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La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una piedra angular que está transformando muchas profesiones y la abogacía no es una excepción.
Opinión.

La Inteligencia Artificial jamás podrá suplantar la oratoria de los abogados, por Yolanda Rodríguez.

Las características fundamentales de la oratoria que emplean los abogados no podrán ser sustituidas completamente por la IA ya que un orador es único e irrepetible. Sus personalidades y sus habilidades dialécticas son claves en condicionar su discurso.

17 de abril de 2024

En una reciente publicación del medio español Confilegal se da  a conocer el artículo «La Inteligencia Artificial jamás podrá suplantar la oratoria de los abogados», por Yolanda Rodríguez.

La oratoria en la Antigua Grecia era una habilidad de vital importancia y desempeñaba un papel fundamental en el sistema judicial. En ausencia de abogados profesionales, los ciudadanos debían presentar y defender sus propios casos ante los tribunales y asambleas. Esto hacía que la habilidad para hablar bien y argumentar de manera efectiva,

Lisias e Isócrates fueron importantes maestros de oratoria que enseñaron a construir discursos persuasivos, mientras que Demóstenes empleó todas sus habilidades para defender la independencia de Atenas frente a Macedonia a través de discursos como “Las Filípicas”. En esa época,  la oratoria era una herramienta poderosa para la persuasión, el debate y la expresión de ideas, valorada tanto por su utilidad práctica como por su arte.

Ahora, la Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una piedra angular que está transformando muchas profesiones y la abogacía no es una excepción.

LA IA PUEDE MEJORAR MUCHAS HABILIDADES DE LOS ABOGADOS

La IA puede influir y mejorar muchas habilidades de los abogados, como la preparación de casos, facilitarles la búsqueda de argumentos mediante el análisis de grandes volúmenes de jurisprudencia y legislación o identificar rápidamente los casos más pertinentes, así como las estrategias legales más efectivas.

Sin embargo, es difícil que la Inteligencia Artificial pueda reemplazar como habilidad única, personal e insustituible, la oratoria de los abogados, como ha podido confirmar Confilegal a través de varios expertos en la materia.

Para el decano del Colegio de Abogados de Sevilla, Óscar Fernández León, uno de los grandes expertos en oratoria de España, “Indudablemente, los aspectos emocionales, vinculados íntimamente a la comunicación verbal y no verbal que integra el discurso oratorio, son algo íntimo y exclusivo del orador que siempre condicionará el mensaje (si bien lógicamente dependiendo del escenario en el que intervengamos)”.

En este sentido, subraya que “este conglomerado emocional no puede ser superado por la IA, si bien teniendo en cuenta la evolución de la misma, no me atrevo a ser tajante, pues la evolución que estamos presenciando es impredecible”.

Daniel Formoso Verez, abogado y ponente en cursos de oratoria y comunicación para profesionales de la abogacía, tiene clarísimo que la IA jamás llegará a sustituir la oratoria de los abogados, porque “donde esté el contacto humano que se quite una máquina”.

Eso sí, asegura que “la IA será capaz de desarrollar argumentos genéricos, pero no podrá descender al detalle, a las peculiaridades de cada ser humano, de cada persona Son conocimientos que los abogados van adquiriendo cada vez que se enfrentan en un pleito o dialogan con un cliente. Son habilidades sociales que vas desarrollando día a día”.

EL FACTOR EMOCIONAL PUEDE SER DETERMINANTE A FAVOR DEL ABOGADO

Preguntados sobre si creen que la IA puede competir con los humanos y desarrollar la persuasión, como hacen los abogados a la hora de argumentar sus alegatos o convencer a sus clientes, tienen opiniones dispares.

Fernández León,mantiene que “el desarrollo de la IA está permitiendo competir con los humanos en el campo de la oratoria, y una evidencia de ello es el proyecto de IBM Project Debater en el que llevan trabajando más de 10 años y que es capaz de conversar y tratar de convencernos de determinadas ideas mediante argumentos”

Y por lo tanto entiende que “la evolución de la IA dotará a las máquinas de capacidad de persuasión equiparable o superior a los humanos, pues indudablemente nos aventajarán en el manejo de inmensas bases de datos de las que podrán extraer razonamientos con los que argumentar”.

Eso sí, se atreve a afirmar que “hoy por hoy, el factor emocional puede ser determinante a favor del abogado en contextos en los que el factor emocional del caso es clave, pero, como dije anteriormente, no puedo ser tajante en esta afirmación”.

Por su parte, Formoso Verez recuerda que “La oratoria es una habilidad, como montar en bicicleta o aprender a nadar, pero tienes que ir practicándola y mejorando”.

En el ejercicio de su profesión, subraya “los abogados necesitan emplear una serie de herramientas y habilidades comunicativas eficaces. Deben recurrir a la persuasión para argumentar sus alegatos, para convencer a sus clientes de que les contrate a ellos. Y evidentemente, la Inteligencia Artificial no puede sustituir el “cara a cara”: la inmediación”.

Por eso, asegura “sería un gravísimo error”, “cambiar los juicios presenciales por juicios telemáticos, como se platean algunos”, asevera Formoso Verez.

