Artículos de Opinión

Si Trump fuera Presidente.

Un Tramp Presidente, por extraño que parezca, no es una hipótesis irreal, gracias a los electores obtenidos por el momento y habrá que seguirlo con atención, aunque se considere una rareza.

Luego del llamado “super-martes” las nominaciones por los Partidos Republicano y Demócrata, parecen perfilarse, por Donald Trump y por Hillary Clinton, respectivamente. Han obtenido las preferencias y mayor número de delegados electores por Estado, hasta ahora.  Fueron 17 candidatos al comienzo y varios abandonaron.  A los que quedan, se les hace cada vez más difícil superar los favoritos. No obstante, esta elección ha tenido características novedosas, no tanto por los programas de cada uno y sus contenidos, como por las confrontaciones entre sí. Se han producido  en buena parte, por un postulante atípico, Donald Trump. Cuando inició su candidatura el New York Times lo presentó caracterizado como un payaso. Para muchos sigue siéndolo en gran medida, pero es un payaso que debiera ser tomado en serio por los resultados obtenidos. Representa alguien exitoso, a su manera, pero que coincide con muchos que sueñan a la americana. Multimillonario en bienes raíces, dentro y fuera del país. Con figuración constante en medios de comunicación y patrocinio de concursos, que lo hizo sumamente conocido y hoy aprovecha. Con una familia que sigue sus pasos y es figura obligada en revistas y programas faranduleros.

Su decisión política de postular por el Partido Republicano, ha sorprendido, luego de haber sido Demócrata y cambiado constantemente entre ambos. Más un programa ultra-conservador, errático y difícil de entender, pero que acude a algunas afirmaciones rotundas y siempre polémicas, como el muro con México, pagado por los propios mexicanos; deportar casi 11 millones de indocumentados; proscribir a los musulmanes y cerrar sus Mezquitas; aplicar torturas y apremios a terroristas; confrontar en lo económico y militar a China y Rusia; y otras por el estilo, que parecen insensatas, pero que han capturado votantes y lo tienen por sobre sus contendores Cruz y Rubio, senadores de origen latino que no han logrado grandes resultados, pues han debido seguir la tónica de Tramp, es decir, fustigarse mutuamente. El propio partido también aparece dividido y algunos de sus líderes procuran impedir su nominación que la consideran perjudicial.

Por parte de Hillary Clinton y los Demócratas nada ha sido fácil tampoco. Su postulación casi asegurada ha sido desafiada fuertemente, por el Senador Bernie Sanders, autoproclamado socialista y contrario a la tradición imperante, representada por Hillary, obligada en buena medida, a defender a Obama y su legado. Su carrera como Senadora, Secretaria de Estado y contendora derrotada por el actual Presidente, le otorgaban un mejor derecho todavía esquivo. El propio Ex Presidente Clinton, su marido, con sus aciertos y escándalos la ha apoyado, pero no ha sido decisivo. En todo caso está a la cabeza de las candidaturas Demócratas, faltando el Estado de Florida, que podría revitalizar a Rubio del que es Senador.

Esta elección muestra un cambio en la casi siempre rutinaria rotativa entre los dos paridos principales. Ha surgido un nuevo elector más rebelde, inconformista y desencantado que exige mucho más de sus gobernantes. De ahí los apoyos rupturistas a candidatos como Trump o Sanders. En definitiva, si se mantienen las tendencias, y Trump alcanza los 1.237 delegados republicanos electores, y Clinton los 2.382 demócratas; habrá una pugna entre un candidato no convencional, como Trump, y una tradicional, como Clinton. La interrogante será quien representará aquella ciudadanía disconforme que existe en ambos sectores, o si primará el continuismo tradicional.

Por lo tanto las posibilidades de nominación de Trump no son mera especulación ni una alternativa imposible. De ganar, las consecuencias serían impredecibles, si cumple sus afirmaciones de campaña. Nuestra región no ha sido mencionada, salvo el muro con México. Chile ni siquiera figura, aunque el Acuerdo Trans Pacífico, que Obama impulsa y que Clinton respalda, nos importa. Trump no lo apoya, con innegables consecuencias para sus integrantes, entre ellos nuestro país. Sin olvidar que un Presidente norteamericano, aunque tenga otras prioridades inmediatas, internas y con otras potencias, no es indiferente para ningún país ni para la comunidad internacional en su conjunto. Un Tramp Presidente, por extraño que parezca, no es una hipótesis irreal, gracias a los electores obtenidos por el momento y habrá que seguirlo con atención, aunque se considere una rareza (Santiago, 9 marzo 2016)

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