Por Javier Bustos Salgado, USS

En octubre de 2020, Chile celebró un plebiscito en el cual se decidió comenzar un proceso de cambio constitucional inédito en la historia del país, si bien el proceso culminó en el rechazo a la propuesta constitucional el pasado 04 de septiembre, uno de los temas que atrajo la atención tanto de intelectuales, políticos y los medios es si Chile debe cambiar su régimen presidencial. Se ha discutido de manera apasionada sobre si se mantiene el presidencialismo, se reforma para atenuar sus atribuciones o derechamente sustituirlo por otro sistema, ya sea de carácter semi presidencial o parlamentario.

Con el fin de dilucidar y ahondar en la materia es que entrevistamos a Pedro Pablo Arroyo, quien es abogado de la Universidad Católica de Concepción, Licenciado en Historia Universidad de Chile, Magíster en Gestión Integrada Medio Ambiente, Riesgos Laborales y Responsabilidad Social Empresarial de la Universidad de Concepción, Máster en Derecho Ambiental Universidad de Castilla la Mancha España, Postgraduado en Gestión y Administración.

1. ¿Qué importancia tiene el régimen político en las sociedades actuales?

Mucha, porque es importante que los países cuenten con un sistema político, para ordenar las fuerzas  existentes en todo Estado en forma organizada o no, de manera que es necesario que existan esas fuerzas,  se ordenen en partidos políticos, que es la forma de cómo estas fuerzas canalizan sus inquietudes.

En estos casos, se justifica plenamente la existencia de los partidos políticos, porque las fuerzas inorgánicas de todas maneras se van a manifestar de un modo u otro. En América Latina, es característica la existencia de una multiplicidad de partidos políticos, los que tratan de dar satisfacción a las múltiples necesidades que manifiestan  sus gobernados. Lamentablemente no siempre con resultados aulagueños, ya que han primado los cacicazgos, lo que significa también una multiplicidad de intereses diversos, los que no siempre pueden exhibir los buenos resultados que se espera  de lo mismos.

2. ¿Qué caracteriza al régimen político chileno?

Los regímenes políticos en Chile, desde un punto de vista histórico, han sido pendular, puesto que, desde la más temprana vida Republicana, han existido manifestaciones diversas que han colmado el mapa político en nuestro país. A saber, por ejemplo, hemos tenido gobiernos con un fuerte componente Parlamentario en el siglo XIX, luego se ha transitado hacia un Presidencialismo, incluso tuvimos la propuesta de instaurar en Chile un sistema federal, que sin embargo, no es un régimen político pero es importante porque es una forma de organización del Estado, lo que implica también organizar al gobierno de turno.

Hoy exhibimos un régimen político llamado Presidencialismo Reforzado el que se manifiesta de múltiples formas en la Constitución de 1980, a saber: por ejemplo el Presidente de la República interviene en el proceso legislativo, le puede imprimir  urgencia a proyectos de ley que él crea conveniente, tiene a su cargo el control de las  FF.AA en tiempos de guerra, etc.

3. A su juicio, ¿cuáles son los principales problemas que nuestro sistema presidencialista tiene?

Nosotros creemos que el excesivo Presidencialismo es contraproducente, porque interviene, por disponerlo así la propia Constitución, en las demás funciones del Estado. Además, creemos que una falta de equilibrio sobre todo con el Congreso, no  es bueno para la democracia, máxime en países emergentes como el nuestro.  La democracia es muy frágil, de modo que hay que cuidarla, y  por lo tanto no es conveniente que un poder, prácticamente absorba a otro.

Los equilibrios en materia política, son muy relevantes no sólo para mantener la razonabilidad en el gobierno, sino que para mantener la estabilidad del propio Estado.

4. Chile se ha caracterizado por tener una tradición presidencialista hiper concentrada, que muchas veces entorpece en la puesta en marcha de diversos programas de gobierno, ¿cree usted que un sistema semi-presidencial, con un jefe de Estado y uno de gobierno pueda dar soluciones a las coyunturas políticas y en concreto a los ciudadanos?

Nosotros pensamos que no, más bien se necesita una madurez política, en donde cada uno asuma el rol que le compete, no se trata entonces de agregar más burocracia al Estado, que ya bastante tiene, sino de ser más eficiente en lo que hacemos cada uno. Además nuestra tradición política no da cuenta de algún antecedente positivo que pueda citarse al respecto, de modo que, lo más apropiado será conservar aquellas instituciones que tienen una tradición Republicana y que lo hacen bien, y no ser objeto de un experimento cuyos resultados son inciertos.

El senado de la República es un ejemplo de lo que estamos diciendo, porque se quiera o no, somos un país que en general quiere sus instituciones y que cuando estas se ven amenazadas en su subsistencia la ciudadanía se manifiesta.

5. En la propuesta de nueva constitución se diseñó una especie de “presidencialismo atenuado” con un congreso de carácter “asimétrico”, ¿cuál es su evaluación de dichos conceptos?

Creemos que en lo relativo al  presidencialismo atenuado está bien porque en Chile el Presidente tiene demasiadas facultades a nuestro gusto, pero en cuanto al carácter asimétrico del Congreso, creo que no estamos de acuerdo,  por la tradición bicameral que ha tenido siempre nuestro Congreso y no tan sólo por ser una tradición se debe tener en cuenta, sino porque ahí está el equilibrio que tanto se necesita en política, de hecho si observamos con atención, veremos que una es la rama política del Congreso y la otra es la rama que coloca la mesura, la ponderación. No en vano ha sido de esa manera desde tiempos pretéritos. La gran ventaja que tiene ese equilibrio es que en los proyectos de ley actúan recíprocamente como rama revisora, la una respecto de otra.

6. En Chile existe la figura del vicepresidente de la República en caso de que el presidente se encuentre, por ejemplo, en el exterior, y en ciertas hipótesis de vacancia. ¿Cree usted que debiese ser un cargo de carácter permanente desconcentrando las facultades del Presidente?

Creemos que podría ser interesante dicha figura, puesto que de esa manera se tiene certeza respecto de quién será la persona que ocupará dicho cargo y por otra, se le da estabilidad de modo que no se estaría en la necesidad de estar firmando un decreto cada vez que el Presidente por alguna razón se ausenta del país. Chile no tiene la institución de la vicepresidencia, sino cada vez que el Presidente se ausenta, asume en calidad de vicepresidente el Ministro del Interior que por una ficción jurídica, se transforma en Vicepresidente de la República con la misma concentración de facultades que el Presidente.

7. Chile tiene urgencias sociales de distinta índole, y el régimen político es pieza clave para dar solución a tales demandas, ¿cuál es a su juicio el régimen político que debiese seguir nuestro país?

Pensamos que podría ser un régimen de tipo semi presidencialista, en equilibrio con el poder que tiene el Congreso. O bien un Presidencialismo atenuado entregándole más facultades a la función legislativa. Porque como ya lo dijéramos anteriormente hay demasiado poder concentrado en la función ejecutiva, lo que se contrasta con el concepto de una democracia moderna en que se busca vivir en un Estado de Derecho permanente. Por otra parte, no hay que desconocer el hecho que la concentración del poder, tiende a corromperse porque no hay  un contrapeso que lo pueda equilibrar.