El sentido de la justicia y el derecho.
Dar a cada uno lo suyo, definición clásica de justicia, diceFrancisco en la encíclica «Fratelli Tutti» (F.T. en adelante), significa que ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales.
La distribución fáctica del poder —sea sobre todo político, económico, de defensa, tecnológico— entre una pluralidad de sujetos y la creación de un sistema jurídico de regulación de las pretensiones e intereses concreta la limitación del poder.
Sin embargo, el panorama mundial presenta muchos falsos derechos y, a la vez, grandes sectores indefensos, víctimas de un mal ejercicio del poder. Este pensamiento formó parte de su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 25 de septiembre de 2015, con motivo del 70º aniversario de la organización. Fue su primera intervención ante la ONU y tuvo lugar durante su viaje apostólico a Estados Unidos.
Veamos brevemente la visión del Papa Francisco en algunos puntos concretos.
Los derechos humanos
No son suficientemente universales, pues persisten en el mundo numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre.
Las organizaciones criminales utilizan redes sociales para lograr sus objetivos, y la acción para derrotarlas requiere un esfuerzo conjunto y global de los diferentes agentes que conforman la sociedad.
Un mal al que se enfrenta la humanidad es la destrucción del derecho a la intimidad, a través de la comunicación digital, en la que aparecen movimientos de odio, destrucción y manipulación de la información, creando mecanismos de difusión de información y noticias falsas.
Ignorar la existencia y los derechos de los otros, tarde o temprano, provoca alguna forma de violencia, muchas veces inesperada.
El derecho a la inmigración
Es dos veces un derecho, de acuerdo con Francisco I: el derecho a encontrar en el propio país las condiciones para llevar una existencia digna y el derecho a desplazarse cuando esas condiciones mínimas no existen, siendo la integración la clave de ese proceso, escribe el Papa en el libro «Esperanza, la Autobiografía» (E.A. en adelante), añadiendo que muchos buscan escapar de la guerra, persecuciones o catástrofes naturales y, con derecho, buscan «oportunidades para ellos y sus familias, soñando con un futuro mejor.»
Derecho al trabajo
Cabe reflejar el pensamiento de Francisco sobre este tema, destacando por su deseo de solidaridad sus palabras pronunciadas en su visita a la isla italiana de Córcega en 2013 y que recoge el libro «Esta Economía Mata», de A. Tornelli y A. Galeazzi.
Francisco dijo que la falta de trabajo lleva a la persona al sufrimiento de sentirse sin dignidad. Un mundo en el que los jóvenes no tienen trabajo no tiene futuro.
Añadió: «Para defender este sistema económico idólatra se instaura la ‘cultura del descarte’, y se descarta a los abuelos y a los jóvenes. Debemos decir ‘no’ a esta cultura y decir ‘queremos un sistema justo, un sistema que nos haga avanzar a todos’.»
Francisco concluyó su discurso con una oración que le brotó del corazón: «Señor, a Ti, que no te faltó trabajo, fuiste carpintero y eras feliz, no nos dejes solos; los ídolos quieren robarnos la dignidad y los sistemas injustos quieren robarnos la esperanza. Señor, danos trabajo y enséñanos a luchar por el trabajo, bendícenos a todos…».
Y es que, como dice Francisco en la encíclica «Laudato Si», el hombre está llamado al trabajo desde la creación, pues, según relata la Biblia en el Génesis, Dios lo puso allí para trabajar.
Manuel Álvarez de Monn Soto es abogado, exjuez y exfiscal y exfuncionario del Cuerpo Especial de Instituciones Penitenciarias. Actualmente ejerce la abogacía.