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Corea: Acerca de cómo protege sus bosques a través del desarrollo de sus comunidades.

A través de proyectos de capacitación en aldeas, se les enseñó a los pequeños agricultores a crear viveros en áreas clave y plantaciones destinadas al control de la erosión, pero además cultivos en áreas restringidas que tuvieran como fin la obtención de combustible.

27 de septiembre de 2017

La gestión sostenible de los bosques es el objetivo 15 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. En este propósito, Corea del Sur es destacado por la FAO y el Banco Asiático de Desarrollo (ADB) como un caso exitoso en la protección de sus especies nativas, pues a través de la capacitación de sus pequeños agricultores ha logrado la recuperación de extensas zonas explotadas por siglos para la generación de combustible.
Se trata de un programa intensivo de rehabilitación que se centró inicialmente en los bosques situados en cuencas hidrográficas y zonas montañosas, pues los árboles no solo forman parte importante de la purificación de las aguas, sino también evita la erosión del suelo, lo que previene desastres naturales como el deslizamiento de tierras por causa de la lluvia.
Al igual que nuestro país, durante gran parte del siglo XX, Corea utilizó la madera para combustibles y la quema para realizar prácticas agrícolas. La extracción excesiva causó una grave deforestación que no solo intensificó los efectos de las sequías, sino que también generó inundaciones en tiempos de lluvia, lo que redundó en una pérdida de la capacidad agrícola y su consecuente amenaza a la seguridad alimentaria del país.
Por este motivo, el Gobierno de Park Chung-Hee durante la década del sesenta presentó un programa de rehabilitación de bosques, cuyo propósito fue la recuperación del 50 por ciento de la capa forestal perdida. Para ello, el Gobierno impulsó el Saemaul Undong, o Nuevo Movimiento Comunitario, orientado a introducir competencias para la actividad agrícola y nuevas actitudes para el cuidado de los bosques.
A través de proyectos de capacitación en aldeas, se les enseñó a los pequeños agricultores a crear viveros en áreas clave y plantaciones destinadas al control de la erosión, pero además cultivos en áreas restringidas que tuvieran como fin la obtención de combustible.
Estos proyectos no solo lograron que poco a poco se comenzara a resolver el problema de la erosión, sino también la creación de nuevos puestos de trabajo que permitieron la revitalización de la economía rural en el país asiático. Los tres principios básicos que guiaron el espíritu de Saemaul fueron diligencia, autoayuda y cooperación, principios que se desarrollaron en tres etapas: creación de infraestructura básica, desarrollo y difusión.
Según un estudio de evaluación del nuevo movimiento comunitario, realizado por el Asian Development Bank, los beneficios de esta política, más que sus logros tangibles, radican en el cambio de mentalidad de las personas que participaron de esta iniciativa.
La utilidad de los principios de diligencia, autoayuda y cooperación facilitan la educación de las comunidades en cuanto al uso de la tierra.
El liderazgo femenino en las aldeas rurales facilita las transformaciones.
Los microcréditos pueden proporcionar a las comunidades de bajos ingresos, recursos que aplicados en inversiones, a la larga aumentan los ingresos de los hogares rurales.
Valores tradicionales y cultura local del cuidado medioambiental pueden ser útiles para llevar a cabo los cambios socioeconómicos.
Tales lecciones y la necesidad de estructurar un plan de desarrollo a largo plazo que contemple un set de proyectos y programas orientados a la protección de los bosques, llevaron al logro de resultados positivos, que hoy son reconocidos por la FAO.

Protección de bosques en la realidad chilena

Si bien la FAO en su informe destacó las iniciativas emprendidas en nuestro país para la preservación de las especies nativas, las medidas adoptadas son recientes en comparación con la experiencia de más de 50 años de Corea del Sur.
Una amplia explicación de cómo se han impulsado medidas para tener avances concretos en la conservación de los bosques realizó Nelson Moncada Barbé, ingeniero forestal y jefe del Departamento de Desarrollo y Fomento Forestal, Conaf Magallanes.
En su opinión, la preservación y manejo sustentable se puede realizar a través de la Ley de Bosque Nativo que es administrada por la Conaf, señalando que “a nivel país ha desarrollado desde el 2009 en adelante un programa de extensión forestal donde contrata ingenieros forestales con el fin de que asesoren a los propietarios de bosque nativo para que presenten planes de manejo y después los puedan ejecutar y cobrar la bonificación que establece la ley. Paralelo a ello, también la Conaf ha fortalecido las actividades de fiscalización forestal, es decir, que los que están cortando el bosque, incluso sin bonificación forestal lo hagan de manera correcta. En tal sentido, se ha trabajado con propietarios en capacitaciones, en cómo hacer visitas a terreno tempranas y no llegar cuando el corte está realizado”.
En cuanto a la relación entre conservación del bosque y actividades agrícolas, Nelson Moncada es enfático al decir que la ley es clara en este sentido, pues no se pueden realizar cultivos en territorios donde hay bosques nativos.
En relación al manejo sostenible de las especies nativas, el jefe de Conaf valoró las iniciativas de su organismo para bonificar a aquellos propietarios que realicen buenas prácticas en el cuidado de los árboles, sin embargo cree que falta por avanzar en este aspecto: “Tratamos de entregar información a la ciudadanía a través de charlas, transmitimos que los bosques no solamente entregan madera, sino que brindan protección a las cuencas para que el agua potable llegue más cristalina, o que se conserve el agua y no tengamos sequías en verano”.
Sobre la relación entre la Conaf y las comunidades, Moncada se refirió a la estrategia nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales. “A través de esa línea de trabajo la Conaf está trabajando con las comunidades, tanto indígenas como agrícolas, rurales y urbanas para que el cambio climático sea un concepto que la gente asuma y que los bosques son un elemento esencial para adaptarse o mitigar sus consecuencias. Entonces también hay otras líneas de trabajo y esos son los desafíos que tiene la Conaf, de que la comunidad sea un aliado en esta defensa de los bosques y no solamente sea el Estado de Chile”, explicó.
Precisamente, en el ámbito de las organizaciones no gubernamentales, Reforestemos Patagonia es una de las instituciones que se dedica exclusivamente a plantar especies nativas, tanto en el sur de nuestro país como en la zona central. Fuente: www.bcn.cl

 

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