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Claves para conseguir el look adecuado para un abogado.

¿Hasta qué punto es importante la imagen en esta profesión?

21 de febrero de 2017

Isabel Yuste Tosina, personal shopper y asesora de imagen, en una columna publicada recientemente, entrega consejos a los abogados y abogadas para conseguir  un look adecuado.
Si existe una profesión que nuestra mente relacione inmediatamente con la elegancia, señala,  esa es la de abogado. “Posiblemente la culpa la tengan las series de televisión y el cine. Sin ir más lejos uno de los legal drama más exitoso del momento, que emite la cadena USA Network y que ya va por su cuarta temporada en antena, se llama Suits (trajes de chaqueta) y es un verdadero marcador de tendencias en cuanto a moda masculina”, ejemplifica.
Isabel Yuste se pregunta: ¿Quién no recuerda a los elegantes abogados de La ley de los Ángeles, o más recientemente los perfectos trajes de Armani o Prada de Alicia Florrick la protagonista de The Good Wife? “En la pantalla grande ocurre lo mismo, los abogados siempre suelen ir impecables, y como en la vida real se utiliza el vestuario y la imagen para influir en el telespectador, los que pertenecen a un bufete siempre van trajeados y con corbata, sin estridencias y ellas elegantes y recatadas, y cuando el protagonista es un abogado por cuenta propia su imagen suele ser más relajada, más moderna. En los juicios, el abogado defensor tiende a ser más joven e informal y el fiscal más elegante”, explica.
¿Ocurre lo mismo en la vida real? La asesora de imagen afirma que “salvando distancias y evitando generalizar, se puede decir que sí. Obviamente depende del tipo de abogado, del país o provincia donde ejerza, de la edad, del cliente con el que suela trabajar, etc., pero por lo general es una profesión donde la imagen es muy importante. Pocas son las universidades o escuelas donde los alumnos vayan vestidos de traje a las clases, en cambio en las de Derecho, hay muchas donde ir aseado y trajeado es casi una obligación académica más, y en los bufetes más prestigiosos hay un código de vestimenta estricto”.
Isabel Yuste señala que “la elegancia es algo innato, pero en profesiones como éstas donde el poder de la imagen es tan importante, si no se tiene hay que adquirirla de algún modo. No se trata solamente de que el profesional pueda contar con un armario adecuado a sus necesidades, sino también que consiga dar siempre (y sobretodo en un primer contacto), la impresión que desee. Un abogado es su propia imagen de marca”.
Continúa que “por otro lado, es una profesión muy sacrificada en la que en muchas ocasiones es difícil conciliar trabajo con vida familiar, y si a esto le sumáramos que el profesional tuviese que dedicar muchas horas de su vida a ir de compras o cuidar su imagen, en muchos casos sería prácticamente imposible, y es entonces cuando se sugiere un asesor de imagen”.

Algunos consejos prácticos según Isabel Yuste:

Como debería vestir un abogado

No hace mucho se desató una gran polémica al respecto, cuando un decano emérito del colegio de abogados de Sevilla, D. José  Ángel García Fernández publicó su obra Vademécum para Abogados Noveles que se repartía como obsequio a los recién colegiados en A Coruña. Abogados coruñeses integrados en la iniciativa 542.2 pidieron su retirada, alegando que los consejos sobre vestimenta que en el libro se daban eran “pautas sexistas y trasnochadas”. El decano aconsejaba a las letradas no usar pendientes grandes, botas con faldas, esmalte de uñas o perfumes muy fuertes para ir al juzgado.
Dejando de lado la polémica, los consejos del señor García Fernández no están muy alejados de lo que marcaría el protocolo adecuado pero, obviamente, hay que amoldarse a los tiempos y matizar algunas de sus opiniones. De hecho, en los grandes bufetes los trabajadores con su contrato firman acatar una serie de normas de vestimenta que no distan tanto de las que apuntaba el  decano sevillano, como nada de faldas cortas, escotes y tirantes para las señoras o siempre traje de chaqueta con corbata para ellos exceptuando los viernes. Probablemente una letrada en el juzgado con unas uñas rosas, unas botas de punta, tacón y cremalleras y unos pendientes de aro dorado gigantes no sea lo más adecuado, pero podría acudir perfectamente con un esmalte neutro, unas botas elegantes y unos pendientes más discretos. En un juicio es importante que los abogados no distraigan la atención con su imagen de lo que es realmente significativo, y además llevan toga.
Fuera del juzgado podríamos apuntar algunas pautas adecuadas que no son sino consejos y que van dirigidos a un grupo específico de profesionales, los que tienen que ir por obligación contractual vestidos formalmente.

Hombre

Los trajes de chaqueta deberían ser azules marino, grises o marrones oscuros, lisos y de corte clásico.  Corbatas poco llamativas acompañando a camisas azules o blancas sin botones en el cuello, calcetines oscuros, zapatos de pala lisa negros o marrones y cinturón a juego. Pelo siempre arreglado, cara afeitada y ropa impecablemente limpia y planchada. Invertir en un buen maletín es una opción inteligente igual que en un par de abrigos elegantes y neutros. ¿Aburrido?, puede ser, pero después cada persona puede llevar sus toques de estilo.
Si la persona tiene guatita, deberá optar por trajes de dos botones y dos aperturas atrás, colores lisos y cinturones del mismo tono que el pantalón. Si el cliente es bajito nunca deberá llevar pantalones con vueltas, y le sentarán bien las corbatas llamativas para centrar la atención en la parte superior de su cuerpo; si tiene el cuello ancho deberá usar camisas con cuello inglés, o si es excesivamente alto, trajes con estampados de cuadros o rayas horizontales.

Mujer

Las mujeres por lo general suelen cuidar más su imagen independientemente de en qué sector trabajen. Para una abogada lo correcto sería vestir trajes de chaqueta de pantalón y falda, preferiblemente con un largo por debajo de la rodilla, en colores neutros y oscuros en invierno, y más vivos en verano. Zapatos de tacón medio, cerrados y lisos, vestidos rectos con el largo adecuado, complementos no demasiado llamativos, pero que den un toque distintivo como pañuelos, medias preferiblemente color piel, y bolsos grandes dependiendo de la altura de la persona. El maquillaje debe ser natural y el peinado siempre muy cuidado.

«Vestirnos de la manera adecuada y vernos bien en el espejo cada día aumenta nuestra autoestima y seguridad en nosotros mismos, lo que puede ayudarnos a desarrollar nuestro trabajo con más firmeza. Es importante saber también qué colores nos sientan mejor tanto para la ropa como para el maquillaje y el tono de pelo, y qué largo o tipo de corte de melena favorece más a nuestro rostro», concluye.

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