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Dime tu oficina de abogados, cómo vistes y te diré qué tipo de abogado eres.

La Abogacía es por definición, una profesión de adaptación al cambio normativo y jurisprudencial, y al igual que el abogado ha de vérselas con leyes, jueces y casos muy distintos de los que concebía cuando estudiaba la carrera jurídica, sabe sobrevivir y adaptarse a los cambios tecnológicos.

10 de agosto de 2018

En una reciente publicación del medio español Confilegal se da a conocer el artículo “Dime tu despacho y cómo vistes y te diré qué tipo de abogado eres”, del magistrado José Ramón Chaves.
El autor sostiene que existen muchos tipos de abogado, aunque hay una tipología que trasciende más allá del ámbito del Derecho de cada uno ejerza: La diferencia entre los que podríamos llamar abogados “clásicos” y los abogados tecnológicos o “modernos”. Trajes sobrios o de línea moderna, despacho en el centro o despacho en polígono de oficinas, boca a boca o redes sociales…

¿Abogado clásico o moderno?

En efecto, reflexionando sobre la abogacía como profesión en transición o cambio de piel, me llama especialmente la atención la “brecha digital profesional” que se produce en la profesión de la Abogacía, donde coexisten los estudios clásicos con los postmodernos.
Pero que nadie se considere etiquetado en uno u otro ya que, como el evolucionismo nos enseña, entre los dos extremos del abogado clásico y el abogado avanzado se situaría el pelotón de los abogados, tomando préstamos de uno u otro.
Sin embargo, la simplificación e identificación del negro y el blanco nos facilita la percepción de los rayados y los claroscuros, mestizaje en que podemos clasificar la inmensa mayoría de la profesión.

Adaptarse o morir, ley de vida en la Abogacía

Lo cierto es que la Abogacía es por definición, una profesión de adaptación al cambio normativo y jurisprudencial, y al igual que el abogado ha de vérselas con leyes, jueces y casos muy distintos de los que concebía cuando estudiaba la carrera jurídica, sabe sobrevivir y adaptarse a los cambios tecnológicos.
Del mismo modo, en unos casos será simplemente necesario el ordenador, en otros armarse con una buena base de datos y para algunos rodearse de aparataje informático es la única manera de sobrevivir en la “torre de control” en que se está convirtiendo la profesión.

Veamos los dos tipos extremos.

1. Los abogados clásicos de oficinas de abogados clásicas:

  1.  Se ubican en zonas céntricas de las ciudades. Normalmente edificios solemnes y antiguos con portales amplios y frecuentemente, con portero.
  2.  Cuentan con teléfono fijo y secretario/a en recibidor o vestíbulo.
  3.  El mobiliario es elegante y noble, mesas de madera maciza de color caoba o cerezo, bibliotecas clásicas con tomos interminables de jurisprudencia y algunas figurillas alegóricas de la justicia.
  4. Suelen escribir a mano (con pluma o bolígrafo caro) o incluso dictan oralmente las demandas y escritos procesales, todo lo cual es mecanografiado o en el mejor de los casos, computerizado por personal auxiliar al que dictan o le pasan el texto manuscrito.
  5. Se organizan el calendario y citas con ayuda de un dietario o agenda de papel con pastas nobles y tirilla marcapáginas.
  6. Cuentan con una cartera de clientes consolidados e incluso asesoran a segundas generaciones. Confían en el boca a boca. La publicidad mas visible es la placa exterior en el portal, cuanto mas brillante y grande mejor.
  7. Su trabajo en el foro lo realizaba personalmente, de principio a fin, aunque en los últimos tiempos se sirve de un pasante como cabeza visible del litigio, aunque los triunfos se los apunta el veterano.
  8. Su trabajo del día a día consiste en atender consultas en laa oficina e investigar la jurisprudencia y manuales en formato papel.
  9. No se siente cómodo y desdeña el turno de oficio.
  10. No arriesga la estrategia procesal con hipótesis extrañas o conjeturas excesivamente originales. Se mueve bien citando principios y latinajos.
  11. No acude a cursos de formación. Su formación es la que da cada nuevo caso, que estudiará a fondo.
  12. Sus minutas son claras, ajustadas a honorarios colegiales y desde el primer momento requiere provisión de fondos.
  13. Viste de traje clásico. Impecable.
  14. Disfruta con la vida social en contactos episódicos con fiscales y jueces, especialmente. Del despacho directamente a casa con la familia.
  15. Aborda y recibe al cliente desde el despacho y el tuteo es excepcional.
  16. Suelen ser estudios especializados en disciplinas o especialidades concretas (civil, penal, laboral, contencioso, familia,etc).
  17. El logotipo de la oficina suele ser el nombre del abogado o las iniciales de los socios, si fueren varios.
  18. Considera la profesión como un sacerdocio y en su fuero interno se considera un párroco con mucho que decir en la parroquia judicial. 

