Todo indica que el próximo miércoles, el Senado de Brasil votará a favor de abrir un juicio político  contra la Presidenta Dilma Rousseff,  quien es acusada de maquillar las cuentas públicas en los últimos años con el objetivo de esconder el déficit.
La Cámara de Diputados ya aprobó por abrumadora mayoría el proceso el 17 de abril, y ahora resta que el Senado lo ratifique.
Si en la votación la moción es aprobada por la mayoría simple de 81 senadores, la Presidenta Rousseff sería inmediatamente apartada de su cargo por un plazo de hasta 180 días, período durante el cual el vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), ex principal aliado del PT, asumiría la Presidencia de forma interina. Si luego el Senado, con el voto de dos tercios (54) de sus miembros, hallara culpable a la presidenta, sería destituida definitivamente y Temer quedaría encargado de completar el resto del mandato, que termina el 31 de diciembre de 2018.
La jefa de Estado, que podría estar apartada de su cargo durante la inauguración de los Juegos Olímpicos 2016 que se celebran en su país el 5 de agosto, hizo una alusión indirecta a la grave crisis política que sufre su Gobierno, aunque sin citar en forma clara la posibilidad de que se vea obligada a separarse del cargo la semana próxima si el Senado abre un juicio político con fines destituyentes.
"Sabemos de las dificultades políticas que existen, conocemos la inestabilidad política", sostuvo la mandataria, agregando que “Brasil será competente en un período difícil, muy difícil, un período crucial en la historia de nuestra democracia…es importante luchar, y nosotros sabemos luchar”.

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