Artículos de Opinión

Desafíos al Sistema Internacional.

Bases institucionales y legales, sumadas a la interdependencia entre las naciones, han creado un ámbito mundial capaz de sortear, con pragmatismo, los diferendos que siempre existirán, solucionándolos de manera pacífica; o si se traducen en episodios bélicos pese a los esfuerzos, se ha impedido que alcancen dimensiones mundiales mayores, o de larga duración. No es así en la actualidad. Hay ejemplos que lo confirman. La agresión de Rusia a Ucrania que prosigue, y se intensifica sin avizorar ninguna solución.

No es necesario profundizar en la situación mundial, ni escudriñar en sus causas remotas o su evolución, para constatar que los últimos años no han transcurrido como antes, y el futuro se ha tornado impredecible, o en ciertos casos, amenazante. Las causas se han acumulado desde hace años, para que examinadas en su conjunto, confrontemos varios escenarios preocupantes, donde el gran sistema mundial ha resultado ineficiente, o simplemente, no ha funcionado. Tampoco ha sido un deterioro súbito, sino paulatino. Los enfrentamientos entre las grandes potencias, que siempre han existido y no constituyen una novedad, se han tornado habituales y de una amplitud inesperada, sin señales de entendimiento recíproco. Planteo un caso simple: ¿Podrían los tres líderes principales sostener ahora una reunión, frente a frente? Parece inimaginable en la actualidad. No hace mucho, estos encuentros sucedieron, no siempre para alcanzar grandes acuerdos, pero al menos ocurrían. Y lo más importante, en ninguno de ellos estuvo presente la amenaza nuclear por ninguna de las partes, y todavía menos, como una posibilidad real. Una situación que nos retrocede a los peores momentos de la Guerra Fría, la que en definitiva pudo sortearse, precisamente, gracias al robustecimiento del sistema internacional, hoy cuestionado.

Sus componentes fundamentales como, la Carta de las Naciones Unidas, el desarrollo progresivo del Derecho Internacional en todas sus manifestaciones, la práctica diplomática extendida, su herramienta indispensable, y hasta la tan vilipendiada mundialización, por citar los más evidentes, han creado y dotado a las relaciones internacionales de sus bases constitutivas, en casos de conflictos que amenacen la paz y la seguridad internacionales. Ciertamente los conflictos no han dejado de existir y presentarse bajo múltiples circunstancias, por ser una de las constantes más presentes a lo largo del tiempo. Sin embargo, tales bases institucionales y legales, sumadas a la interdependencia entre las naciones, han creado un ámbito mundial capaz de sortear, con pragmatismo, los diferendos que siempre existirán, solucionándolos de manera pacífica; o si se traducen en episodios bélicos pese a los esfuerzos, se ha impedido que alcancen dimensiones mundiales mayores, o de larga duración. No es así en la actualidad.

Hay ejemplos que lo confirman. La agresión de Rusia a Ucrania que prosigue, y se intensifica sin avizorar ninguna solución, ni bélica ni política, ha paralizado el sistema mundial y sus componentes esenciales, al ser provocado por una de las potencias responsables del sistema del Consejo de Seguridad de la ONU. En tal medida que, nuevamente abusando del derecho a veto, como en la época de plena Guerra Fría, Rusia ha impedido cualquier acción del órgano competente en caso de amenazas a la paz, quebrantamiento de la paz, y actos de agresión (Capítulo VII de la Carta), faltando a su deber principal, y violándolos todos. Ha actuado a sabiendas que cualquier funcionamiento del progresivo sistema de sanciones previsto, y sobre todo, el caso de llegar a la imposición de la paz por fuerzas de Naciones Unidas, resulta absolutamente impracticable, pues significaría una guerra mundial. Estamos en presencia de un chantaje bélico que el sistema no pudo contemplar, basado justamente en que las cinco grandes potencias debían precaver, sin confrontarse entre sí. Por ello, amenazó y agredió a la vecina Ucrania, sin actuar contra ninguno de los otros Miembros Permanentes, e inhibiéndoles actuar militarmente. El resultado está a la vista. Sólo condenas de la Asamblea General, sin fuerza obligatoria, y sanciones económico-comerciales, de más largo plazo. Éstas han traído consecuencias perjudiciales, para todos, sancionadores y Putin sancionado. Las demás consecuencias, como el desprestigio, acusaciones de crímenes de guerra y muchas más, nada le importan, mientras detente el poder sobre una población sometida. Tal vez, la única posibilidad de poner fin a estos actos irracionales sería la de una purga interna, no descartable en la historia rusa, pero incierta todavía.