LAS CARACTERÍSTICAS DE ORATORIA QUE EMPLEAN LOS ABOGADOS NO PODRÁN SER SUSTITUIDAS POR LA IA

Lo cierto es que hoy en día, existen algunas herramientas de Inteligencia Artificial que pueden llegar a analizar el tono y la emoción en los discursos legales y judiciales, proporcionando a los abogados algunos recursos sobre cómo mejorar sus alegatos haciéndolos más persuasivos. Pero siempre habrá que tener en cuenta otros muchos factores.

Los expertos consultados coinciden en señalar las características fundamentales de la oratoria que emplean los abogados no podrán ser sustituidas completamente por la IA ya que un orador es único e irrepetible. Sus personalidades y sus habilidades dialécticas son claves en condicionar su discurso.

Aseguran con contundencia que cada abogado dispondrá de un determinado grado de competencia y cualificación en conocimientos jurídicos, experiencia práctica, lenguaje verbal y no verbal, motivaciones, factores emocionales, etc., que siempre serán distintos de los que la IA pueda determinar.

Fernández León, puntualiza que “él no duda de que la IA no pueda también disfrutar de dichas cualificaciones, pero lo que no podrá nunca es suplantar a un abogado en el proceso de comunicar, pues este es y será único”.

Ambos también se muestran convencidos en que IA podría mejorar la capacidad de oratoria de los letrados, y aquí, Fernández León, cree que se podrá conseguir “a través de programas creados con IA que permitan una inmersión del profesional en contextos forenses, y que le faciliten la superación de las limitaciones de comunicación”.

A modo de ejemplo, nos indica que “existen herramientas en las que, tras la intervención del alumno en un escenario virtual forense, la aplicación lo penaliza si se salta el protocolo judicial al no incluir expresiones forenses o no citar adecuadamente una ley”.

Igualmente, afirma que “hay herramientas que pueden incluso medir la conexión con la sala durante la intervención y el contacto visual con los asistentes con un sistema de seguimiento ocular. Realmente sorprendente y sugerente…”

Formoso, que ha sido profesor en el Curso para el Dominio de Habilidades de la Abogacía impartido en los Colegios de Abogados de Vigo, Pontevedra, Ponferrada, Logroño, Ferrol, Salamanca, León, Granada…, entro otros, sostiene “lo primero que tiene que dominar un abogado es preparar muy bien su mensaje; lo segundo, es transmitirlo. Y lo tercero, conseguir que ese mensaje llegue con la máxima eficacia.

Tiene que lograr conectar, empatizar con su interlocutor. Es muy gratificante conocer unas técnicas, herramientas y habilidades comunicativas, ponerlas en práctica y ver como, poco a poco, se convierten en efectivas, permitiéndote mejorar.

LA CAPACIDAD DE PERSUASIÓN, LA EMPATÍA Y LA HABILIDAD DE CONECTAR

Mantiene que “La oratoria tiene dos componentes: la persuasión directa y la persuasión indirecta. Los políticos tienen muy ensayada la persuasión directa, (discurso claro, argumentos lógicos, ejemplos específicos, una buena postura corporal…), pero pocos logran llegar a la gente porque no tienen una buena persuasión indirecta. No apelan a las emociones en lugar de presentar sus argumentos…), no son capaces de apelar al corazón de la gente. No controlan la empatía y no logran  establece una conexión efectiva con la audiencia. Y sin esto, ningún político o abogado, pueden llegar a ser un magnifico orador”

Y, por todo ello concluye este que “un robot, como la IA, nunca podrá llegar a suplantar a un abogado”.

Es verdad que algunas aplicaciones de IA ofrecen análisis predictivo sobre cómo podrían reaccionar los jueces o jurados a ciertos argumentos o evidencias. Podría, incluso, informar respecto a la mejor estrategia de un abogado a la hora de presentar su caso de forma efectiva.

Sin embargo, es importante señalar que, la oratoria legal no solo se centra en la presentación efectiva de argumentos legales, sino también en la capacidad de persuasión, la empatía y la habilidad de conectar con un jurado o juez en un nivel emocional. Estos elementos humanos son cruciales, ya que permiten al abogado adaptar su mensaje en tiempo real, percibir las reacciones de la audiencia, y ajustar su estrategia de comunicación en consecuencia.

Daniel Formoso,  recuerda que muchos abogados y licenciados en Derecho son capaces de memorizar y de retener gran cantidad de información. Pero se pregunta “de qué sirve el tener el información si no sabes transmitir”.

Y asegura que “a los abogados no nos enseñan habilidades propias de la comunicación y de la retórica. No está en ningún plan  de enseñanza de los colegios ni por supuesto de la facultad, cuando en las facultades de derecho debería ser imprescindible. Y es un error».

“La IA puede ayudar a los abogados y seguirá haciéndolo cada vez más. Hoy existen herramientas que ya permiten al abogado analizar documentos legales, extraer información relevante, generar automáticamente documentos legales e incluso predecir el resultado de un caso basándose en datos históricos. Y queda mucho por ver…”, concluye el decano del Colegio de Abogados de Sevilla.

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