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Sistema de pensiones, ¿se necesitan hacer cambios?

El debate por la reforma previsional se sigue extendiendo. Algunos de los coletazos que ha dejado la discusión por alcanzar acuerdos ha sido la baja de la UDI y Republicanos de la mesa técnica. La discusión es álgida para el oficialismo. Sin embargo, algunos reparos que ha manifestado la oposición, han dilatado –de apoco– las conversaciones, a pesar de que el oficialismo destacó la actitud dialogante de RN y Evopoli. Ante ello, Diario Constitucional se comunicó con la diputada Ximena Ossandon (RN) y el diputado Luis Cuello (PC), ambos integrantes de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social, para dialogar sobre el actual sistema de pensiones, la evaluación que le dan y las líneas rojas que cada uno considera que no se pueden pasar a llevar en una reforma previsional.
27 de julio de 2023

Por Rodrigo Valdés Roa

Tomando en cuenta el contexto actual, ¿cómo evalúa el vigente sistema de pensiones que tiene Chile?

Hay una evaluación que uno no puede negar, que es la mayoritaria, y que es un sistema de pensiones que prometió mucho y que, lamentablemente, no cumplió con esa promesa. Hay muchas personas que tienen pensiones bajas, entendiendo también que existe una suerte de falta de educación en esta materia y la gente al final mezcla el sistema de las AFP con la pensión básica solidaria, con el fondo del pilar contributivo y no contributivo. Yo creo que, necesitamos hacer una revisión del sistema completo: de la industria, la capitalización individual, del pilar solidario, de la PGU –tal vez tratarlo aisladamente–.

Por otro lado, el sistema de pensiones no se puede hacer cargo de todas las patas que en el fondo contribuyen a tener una buena pensión. Hoy los salarios son bajos, eso no se puede solucionar a través de un sistema de pensiones, la cotización misma, la tabla de mortalidad, las informalidades y las lagunas. Entonces algunas cosas pueden ser tratadas dentro de una reforma de pensiones y otras no. Hay que hacer todo lo posible por repensar y tratar de corregir y de mejorar lo bueno que tenemos y lo que hemos avanzado, porque la gente sí se dio cuenta con los retiros que su plata existía, pero eso no quiere decir que no tengamos que mejorar muchas cosas.

¿Considera que las pensiones que reciben las personas son insuficientes?

Uno siempre desearía que todo fuera más, pero en algún minuto tienes que comenzar a comparar las tasas de reemplazo que te da tu sistema de pensiones con países equivalentes o con la OCDE. Uno puede decir que estamos bien en comparación a algunos.

Lo que no puedo negar, que no tiene nada que ver con el sistema de pensiones, pero sí con la vida del adulto mayor, es que en otros países tienen la otra parte del sistema resuelta, es decir, tienen una pensión de un monto –que puede ser equivalente a la que reciben los chilenos– pero tienen la salud, el transporte y una serie de cosas resueltas que en Chile, lamentablemente, no tenemos solucionadas. En Chile es tal la frustración que existe con las pensiones que, a veces, le estamos cargando muchísimo “la mata” a un sistema que no tiene que ver con todas esas variantes y aristas que tiene la vida y el bienestar del adulto mayor.

¿Cuáles considera que deben ser las líneas rojas que no se deben pasar a llevar en las pensiones? (heredabilidad, mantención de la PGU, entre otros)

Las líneas rojas hacen relación con definir el foco. Yo creo que ese es el gran problema que tenemos: con el Gobierno no hemos podido definirlo. Nos parece que el foco tiene que ser la clase media y la mujer, de acuerdo a eso ir creando instrumentos para mejorar esta tasa de reemplazo. Tenemos que ver el tema de la industria, asegurarnos que exista competencia, si bien ningún problema que exista algún ente estatal, pero la competencia se tiene que dar. Es muy delicado que el Estado se haga cargo y sea no solo el que recaude, sino que, además, el encargado de toda la plata de las cotizaciones de los chilenos.

También, tenemos que ver el tema del 6%. Creemos que es importantísimo que exista solidaridad y se puede mejorar a través de la Pensión Garantizada Universal (PGU). La solidaridad que provenga de las cotizaciones de los trabajadores tiene que quedar en ellos, es decir, si existe una solidaridad debería ser intrageneracional. No estamos con el 4% y 2% del Gobierno, es decir, 2% a la cuenta individual y un 4% a la solidaridad. Hay que tener cuidado con estos fondos colectivos, deben tener una protección, incluso, constitucional para que ningún gobierno se vaya a tentar de tocarlos. Se tiene que tener clarísimo que esa es plata para las pensiones, es de los pensionados y para ellos.

Un tremendo tema que existe en Chile es la informalidad y cero conciencia de que tienes que cotizar. El chileno vive el presente, jamás ha pensado en su futuro, son muy pocos y eso te lo demuestra incluso la poca movilidad que existe entre una AFP y otra. Tenemos una tarea titánica en esta reforma que va desde la educación, tartar de terminar con la informalidad, tratar que las personas no tengan lagunas, tener un sistema de fiscalización y también el foco de realmente poder mejorar las pensiones de los cotizantes y que ojalá la mayor plata vaya a su capitalización individual y enfocarnos en clase media y en las mujeres sobre todo porque todos sabemos que las lagunas y los bajos sueldos es algo que todavía no podemos solucionar por un tema también cultural.

¿Cree que la actual reforma de pensiones que propone el Gobierno se condice con la brecha que hay en las pensiones de las y los cotizantes?

