Artículos de Opinión

Programa de Daniel Jadue y nueva Constitución.

El programa enfatiza que el territorio de Chile se encuentra habitado por “diversas naciones y pueblos” por lo que el país “debe reconocer su plurinacionalidad, avanzando hacia el horizonte de la interculturalidad, asegurando el derecho de todos los pueblos a la autodeterminación, a la integridad cultural y lingüística, sin sometimiento ni asimilación forzada”.

Paradojalmente, las fuerzas políticas que estuvieron por el camino de la violencia y rechazaron el acuerdo por la Paz y la nueva Constitución, hoy escriben el proyecto de Constitución de todas y todos. En efecto, es posible apreciar en el programa de gobierno del precandidato Jadue, informando al Servel, varios puntos en común con el texto actualmente aprobado por el pleno de la Convención Constitucional.

Así, el programa enfatiza que el territorio de Chile se encuentra habitado por “diversas naciones y pueblos” por lo que el país “debe reconocer su plurinacionalidad, avanzando hacia el horizonte de la interculturalidad, asegurando el derecho de todos los pueblos a la autodeterminación, a la integridad cultural y lingüística, sin sometimiento ni asimilación forzada” (p.11).

Como una forma de materializar lo anterior el programa propone el establecimiento de un “Estado Plurinacional e Intercultural (…) para esto además se deberá crear una Nueva Institucionalidad Estatal en materia Indígena. En segundo lugar, reconocer la autodeterminación de los pueblos indígenas y tribales dentro del Estado de Chile, reconociendo sus propias organizaciones y autoridades, así como su capacidad de decidir sobre sus prioridades de desarrollo y asuntos propios, en armonía con la normativa nacional y los derechos humanos” (p.12).

Por su parte, en cuanto a los derechos reproductivos de la mujer, el programa propone legalizar “la interrupción del embarazo, reconociendo que el aborto hasta las 14 semanas de gestación es un derecho humano y, como tal, está garantizado en el marco de los derechos sexuales y reproductivos de todas las personas gestantes” (p.14). Asimismo, respecto a la igualdad de género, se procura el establecimiento de un “Estado paritario” (p.38).

De igual modo, el programa defiende un Estado Social y Democrático de Derecho con marcado acento “ecológico”, “regionalista” y de protección de los “derechos de la naturaleza”, que deje a un lado el modelo de desarrollo neoliberal, centralizado y extractivista (pp. 1, 2 y 40).

Corolario de lo expuesto es la creación de un “Nuevo Estado” que consolide “una democracia participativa, paritaria, descentralizada, plurinacional e intercultural a desarrollarse desde 2022 y en adelante con la puesta en funciones de la nueva Constitución” (p.38).

En tal sentido, el texto constitucional actualmente en discusión recoge en su matriz estas ideas y las plasma en su diseño general. Así, por ejemplo, el eventual artículo 1 del texto constitucional establece que:

“Chile es un Estado social y democrático de derecho[1]. Es plurinacional[2], intercultural[3] y ecológico (…) su democracia es paritaria y reconoce como valores intrínsecos e irrenunciables la dignidad, la libertad, la igualdad sustantiva de los seres humanos y su relación indisoluble con la naturaleza (…).

Otros artículos estatuyen un “Estado Regional”[4] conformado por entidades territoriales autónomas, incluidos autonomías territoriales indígenas a las que se les reconoce derecho al “autogobierno” y un sistema jurisdiccional propio y con altos grados de independencia, además de “escaños reservados”.

Por último, y no por eso menos importante, el texto aprobado de la Nueva Constitución declara que la “soberanía reside en el Pueblo de Chile, conformado por diversas naciones (…) La soberanía y jurisdicción sobre el territorio se ejerce de acuerdo a la Constitución, la ley y el derecho internacional”. Con todo, el nuevo texto se encarga de aclarar que el ejercicio de las autonomías territoriales en caso alguno “podrá atentar en contra del carácter único e indivisible del Estado de Chile, ni permitirá la secesión territorial”. (Santiago, 25 abril 2022)

 

[1] La idea de un Estado Social es un anhelo desde antiguo de la socialdemocracia en Chile, tal como consta en las propuestas de reforma constitucional del año 2005, que no fueron aprobadas en su oportunidad. Cabe señalar que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Alemán ha establecido que un Estado Social implica que el Estado asume un deber de garante de un orden social justo.

[2] Si bien el texto constitucional no entrega un concepto de Plurinacional, su materialización en diversas disposiciones daría cuenta de un contenido principalmente de reconocimiento político territorial de los pueblos originarios.

[3] El texto constitucional entendería la idea de interculturalidad en el sentido de reconocer y promover institucionalmente las “diversas cosmovisiones de los pueblos y naciones que conviven en el país con dignidad y respeto recíproco”.

[4] Uno de los primeros autores en desarrollar la idea de un Estado Regional en Chile fue José Luis Cea Egaña, en Revista Chilena de Derecho, Vol. 24 N° 2, pp. 337-351 (1997), quien cita para una visión más general a Paola Biscaretti Di Ruffia en “Las Formas de Estado de la Epoca Moderna”, I Anuario Jurídico de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México (1974), pp. 15 ff.

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