Un tribunal federal en Estados Unidos declaró este jueves que Google incurrió en prácticas monopolísticas ilegales en el sector de la publicidad digital, abusando de su posición dominante para controlar dos mercados clave: el de los servidores de anuncios para editores y el de las plataformas de intercambio de publicidad gráfica en la web abierta.
La sentencia, dictada por la jueza federal Leonie M. Brinkema, sostiene que la compañía tecnológica utilizó durante más de una década una serie de mecanismos contractuales y tecnológicos para consolidar su poder de mercado y excluir a sus competidores, dificultando así una competencia libre y efectiva.
“Estas prácticas no fueron fruto del éxito empresarial legítimo, sino de una estrategia deliberada para eliminar rivales, limitar la innovación y perjudicar a sus propios clientes —entre ellos, medios de comunicación, anunciantes y plataformas independientes—”, indica la resolución.
La jueza Brinkema subrayó que Google “no solo aprovechó su posición dominante, sino que diseñó activamente un ecosistema cerrado y dependiente, basado en herramientas interconectadas que dejaban pocas opciones reales fuera de su red publicitaria”.
El fallo detalla que “durante más de una década, Google ha vinculado su servidor publicitario para editores y su plataforma de intercambio de anuncios mediante políticas contractuales y la integración tecnológica, lo que le ha permitido establecer y proteger su poder monopolístico en estos dos mercados. Google consolidó aún más su poder imponiendo políticas anticompetitivas a sus clientes y eliminando características deseables de sus productos”.
“Además de privar a sus rivales de la capacidad de competir, esta conducta excluyente perjudicó sustancialmente a los editores clientes de Google, al proceso competitivo y, en última instancia, a los consumidores de información en la web abierta”, concluyó la jueza.
La sentencia también advierte que esta conducta ha tenido “un impacto sustancial en la competencia y en el acceso a servicios publicitarios justos y transparentes”.
Medidas correctoras y posibles consecuencias estructurales
Como medida inmediata, el fallo otorga a Google un plazo de siete días para presentar un plan de medidas correctoras ante el tribunal. Aunque por ahora no se han impuesto sanciones económicas, la resolución judicial abre la puerta a acciones estructurales más severas si las propuestas de la compañía no resultan satisfactorias.
En paralelo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos y un grupo de fiscales generales de varios estados están solicitando una reestructuración profunda del negocio publicitario de Google. Entre las medidas en discusión figura la posible escisión de activos estratégicos como el navegador Chrome o la plataforma publicitaria DoubleClick, adquirida por Google en 2007.
Google, por su parte, anunció que recurrirá la sentencia. En un comunicado, la empresa afirmó haber “ganado la mitad del caso” y que apelará la otra mitad, sin precisar qué aspectos considera favorables.
Este fallo representa uno de los reveses judiciales más importantes para Google en Estados Unidos y podría marcar un punto de inflexión en la regulación de los mercados digitales, en el marco de un esfuerzo creciente de las autoridades por limitar el poder de las grandes plataformas tecnológicas y proteger la libre competencia en el entorno online.