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Presidente Lincoln presagió su propio asesinato en un sueño, diez días antes de que ocurriera.

Muchos comentaristas y escritores, que conocen este dato, opinan que el sueño fue profético. Sin embargo, quizá revela meramente la gran presión y el estrés que sufría Lincoln en esa época.

7 de enero de 2019

En una reciente publicación del medio español Confilegal se da a conocer el artículo “El presidente Lincoln presagió su propio asesinato en un sueño, diez días antes de que ocurriera”.
Se sostiene que el decimosexto presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, presagió su propia muerte en un sueño que había tenido diez días antes de que el espía sudista, John Wilkes Booth, le pegara un tiro en la cabeza –a cañón tocante- la noche del 14 de abril de 1865.
De acuerdo al texto, según relata Ward Hill Lamon en la biografía que escribió sobre el conocido estadista –“Recuerdos de Abraham Lincoln 1847-1865”-, tres días antes del magnicidio, el presidente estadounidense le relató un sueño muy extraño que había tenido una semana atrás. Le tenía inquieto y necesitaba contárselo a alguien de plena confianza.
Lamon era su principal guardaespaldas, además de amigo personal. El presidente, abogado de profesión, recordaba perfectamente el sueño, a pesar de que ya había pasado una semana, cuenta Lamon.
En el mismo, Lincoln se veía durmiendo en su cama de la Casa Blanca, y despertándose por culpa de unos llantos lejanos.
Después de unos segundos de escuchar detenidamente, decidió levantarse para investigar su origen.
Lincoln se vio avanzando por el edificio, entrando en cada uno de los salones, sin encontrar “ningún ser vivo a la vista”. Hasta que llegó al llamado Salón Este.
Allí vio un gran catafalco (un armazón cubierto con tela negra que se solía levantar en los templos para celebrar los funerales de un difunto). Dentro había  un ataúd y un cadáver dentro, debidamente amortajado.
Alrededor del catafalco había varios soldados montando guardia y un gran grupo de personas llorando. Ellos eran, precisamente, la fuente del llano que le había “despertado”.
Lincoln se acercó a uno de los soldados y le preguntó: “¿Quién ha muerto en la Casa Blanca?”. El soldado le contestó, tras una pausa: “El presidente. Ha sido asesinado”.
A continuación, en el texto se afirma que muchos comentaristas y escritores, que conocen este dato, opinan que el sueño fue profético.
Sin embargo, se añade, quizá revela meramente la gran presión y el estrés que sufría Lincoln en esa época.
Luego se aclara que Abraham Lincoln había recibido numerosas amenazas de muerte, tras la sangrienta guerra civil, que había acabado cinco días antes, con la rendición del general Robert E. Lee y el Ejército Confederado.
Es muy posible, se expone, que temiera un atentado contra su vida; tenía muy presente la posibilidad de un magnicidio contra su persona.
Luego, el texto dice que Lincoln jamás llegó a sospechar que su sueño pudiera tener tanta exactitud.
Diez días después, se relata, Booth, aprovechando la asistencia de Lincoln a la obra “Nuestro amigo americano”, que se representaba en el Teatro Ford de Washington, se las arregló para vencer la protección del presidente, y atentó contra su vida a las 10.15 de la noche.
Lincoln no murió de forma instantánea. Permaneció en coma hasta las 7.22 de la mañana del 15 de abril. Vivió 9 horas y 7 minutos más.
Su cadáver fue velado en el Salón Este, en un catafalco como en el del sueño, con un número de soldados similar y un grupo de gente que le lloró de la misma manera que él había soñado.

 

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