El gobierno polaco se dispuso a disolver la controvertida cámara disciplinaria para jueces del Tribunal Supremo, después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, por una parte, dictaminara que el mecanismo disciplinario es contrario a la legislación de la UE y, por la otra, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos considerara en casos concretos que dicha sala había infringido el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
En un fallo reciente, el TJUE solicitó la inmediata suspensión de los poderes disciplinarios de la Corte Suprema, al considerar que estas incumplían el derecho europeo al poner en riesgo la independencia y la imparcialidad de los tribunales. Frente a esta decisión, se le solicitó al Tribunal Constitucional de Polonia pronunciarse, órgano que determinó que el TJUE no podía imponer tales medidas provisionales en relación con los cambios judiciales, por cuanto consideró que la Constitución polaca es jerárquicamente superior a la legislación de la Unión Europea. Por lo anterior, concluyó que la decisión del TJUE vulneraba la Constitución nacional.
Por su parte, el TEDH había fallado que la conformación de la Sala Disciplinaria del Tribunal Supremo de Polonia no ofrecía suficientes garantías de independencia frente a los poderes legislativo o ejecutivo. Asimismo, expresó que dicha sala no era un «tribunal establecido por la ley» en el sentido del Convenio Europeo.
A raíz del fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Estado de Polonia afirmó que continuará con las reformas del poder judicial, también en el ámbito de la responsabilidad de los jueces, con el fin de mejorar la eficiencia de este sistema, aunque prescindiendo de la Sala Disciplinaria.
Polonia podría enfrentarse a sanciones económicas si no cumple la sentencia de la UE.
Vea texto íntegro de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
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