Artículos de Opinión

Principios de economía de relevancia para el proceso Constituyente.

“Nada es gratis”, todas nuestras elecciones tienen un costo, algo a que tenemos que renunciar para obtener otra cosa. Es lo que se llama costo de oportunidad. En el proceso constituyente actual el recurso a la gratuidad es vergonzoso.

La ciencia económica, siguiendo al profesor Gregory Mankiw[1], nos enseña que el estudio de la teoría económica -micro y macroeconomía-, puede sintetizarse en principios básicos, es decir, valores que orientan el todo de una disciplina.-

Sin faltar el respeto a economistas, ya que soy jurista, quisiera detenerme en a lo menos cuatro que considero relevantes, a fin de que podamos meditar sobre el alcance de los mismos, a la luz de la discusión política y constitucional imperante en estos tiempos.

Uno de los mas básicos, nos dice que todos enfrentamos a diario disyuntivas, y esto deriva del problema económico fundamental que se traduce en que “los recursos son escasos para satisfacer todas nuestras necesidades”. Esa es la primera lección de economía, la más esencial y la que mas cuesta entender. Lo vemos en el debate actual.

Ese principio cardinal, lo podemos resumir en que “nada es gratis”, todas nuestras elecciones tienen un costo, algo a que tenemos que renunciar para obtener otra cosa. Es lo que se llama costo de oportunidad. En el proceso constituyente actual el recurso a la gratuidad es vergonzoso.

De esta forma, todo Estado tiene recursos que son limitados y debe optar, qué necesidades satisfacer y cuáles no (renuncia, costo de oportunidad). Por ello, todo debate de gasto público, debe ser responsable, fundado, cuantificable. Así, si queremos financiar una renta básica universal, debemos ser serios y determinar los mas obvio, el acerbo de recursos con que cuenta el Estado de Chile (presupuesto de la nación); luego establecer cuánto nos cuesta esa renta universal (1 millón de dólares, 5000 mil millones de dólares, 20 mil millones dólares, etc. [ojo cifras mensuales]), a cuántos va a favorecer (¿a los casi 19 millones de chilenos?) y cuál es su monto ($400 mil, $500 mil, 600 mil, etc.[per capita]); y finalmente contrastar de acuerdo a nuestro presupuesto inicial (al igual como lo hace toda familia), cuánto del mismo representa (10%, 30%, 60%, 200% etc.). Ya que financiar una renta básica, necesariamente implica renunciar a financiar a lo menos parcial o totalmente, otros bienes y servicios que satisface el Estado (salud, educación, obras públicas, entre muchos otros). Es aritmética pura y dura. Es un principio constatable en seno de nuestro hogar.

Otra regla verificable y fácil de comprobar es que las personas responden a incentivos. Todos nosotros nos movemos diariamente en base a ciertos incentivos, cualquiera sea su naturaleza. Trabajamos con la finalidad natural de obtener una retribución que nos sirva para satisfacer nuestras diversas necesidades; nos dedicamos a una actividad que aparece como rentable a otra; respetamos una cuarentena o toque de queda para no contagiarnos o bien por miedo a las sanciones; no respetamos porque no hay sanciones o fiscalizaciones; algunas empresas se coluden para obtener mayores rentabilidades lesionando las bases de una economía de mercado y a su comunidad; y algunos funcionarios públicos inventan horas extras, exigen pagos indebidos a cambio de favorecer a ciertos individuos (cohecho), en general incurren en corrupción para obtener beneficios personales sobre normales.

Y no podemos dejar de comentar una regla económica elemental y que debemos tener presente en todo debate. Nuestra riqueza no nace de los árboles en un sentido figurado, ni depende del papel moneda que tengamos en nuestros bolsillos. “El nivel de vida de un país depende su capacidad para generar bienes y servicios”, sin bienes y servicios producidos por empresas pequeñas, medianas y grandes, nuestro dinero no sirve para nada. Es basura mercantil, como muchas veces a pasado en la historia y es lo que conocemos como inflación, perdida de valor del dinero como medio de cambio y la consecuente perdida de confianza en el mismo (véase Venezuela actual, Alemania periodo entre guerras, Chile 1973, etc.). En ese sentido otro principio dice que si el gobierno imprime demasiado dinero, los precios subirán.

En palabras simples, el dinero retirado de nuestros fondos de pensiones, tienen poder de compra, nos sirve, en la medida de que exista un equilibrio entre el retiro de fondos (papel) y los bienes y servicios existentes. Si la oferta de dinero sobrepasa la producción, ese dinero cada vez vale menos, se devalúa. Esto es macroeconomía pura.

Finalmente, no podemos soslayar una regla internalizada en todo el Mundo desarrollado “El comercio puede mejorar el bienestar de todos”. El progreso de la humanidad viene de la mano del trabajo, de la especialización del mismo (ventajas comparativas) y de la competencia que se produce en los mercados.

A pesar de la concreción de estas reglas, no abstracta sino empírica y demostrable, muchos Estados han tratado de desconocerlas y finalmente son superados por la realidad, y que se ilustra muy bien, en el éxodo masivo e ilegal de sus propios nacionales hacia países libres.

No existe regla gubernamental que pueda ir en contra de estos principios, no existe ley que pueda obligar a producir en contra de los incentivos inherentes a la libertad humana. No existe decisión gubernamental que pueda forzar una impresión artificial de dinero, para mejorar el bienestar de la sociedad, sino existen empresas y trabajadores avocados a producir bienes y servicios, quienes se mueven en base a intereses personales que sirven a  fines sociales, en definitiva no existe mejor interprete de las necesidades de la población que sus propios ciudadanos a través de su demanda. Estos principios deben encontrar a lo menos un reconocimiento implícito en el estatuto económico de la nueva Constitución. (Santiago, 11 mayo 2021)

 

[1] Mankiw, N. G., Meza y Staines, M. G., & Carril Villarreal, M. d. P. (2012). Principios de economía (6a. ed. –.). México D.F.: Cengage Learning.

 

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  1. En las épocas de cambios revolucionarios y contrarrevolucionarios se olvida, ignora y desprecia el valor esencial de todo ordenamiento jurídico legítimo: la seguridad jurídica. Es de esperar que Chile logre una Constitución que limite la inflación normativa y afirme el valor de la certeza jurídica. Muy buen resumen de economía. Felicitaciones.

  2. Excelente columna, una de las mejores y más claras que he tenido el agrado de leer, por su oportunidad e importancia actual. Lamentablemente, creo que es una opinión minoritaria, primando en nuestro país un discurso alejado de la realidad económica.