2. Los abogados modernos en estudios de abogados tecnológicamente avanzados

  1. Se ubican en grandes edificios de oficinas funcionales o en la periferia.
  2. Son estudios pequeños y frecuentemente compartidos.
  3. No se tiene secretario/a e incluso se cuenta con un secretario/a virtual que permite al abogado estar en el foro mientras le atienden a distancia su teléfono.
  4. Realiza directamente sus propios escritos procesales en el ordenador, los corrige y personalmente los imprime e incluso los grapa y coloca en carpetas.
  5. El turno de oficio está ahí, y siempre está abierto a ellos pues les aporta experiencia o fondos.
  6. Lleva un smartphone de última generación, debidamente sincronizado con la tablet y con su cuenta de correo así como sus bases de datos (Google drive o Dropbox, normalmente).
  7. No vive sin su agenda electrónica, incorporada al smartphone, sin la cual está perdido.
  8. Su publicidad se efectúa por las amistades y su mayor embajador son sus resultados.
  9. Cuenta con una página web de la oficina o de su condición de abogado, vistosa y atractiva, que expone sus habilidades y foto, junto con teléfonos de contacto.
  10. Su trabajo es altamente personalizado.
  11. Su trabajo se centra en consultar bases de datos y bibliográficas con buscadores tecnológicos.
  12. Acude a cursos y jornadas de formación.
  13. En su trabajo arriesga hipótesis y estrategias, y no vacila en plantear incidentes ni recursos si hay un mínimo asidero.
  14. Sus minutas son flexibles, ajustadas caso a caso, y la provisión de fondos queda diferida al desenlace del litigio.
  15. Trata con el cliente en la oficina, en una cafetería o donde acuerden, con flexibilidad. El tuteo brota naturalmente desde un primer momento.
  16. Viste de sport, incluso con cierto desaliño, aunque en el foro luce elegante.
  17. Su vida social gira en torno a los compañeros y disfruta con una cerveza o vino al término de la jornada, para cambiar impresiones.
  18. Suelen ser estudios interdisciplinares.
  19. El logotipo de la oficina suele ser una iconografía de la justicia (balanza, diosa de la justicia, trazos geométricos, etc).
  20. Considera la profesión como un mercenario para la noble causa de la justicia, y a veces se siente como Rambo.

3. Las “boutiques del derecho”, entre lo viejo y lo nuevo

Insisto en que los tipos descritos no son “puros” ya que la fauna profesional cuenta con abogados que toman rasgos de ambas figuras. Es más los grandes “estudios” y las denominadas “boutiques del derecho” son un ejemplo de la coexistencia armónica de ambos modelos bajo una carpa común.
Además, no hay un tipo de mayor éxito o calidad que otro. Ni mejor ni peor, distintos.
Sencillamente corren tiempos de transición y coexistencia, en los que la corriente tecnológica, la sociedad mas abierta y la crisis económica han impuesto nuevas reglas: celeridad, flexibilidad y competitividad.
Aunque justo es reconocer que la tendencia de los abogados clásicos es “a extinguir” y en cambio los “tecnológicos” ganan terreno a pasos agigantados y se consolidarán en breve.

Abogados jóvenes y relevo generacional en el ejercicio del Derecho

El magistrado afirma que ello es consecuencia lógica de que los nuevos clientes han nacido en la era de la cultura visual y tecnológica y se sienten cómodos con abogados que las dominan; lo prueba el hecho de que abundan los abogados que no solo cuentan con web profesional sino que incluso atienden un blog jurídico, como buena parte de los recogidos en el Directorio Temático de Blogs Jurídicos.
Y por supuesto que ese desdoblamiento en tipos de abogados puede predicarse, mutatis mutandi, en tipos de jueces (clásicos y tecnológicos).

 

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