de lo que dejó la Convención anterior”.

“En términos simples, a mayor polarización que se instale en el Consejo Constitucional mayor probabilidad de que la propuesta constitucional sea rechazada en diciembre, a menor polarización, mayor probabilidad de que sea aprobada”, sentenció.

Sobre Republicanos, Holzmann comentó que “el partido en la medida que ha aceptado ser parte del Consejo Constitucional debe someterse a las reglas, si no lo hace va a transformar un ejercicio importante en todo país en un conflicto coyuntural y político que le va a restar credibilidad. El partido Republicano con esta mayoría, se juega su futuro”.

Es más, para Holzmann que considera que dicho partido “es pequeño en términos electorales”, el actual escenario les ha favorecido, dado que “las votaciones las ha sacado en un ambiente de inseguridad plena donde el partido Republicano aparece con mayor orden o de polarización como fue en la segunda vuelta entre Kast y Boric”.

“Entonces, dicho partido si llega a pensar que tiene mayoría electoral estaría en un error y esa soberbia, obviamente, la va a pagar posteriormente, por lo tanto, hay acá una responsabilidad importante del partido”, agregó.

En paralelo, Hernández analizó que “paralelamente a la discusión constitucional las urgencias sociales requieren más que nunca ser atendidas con decisión”.

“Respecto al proceso constitucional, el Gobierno debe facilitar todos los medios y ayuda técnica para el correcto funcionamiento del debate al interior del Consejo y posterior plebiscito. Sin embargo, es vital que se le otorgue también una estricta independencia al debate constituyente, evitando intervenciones tanto mediáticas como de internas, para generar un debate sin polémicas y con altos estándares de transparencia”, cerró.

Ahora bien, Holzmann planteó que las elecciones fueron una derrota para el gobierno de Gabriel Boric. “Es una derrota importante para el oficialismo, para el gobierno, por mucho que se le quiera bajar el perfil. Yo creo que hay un gran error del gobierno al no darle importancia a este nuevo proceso constituyente, porque lo único que hace, del punto de vista de análisis político, es profundizar el sentimiento de derrota del año pasado, porque no tienen una capacidad de plantear una estrategia integradora en el nuevo escenario”.

“Si el oficialismo se alinea con lo que dice cada uno de sus partidos y no se coloca en un escenario distinto para poder tomar distancia del Congreso y no caer en la maquinaria de la coyuntura, sin lugar a dudas, vamos a tener problemas”, concluyó.

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  1. Parece un poco sesgado el título, sobre todo por tratarse de un medio serio y de alto nivel ¿independientes? lo cierto esra que se trataba de una izquierda radicalizada. En cuanto a republicanos, simplemente derecha