Noticias

Imagen: Confilegal
Escena de la película "El médico", basada en el bestseller de Noah Gordon, en el que relata la historia de un joven que acude a Persia para estudiar medicina.
Opinión.

«¿Por qué razones la Iglesia prohibió las autopsias durante siete siglos?», por Carlos Berbell y Yolanda Rodríguez.

El cuerpo humano era el templo en el que moraba el alma y aunque, cuando alguien moría, el alma se había marchado, eso no restaba para que siguiera siendo sagrado.

18 de agosto de 2022

En una reciente publicación del medio español Confilegal se da a conocer el artículo «¿Por qué razones la Iglesia prohibió las autopsias durante siete siglos?», por Carlos Berbell y Yolanda Rodríguez.

Desde la desaparición del Imperio romano hasta el siglo XIII, en plena Edad Media, las autopsias fueron prohibidas por la Iglesia Católica. Su oposición tenía una base netamente religiosa que se remontaba al propio Jesucristo.

Todos conocemos la palabra autopsia. Lo que quizá no sepamos es que procede del griego y, literalmente, quiere decir “ver con los propios ojos”.

La autopsia consiste en el examen y la disección de un cadáver para determinar la causa de su muerte.

Autopsia es, además, sinónimo de otra palabra: necropsia.

Las autopsias las realizan los médicos especializados en medicina legal, más conocidos como médicos forenses. Precisamente, estos especialistas han recibido una completa preparación para estudiar e interpretar aquellos rasgos y /o lesiones mínimos hallados en los cadáveres y reconstruir las circunstancias por las que perdieron la vida para poder contárselo a los jueces y a la policía en un idioma comprensible.

Pero no siempre ha sido así. La Iglesia mantuvo durante siete siglos, entre el siglo VI después de Cristo -la caída del Imperio romano de Occidente- y el siglo XIII, una prohibición estricta que impedía a ningún galeno abrir ningún cuerpo humano para determinar el porqué de su muerte.

Las razones de la oposición de la Iglesia a las autopsias tenían su base en las palabras de los apóstoles. Los exámenes post mortem sólo se autorizaban en los casos de supuesto envenenamiento. Y eran excepcionales.

Según San JuanJesús comparó su cuerpo con un templo.

San Pablo en sus cartas al pueblo de Corinto les preguntó: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el espíritu de Dios mora entre vosotros?

Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él. El templo de Dios, el cual sois vosotros, es santo”.

Es decir, para que nos entendamos, el cuerpo humano era el templo en el que moraba el alma y aunque, cuando alguien moría, el alma se había marchado, eso no restaba para que siguiera siendo sagrado.

El novelista estadounidense, Noah Gordon, lo explica muy bien en su best seller “El Médico”, que trata precisamente de esto.

A pesar de la oposición de la Iglesia a las autopsias, a principios del siglo XVI se estableció la metodología para que los médicos forenses del momento presentaran las pruebas médicas en el foro, ante los tribunales.

Fue gracias al trabajo de tres hombres, el francés Ambroise Paré, considerado el padre de la cirujía moderna,  y los italianos Fortunato Fidelis (de Roma) Pao Zacchia (de Palermo), considerados los padres de la medicina legal, que se pudo abandonar el concepto de templo-cuerpo y avanzar en el estudio de los cadáveres.

Paré hizo un detallado estudio de los órganos vitales de las víctimas de asesinatos. Analizó órganos vitales como el corazón, el hígado y pulmones ye hizo una descripción de los diversos crímenes sexuales y sus efectos visibles sobre los cuerpos sin vida.

Fidelis dedicó su tiempo a describir los casos de personas ahogadas, y Zacchia se centró en las heridas por arma de fuego, cortes de cuchillo, asfixia, abortos, infanticidos, suidicio como diferente forma de homicidio y diversas aberraciones mentales.

Sin sus aportaciones no se podría comprender el mundo de la investigación criminal actual. A través de la autopsia los cadáveres cuentan su historia y permiten que se les haga justicia.

Sus trabajos cambiaron la visión del mundo cristiano sobre el cuerpo-templo sagrado para siempre y abrieron una nueva era para la investigación criminal, libres del lastre que, hasta ese momento, había supuesto la religión para el avance de la ciencia.

Te recomendamos leer:

Agregue su comentario

Agregue su Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *