Con seis votos a favor y tres en contra, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que los criterios de admisión universitaria basados en la raza son inconstitucionales, por contravenir el título VI de la Ley de Derechos Civiles y la Decimocuarta Enmienda de la Constitución, que garantiza la igualdad ante la ley. De esta forma obliga a las universidades a reorientar sus criterios de selección a un enfoque eminentemente meritocrático.
La decisión fue adoptada en el marco de una demanda interpuesta por la organización conservadora “Estudiantes en pro de admisiones justas”, que acusó al Harvard College y a la universidad de Carolina del Norte de aplicar criterios de discriminación positiva en sus procesos de admisión para favorecer a individuos de ciertas razas y procedencias étnicas.
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Según el fallo adoptado por una mayoría de jueces conservadores, las casas de estudio establecieron criterios en favor de estudiantes afroamericanos, hispanos y nativos en desmedro de individuos blancos y asiáticos, lo cual, a juicio de la Corte, constituyó una discriminación arbitraria que lesiona los derechos de estos dos últimos grupos.
“Por mucho tiempo, muchas universidades concluyeron de manera errónea que el punto de referencia de la identidad de un individuo no son los retos superados, las habilidades que se han construido o las lecciones aprendidas, sino el color de su piel. Los procesos de admisión de Harvard se basan en ese estereotipo pernicioso que un estudiante negro normalmente puede traer algo que una persona blanca no puede ofrecer”, concluyó el juez John Roberts.
El fallo ha provocado un acalorado debate y opiniones divididas en la sociedad estadounidense. En este sentido, diversas organizaciones han advertido que la decisión de la Corte afectará la diversidad y el acceso a la educación superior de la población más marginada de Estados Unidos, así como sus perspectivas socioeconómicas y de movilidad social.