La Corte Suprema de Canadá desestimó el recurso de apelación deducido por la Corona (Ministerio Público) y ordenó valorar nuevamente las pruebas en un juicio penal, por estimar que el juzgado de primera instancia inobservó el estándar de “manifiestamente frívolo” al rechazar la suspensión del procedimiento solicitada por los condenados.
El caso versa sobre dos miembros de una peligrosa organización delictual que fueron juzgados y declarados culpables de seis cargos de asesinato, que habrían sido cometidos en el marco de una disputa por drogas. Previo a que sus condenas fueran registradas solicitaron la suspensión del procedimiento para presentar nuevos antecedentes y realizar nuevas gestiones, alegando que las autoridades no garantizaron un juicio justo y socavaron la integridad del sistema de justicia.
Sostuvieron que los policías intervinientes en el caso cometieron varias irregularidades, y que tras ser recluidos fueron sometidos a un régimen de aislamiento en condiciones inhumanas. El fiscal solicitó el rechazo de la suspensión y que no fuera evaluada en una audiencia completa, por estimar que no existían suficientes antecedentes para acceder a la solicitud.
El tribunal accedió a escuchar los argumentos de los acusados, pero en una audiencia parcial que no permitía presentar todas las pruebas del caso ni contrainterrogar a los policías involucrados. Finalmente, el tribunal desestimó la solicitud y dictó las condenas. Consideró que, aunque los policías hubieran incurrido en ciertas irregularidades, ello no era suficiente para desvirtuar lo resuelto dada la gravedad de los crímenes.
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Impugnaron el fallo vía apelación en segunda instancia y su pretensión fue acogida por el tribunal ad quem. Este estimó que el a quo no adoptó el enfoque correcto al tomar su decisión y que impuso un estándar demasiado alto para permitir que las solicitudes procedieran a una audiencia probatoria. Por ende, anuló las condenas y remitió el asunto al a quo para rendir nuevamente las pruebas en un juicio voir dire (audiencia para determinar la admisibilidad de la prueba o la competencia de un testigo o jurado). La Corona apeló el fallo en estrados de la Corte Suprema.
En su análisis de fondo, la Corte señala que “(…) una solicitud en un proceso penal, incluida la suspensión del procedimiento por abuso de proceso, solo debe desestimarse sumariamente si la solicitud es manifiestamente frívola. Este umbral es el que mejor preserva los juicios justos, protege el derecho del acusado a la plena respuesta y defensa, y garantiza procedimientos judiciales eficientes”.
Agrega que “(…) es un estándar riguroso que permite a los jueces de primera instancia descartar el tipo de solicitudes que el poder de destitución sumaria está diseñado para excluir, pero permite que la mayoría de las solicitudes se decidan sobre sus méritos en procedimientos proporcionados. En el presente caso, las solicitudes de suspensión no fueron manifiestamente frívolas y no deberían haber sido desestimadas sumariamente”.
Comprueba que “(…) la parte «frívola» del estándar elimina aquellas aplicaciones que necesariamente fallarán y captura «manifiestamente» la idea de que la naturaleza frívola de la aplicación debería ser obvia. Si esta naturaleza de la solicitud no es manifiesta u obvia en el expediente, entonces la solicitud no debe desestimarse sumariamente y, en cambio, debe abordarse sobre sus méritos. Este estándar riguroso permitirá a los jueces descartar aquellas solicitudes que nunca prosperarían y que, por definición, harían perder el tiempo del tribunal”.
En definitiva, la Corte concluye que “(…) el poder del juez de primera instancia para desestimar sumariamente una solicitud está en curso. Incluso si el juez permite que la solicitud proceda a un voir dire, este conserva la capacidad de desestimar sumariamente la solicitud durante el voir dire siempre y cuando se haga evidente que la solicitud es manifiestamente frívola”. El registro de una moción de desestimación sumaria normalmente debe ser mínimo y de naturaleza sumaria”.
Al tenor de lo expuesto, la Corte resolvió desestimar la apelación y confirmar el fallo de segunda instancia.