Un jurado federal de California (Estados Unidos) dictaminó que la compañía Disney no incurrió en infracción a los derechos de autor en relación con la película “Moana” (2016). La decisión se adoptó tras una extensa deliberación para resolver la acción civil presentada por el animador Buck Woodall.
El demandante alegó que la película de Disney incorporaba elementos sustanciales de su guion titulado Bucky and the Surfer Boy, el cual habría compartido en la década anterior con una persona vinculada profesionalmente al estudio Mandeville Films, empresa que en ese entonces mantenía un acuerdo de colaboración con Disney. Según el texto de la demanda, dicho material fue supuestamente entregado a una mujer que se desempeñaba como directora de desarrollo en Mandeville y actualmente trabaja en DreamWorks Animation.
Woodall sostuvo que la mujer solicitó expresamente mayores antecedentes del proyecto —incluidos diseños de personajes, planes de producción y guiones gráficos— con el fin de evaluar su posible desarrollo. Asimismo, afirmó que el contenido habría sido derivado posteriormente a personal de Disney. El demandante presentó la acción en 2020, solicitando compensación por la presunta utilización no autorizada de su obra en la producción y comercialización de Moana.
Durante el juicio, la mujer declaró bajo juramento que no compartió con terceros el material recibido y manifestó no haber remitido ningún contenido relacionado con Bucky a empleados de Disney. En tanto, los codirectores y guionistas de Moana también negaron haber tenido conocimiento o acceso a la obra del demandante. En sus testimonios, indicaron que la historia de la película fue desarrollada conforme a ideas narrativas ya presentes en anteriores producciones del estudio.
La cuestión jurídica principal sometida al conocimiento del jurado fue la existencia de acceso previo por parte de los empleados de Disney al material protegido. Al concluir que no se acreditó dicho acceso, el jurado estimó innecesario pronunciarse respecto de las similitudes alegadas entre ambas obras. Cabe señalar que la defensa invocó además la extinción del derecho a accionar por haberse superado el plazo legal de tres años para ejercer acciones por infracción en materia de propiedad intelectual, conforme a la legislación federal aplicable en Estados Unidos.
No obstante el fallo, Woodall presentó una nueva demanda en enero de 2025 con motivo del estreno de Moana 2, cuya trama también consideró que infringía los derechos asociados a su obra original. En dicha acción, el demandante persigue una indemnización equivalente al 2,5 % de los ingresos brutos generados por la secuela, la cual obtuvo una recaudación estimada de 224,2 millones de dólares en sus primeros cinco días de exhibición.
Hasta la fecha de la resolución, Disney no ha emitido comentarios adicionales respecto del litigio, aunque a través de un portavoz señaló que el veredicto confirma la independencia del proceso creativo llevado a cabo en el desarrollo de la película.