El Tribunal de la Corona de Manchester (Reino Unido) condenó a cadena perpetua a Lucy Letby, enfermera británica que fue declarada culpable de asesinar a 7 recién nacidos en un hospital del noroeste de Inglaterra, entre los años 2015-2016. Debido al impacto que generó el caso, el gobierno del Reino Unido anunció una investigación independiente sobre los asesinatos para determinar si el Servicio Nacional de Salud incurrió en negligencia.
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Según los hechos acreditados, la enfermera dañó deliberadamente a los bebés de varias maneras, como a través de la inyección de aire en sus torrentes sanguíneos y mediante el suministro de leche en sus estómagos con el uso de sondas nasogástricas. También fue acusada de envenenar a neonatos con insulina en su alimentación intravenosa y de manipular sus sistemas de respiración para inducir sus decesos.
El Gobierno realizará una investigación para esclarecer por qué la enfermera continuó trabajando en el cuidado de bebés, a pesar de las quejas de sus superiores y de sus antecedentes penales.
“La acusada actuó con premeditación, cálculo y astucia en sus acciones, y una profunda malevolencia que raya en el sadismo. Esta fue una campaña cruel, calculada y cínica de asesinato de niños. Actuó de una manera completamente contraria al instinto humano de criar y cuidar a los bebés y en una grave violación de la confianza que todos los ciudadanos depositan en quienes trabajan en las profesiones médicas y de cuidados”, señaló el juez del caso.