Cartas al Director

De los secretarios que un Presidente tiene a su lado: una reflexión desde Maquiavelo.

Felipe Rivera

4 de marzo de 2023


Una característica en común que han tenido los últimos gobiernos en nuestro país, es la discontinuidad e inestabilidad en la conformación de los respectivos gabinetes presidenciales, traducida en una remoción constante de secretarios de Estado. Falta de experiencia para proveer los cargos, involucramiento en procesos judiciales, desconfianza o conflictos de poder dentro de las alianzas políticas, son algunas de las causas que los han motivado.

La administración del Presidente Gabriel Boric, no ha estado ajena a esta situación, pues, en menos de un año de mandato, se han realizado siete cambios ministeriales. Asimismo, en las últimas semanas diversos medios han venido comentando una eventual nueva remoción en el gabinete, no solo por los episodios ocurridos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, sino también, de cara al próximo proceso de elecciones.

Es sabido que, tales nombramientos obedecen tanto a la exclusiva confianza del Presidente de la República como a los intereses de su coalición de partidos, y en consecuencia, no se contemplan reglas que estructuren o limiten dicha práctica política. Pero, ¿Qué elementos o virtudes debe tomar en cuenta un mandatario a la hora de elegir a sus secretarios? Una visión nos la entregan los clásicos.

Dentro de los más importantes tratados de doctrina política, encontramos la obra “El Príncipe” del filosofó italiano, Nicolás Maquiavelo. En ella, se hace referencia a estas temáticas[1]. Sin perjuicio de que su contenido fue dedicado a Lorenzo de Médici -en donde se le explicaba cómo actuar y qué hacer para unificar a Italia y sacarla de la crisis en que se encontraba- los clásicos siempre debemos entenderlos en cada contexto y época, y en ese sentido, para efectos de estas líneas, la figura del Príncipe será sinónima a la de un Presidente.

Ya, desde el año 1513, el autor consideraba que no era de poca importancia para un Príncipe la elección de sus Ministros, los cuales son buenos o no según la prudencia de él. La primera conjetura u observación que se hace sobre el talento de un Príncipe es ver las personas que tiene a su alrededor. En ese sentido, se distinguían las siguientes virtudes: cuando sus secretarios son suficientes y fieles, siempre se le puede considerar como un Príncipe “inteligente”, porque ha sabido conocerlos bastante bien y mantenerlos fieles. Pero cuando sean de otro modo, siempre ha de formarse un juicio poco favorable sobre él, pues el primer error que comete, es en esta elección.

Maquiavelo se preguntaba: ¿Cómo puede un Príncipe conocer al Ministro? Entregando como respuesta un medio que no falla nunca. Cuando se ve al Ministro pensar más en si mismo que en el Príncipe, y que en todas sus acciones busca su provecho, se debe pensar que ese individuo con dicho comportamiento, nunca será un buen Ministro y nunca podrá ser de confiar, porque él que tiene tu Estado en su mano, no debe pensar nunca en sí mismo, sino siempre en el Príncipe, ni recordarle nunca nada que no se refiera a los intereses del Estado.

Ahora, ¿Qué debe hacer un Príncipe para conservar a un buen Ministro? Agregaba el autor: debe pensar en él, honrándolo, enriqueciéndolo, atrayéndoselo por el reconocimiento y participándole honores y cargos, a fin de que vea que no puede estar sin el y que los numerosos honores no le hagan desear más honores, las abundantes riquezas no le hagan desear más riquezas y los importantes cargos le hagan temer los cambios.

Prudencia, suficiencia, fidelidad y prioridad para con los intereses del Estado, son algunas de las características que deben tener aquellos secretarios que acompañan -o acompañaran- un Presidente y su gobierno. Así, en palabras de Maquiavelo, cuando los Ministros y un Príncipe, se comportan de dicho modo, pueden confiar el uno en el otro, y cuando sucede lo contrario, acabarán siempre mal uno y otro.

 

Felipe Rivera

Estudiante de la Carrera de Derecho, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Atacama. Miembro del Semillero de Derecho Público del Centro de Investigación Estudiantil (CIE) de la misma casa de estudios. Realizó una pasantía de estudios sobre Derecho parlamentario chileno en la Academia Parlamentaria de la Cámara de Diputados de Chile. Actualmente es estudiante del curso de Derecho Parlamentario y práctica legislativa chilena del Programa de Educación Continua de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Columnista del Diario Constitucional.

 

[1]Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. Barcelona: Ediciones Folio, 2006. 107-108 pp.

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