Se han incrementado los ataques a ciudades ucranianas, indiscriminados, aumentan las amenazas de armas nucleares, dada la incapacidad de las fuerzas regulares y se convoca a miles de reservistas. Cuatro regiones son anexadas a la Federación, sin reconocimiento internacional, y cualquier ataque sería denunciado como agresión a todo el país, y provocar una respuesta militar de mayor envergadura, incluso por aliados obsecuentes, sumando más actores.

La fragilidad y paralización del sistema, ha creado seguidores inquietantes. Tenemos el caso de Irán, que prosigue con las imposiciones de la Sharía Islámica contra las mujeres, pese a las rebeliones sofocadas brutalmente. Afganistán, que intensifica su sometimiento Coránico extremo. Corea del Norte, que insiste en su programa de misiles nucleares provocativo, sin control, y se extiende en aguas o espacio aéreo del Japón. Siria, que sigue envuelta en una guerra civil de años, sin señales de victoria o de derrota. Türkiye (antigua Turquía) que aumenta su control interno y busca un mayor protagonismo gracias a su posición geográfica estratégica. Las acciones de movimientos extremistas y sus actos de terrorismo, menos intensos que en el pasado, pero de ninguna manera sometidos definitivamente. También, podemos mencionar los casos de autocracias, muchas francamente  tiránicas en la Región Latinoamericana, violadores sistemáticos de los derechos fundamentales, anti-democráticos, pero que buscan evitar todo tipo de sanciones, manteniéndose o ingresando en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Una verdadera burla que lo desprestigia. Todos se apoyan mutuamente y conspiran, desestabilizando el sistema internacional, y haciéndolo ineficaz, utilizando sus debilidades que han quedado en evidencia, aprovechándolas en su favor y salvaguardándose de cualquier sanción eficaz.

Y no podemos olvidar a China. Persigue objetivos de largo plazo, y presiona a quienes deseen mantener buenas relaciones políticas o económicas, sin sometimiento a las normas vigentes, saltándolas cuando le conviene, y haciendo un permanente contrapunto con las otras potencias, salvo con Rusia, como su aliado de trastienda en tanto desafíe a Estados Unidos y a Europa. Así gana terreno, más presencia e inversiones donde los demás están ausentes. Procura que se le reconozca el derecho a operar según sus reglas, sin acatar las existentes que le incomoden o distraigan en sus propósitos. No acepta límites ni internos ni externos, ni ataduras a un sistema que desea cambiar de raíz en su beneficio. Presiona o exhibe su poderío militar, cuando lo cree necesario. Es un actor de primera línea, pero con un diseño propio

Los casos se multiplican y parecen ejemplos tentadores para otros, menos poderosos, pero igualmente decididos a saltarse las reglas de convivencia tan dificultosamente establecidas. Ahora son varios que desean trastocarlas en su beneficio, transformándose en disidentes, o actuando en abierta vulneración del sistema existente. En la medida en que las excepciones aumenten, apoyados por quienes hace tiempo que no las respetan, los bloques antagónicos tenderán a colisionar, con consecuencias irreparables para el sistema que conocemos. Cuando los desafíos al sistema internacional se multipliquen peligrosamente, habrá que decidir, si es posible conservarlo, o bien, modificarlo profundamente, a riesgo que las excepciones pasen a ser las conductas constantes, y divida al mundo en facciones irreconciliables. Pretender ocultarlos, sólo podría hacer más riesgosa la convivencia, sin oportunidades de preservarla. (Santiago, 11 de octubre 2022)

Agregue su comentario

Agregue su Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *