Este fin de semana se llevó a cabo un plebiscito en Suiza en el que se votaron tres asuntos: en el primer punto se aprobó un acuerdo de libre comercio con Indonesia, en segundo lugar una prohibición para tapar u ocultar el rostro (esto generaba una polémica con poblaciones musulmanas) y por último se rechazó la ley de identidad digital que había sido aprobada por el parlamento suizo hace dos años y que estaba generando una fuerte polémica en algunos sectores de la sociedad fundamentalmente acerca de la propiedad y el uso de los datos.

La Ley de identidad digital generó fuertes polémicas en torno a que en esa legislación se habilitaba a los privados a desarrollar soluciones a efectos de agilizar las transacciones electrónicas y servicios alternativos digitales.

De acuerdo al diseño de la ley el Estado apenas se ocupaba de hacer accesibles los datos a los privados a través de permisos pero eran ellos los que desarrollaban los servicios de proveedores de identidad, emitían los identificadores digitales y los ofrecían a los ciudadanos. Esto último fue el principal punto de crítica que consiguió que se juntaran las firmas necesarias para sumar la discusión al plebiscito y anular finalmente la ley.

Cabe señalar que varios países europeos han hecho importantes avances en materia de identidad digital, el caso más conocido es el de Estonia en dónde hace ya muchos años esto ha dejado de ser un problema al punto de que se puedan realizar el 99 por ciento de los trámites de forma online a excepción de algunos pocos como casarse y divorciarse.

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