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Se ha ido expandiendo a otras regiones del país.

Escriben «Expansión del conflicto indígena: aumento en la escala de violencia».

Proveer la seguridad en la zona es fundamental. El llamado «Comando Jungla» apunta a terminar con los ataques en las zonas más afectadas.

19 de agosto de 2018

En una reciente publicación del Instituto Libertad y Desarrollo se da a conocer el informe “Expansión del conflicto indígena: aumento en la escala de violencia”.
Se sostiene que durante décadas el Estado chileno ha desplegado esfuerzos para resolver el conflicto que existe con el pueblo mapuche, el cual, es uno de los pueblos indígenas más importantes de Chile, tanto por su peso social y demográfico como por su fuerte identidad cultural.
Este conflicto, se afirma, si bien se enmarca en dimensiones políticas, culturales e históricas, ha consistido principalmente en una discusión respecto de cómo integrar y reconocer a los pueblos indígenas sin generar las condiciones de una aculturación, patrocinando el resguardo de su identidad y patrimonio con la finalidad de promover una coexistencia pacífica en armonía con el resto de la sociedad.
Se añade que actualmente el conflicto mapuche sigue estando presente, y ha ido evolucionado a lo largo de los años. Si bien, la región de La Araucanía ha sido desde siempre la principal zona afectada -ya que es uno de los lugares donde se concentra la mayor cantidad de personas pertenecientes a la etnia -, durante los últimos años se ha visto una paulatina expansión del conflicto hacia otras regiones. Adicionalmente, el foco de los ataques también se ha ampliado, los predios particulares ya no son los únicos afectados. En la zona existen grupos radicales que generan actos de diversa índole con fines reivindicativos, uno de los más activos ha sido la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM).
Esta, asegura LyD, critica la relación que existe entre el Estado chileno y el pueblo mapuche, alejándose de la negociación y el diálogo, puesto que esto significaría una subordinación por parte del CAM hacia el Estado chileno. Este grupo de comuneros radicales, sumado a otros pequeños grupos de la misma índole, han optado por implementar la violencia a través de la violación de la propiedad privada, principalmente mediante ataques incendiarios que consisten en la quema de predios, maquinaria e incluso agresión a trabajadores de forestales. En los últimos años se ha visto que la violencia, además de expandirse en términos territoriales, ha experimentado una evolución. Antiguamente, se explica, el objetivo de los grupos radicales se enfocaba principalmente en predios particulares de grandes empresarios agrícolas de la zona. Luego se fue expandiendo a empresas forestales, posteriormente a pequeños parceleros y últimamente se han visto afectadas también Iglesias y liceos.
Así, se añade, la escalada de violencia ha estado marcada por una expansión tanto en términos territoriales como en las entidades víctimas de los ataques y bienes u objetos afectados. La pérdida de estos bienes se debe principalmente a ataques incendiarios.

HITOS VIOLENTOS EN LA ZONA

LyD asevera que los hechos violentos con connotación indígena se han ido expandiendo a otras regiones del país. Mientras que en el año 2013 solo se registraron ataques en la región de La Araucanía, al año 2018 ya se han registrado ataques en las regiones del Biobío, Los Lagos y Los Ríos. Los sectores de la sociedad que están siendo afectados son cada vez más amplios y la envergadura de los ataques en cuanto al daño generado son cada vez más altos. Incluso se han llegado a cerrar actividades productivas, tal como sucedió con la Forestal Cerda ubicada en la comuna de Angol. Ésta anunció el cierre de la planta el pasado 23 de julio de 2018 producto de los constantes ataques incendiarios, los cuales han generado gastos que impedían continuar con las operaciones y, por ende, con el funcionamiento de la empresa. Los constantes ataques reivindicativos por parte de los comuneros mapuches a las maquinarias de trabajo e incluso a trabajadores de la zona han afectado la inversión de empresarios en la región, obligándolos a trasladar la empresa hacia un sector alejado y más seguro.
Luego, en el informe se observa un incremento del daño generado durante los últimos meses, registrándose el más alto en febrero de este año. Desde marzo del 2016 y hasta la fecha se ha visto como en promedio ha aumentado el daño de los ataques, con un promedio mensual en 2016 de 1,6 bienes dañados por ataque a casi 6 en lo que va en promedio este año. Lo anterior es consecuencia de que la cantidad de bienes que son destruidos en cada ataque ha sido mayor. Un ejemplo de esto es el ataque incendiario provocado en agosto de 2017 en la comuna de San José de la Mariquina (región de Los Ríos), en donde encapuchados quemaron 29 camiones y una bodega. Este ataque fue considerado uno de los más grandes en los últimos 20 años debido al daño causado, mientras que este año, 22 camiones fueron quemados en la región de La Araucanía y el Biobío en febrero.
LyD reflexiona que sin duda el conflicto en La Araucanía ha traído consecuencias negativas para la región. El paulatino crecimiento de éste, expandiéndose a las regiones de los Ríos, Los Lagos y Biobío, además de ampliarse la tipología de predios y/o bienes afectados, podría eventualmente perjudicar el progreso de un territorio cada vez más grande de Chile. Por ello, es prioritario terminar con los ataques, antes que se instalen en forma definitiva en una zona amplia del país. La implementación del “Comando Jungla” o “Policía Antiterrorista”, la cual tiene por objetivo operar en las zonas donde se producen la mayor cantidad de ataques violentos y evitar que se produzcan ataques terroristas sobre todo en las zonas rurales, apuntan en la dirección correcta.
Aún, arguye, es muy pronto para evaluar los resultados de esta nueva policía especializada, pero el objetivo se enmarca en el compromiso de las actuales autoridades de implementar medidas que ayuden a generar estabilidad y paz en la zona.
Por su parte, concluye LyD, la mirada más integral del problema que está instalando el actual Gobierno respecto de La Araucanía, a través de la mesa de trabajo creada para lograr un acuerdo transversal en la materia y el Plan Impulso Araucanía en el que se trabaja intersectorialmente, apuntan en el sentido correcto toda vez que a través de estas instancias se persigue conocer y así eventualmente atender las múltiples necesidades de desarrollo y paz en la zona.

 

Vea texto íntegro del documento

 

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