Yo creo que la reforma que está presentado el Gobierno tiene varios problemas y no es que lo diga yo, la verdad es que he encontrado súper poca gente que este a favor, o sea expertos, muy pocos. Se pretende subir automáticamente la pensión de los jubilados actuales, pero ¿A costo de quién? Son las personas que están cotizando los que se van a hacer cargo. En el fondo, hoy día la propuesta del Gobierno lo que hace es afectar sobre todo las jubilaciones futuras de los más jóvenes y de la clase media.

Según nuestros estudios, el mayor foco que tenemos que concentrarnos es clase media, hombre y mujeres, porque ahí la tasa de reemplazo está muy baja. La gente que tiene la PGU, la tasa de reemplazo es sobre el 70%, normalmente los países OCDE están en el 60% a 65%, incluso a pesar de todas las lagunas que tenemos. La brecha que sería en el fondo la tasa de reemplazo, es lo que nosotros tenemos que definir al final y de acuerdo a esta taza que nosotros definamos, tenemos que crear los instrumentos. Lo que pasa es que la reforma original del Gobierno era justamente al revés, te daba una serie de instrumentos y no sabían ni siquiera decirte cuál era la tasa de reemplazo, partíamos al revés.

Actualmente, ¿ve viable terminar con las AFP y que existan nuevos gestores de inversión que sean privados a la vez de tener una alternativa pública? Considerando que las AFP puedan transformarse en Inversores de Pensiones Privados

Lo que estamos discutiendo es un poco distinto al proyecto original, si bien reconozco que no se han metido las indicaciones. Yo creo que aquí hay también un tema político que la ministra Jara se está dando cuenta que tampoco es tan viable porque tenía como dos objetivos desde el punto de vista político. Primero, decirle a un grupo importante “cumplimos, terminamos con las AFP” y segundo, era ni un peso más a las AFP, por eso que no entraba la plata a las administradoras, sino que se iba a este otro ente público. Yo hoy día veo la derogación del Decreto Ley 3.500 cada vez más compleja, no es llegar y eliminarlo, hay muchísimas leyes que quedarían colgando como Papitos Corazón. Lo importante es que no se transforme en lo mismo pero con otro nombre, porque claramente hay muchas cosas que se deben mejorar.

Entonces claramente la vida de las AFP, como la tienen hasta hoy día, no va a poder seguir igual, eso de ninguna manera. Pero en lo que sí insistimos es que tiene que existir una diversidad de entes privados que puedan competir en igualdad de condiciones con el público, porque lo peor que nos puede pasar, viviendo la experiencia de países vecinos, es que “estén todos los huevos en la misma canasta”.

Desde RN no estamos por defender a las AFP tal cual están hoy día, incluso proponemos castigos. Lo que no van a encontrar las administradoras es una defensa corporativa tal cual están hoy día. La idea es que puedan entrar incluso otros actores a competir, que no son AFP, pueden ser cajas de pensiones, corredoras de bolsa, entre otras. Entonces, defensa corporativa de ninguna manera, conservar todo lo bueno que tienen, cambiar todo lo malo que tienen y que tiene que existir una competencia más amplia, más grande para que otros actores puedan entrar, partiendo desde el Estado a otras instituciones que pueden estar interesadísimas también en la gestión de rentabilidad de los fondos de pensiones.

Tomando en cuenta el contexto actual, ¿cómo evalúa el vigente sistema de pensiones que tiene Chile?

Lo primero es que el sistema de pensiones vigente tiene un severo problema de legitimidad. Fue un sistema que fue instalado mediante el Decreto Ley 3.500, en un momento oscuro para Chile, en medio de la dictadura, y que en definitiva lo que instaló fue, más que un sistema de pensiones o un sistema de seguridad social, crear un negocio financiero que en el tiempo ha demostrado que ha generado concentración del poder económico en algunas AFP con elevados márgenes de rentabilidad. Entrega pensiones que no permiten, ni le alcanza a las personas para vivir dignamente y que, por lo tanto, es un sistema que, desde el enfoque de seguridad social, ha fracasado. Ese fracaso ha sido, de una forma, subsidiado por el Estado, entregando a las personas pensiones básicas. El sistema de AFP, no entrega pensiones, por lo tanto, requiere ser transformado y cambiado por un sistema auténtico de seguridad social, donde se incorpore y exista solidaridad.

¿Considera que las pensiones que reciben las personas son insuficientes?

Por supuesto. Un sistema de seguridad social, primero, impedir que las personas, una vez que terminan de trabajar, queden sumidas en la pobreza. También, debe asegurar una cierta continuidad en los ingresos y al mismo tiempo, debe tener un criterio de suficiencia, la cual tiene que ver con la provisión de elementos mínimos para la vida, es decir, si uno piensa en una persona mayor que se jubiló, requiere dinero para alimentarse, costear la vivienda, el arriendo, para medicamentos y otras necesidades. En consecuencia, las pensiones que hoy día pagan las AFP no alcanzan para cubrir esas necesidades básicas y de ahí que nace el requerimiento, la demanda social, de terminar con el sistema de AFP y reemplazarlo por un sistema de seguridad social. Entonces, creo que ese es el debate de fondo, lamentablemente, eso se ha contaminado por otras cosas que son secundarias que no tienen que ver con el sistema de pensiones, pero principalmente, la reforma de pensiones deben terminar con esas insuficiencias y desde luego mejorar de forma sustantiva y material las pensiones de los actuales y futuros jubilados.

¿Cuáles considera que deben ser las líneas rojas que no se deben pasar a llevar en las pensiones? (heredabilidad, mantención de la PGU, entre otros)

Primero, hay que fijar bien el objetivo de una reforma a las pensiones. El objetivo debe ser siempre subir las pensiones. Esto se trata de una ganancia material, lo que se resuelve con más ingresos para los jubilados y en consecuencia, la reforma a las pensiones que propone el Gobierno del presidente Gabriel Boric, en un proceso que ha sido liderado por la ministra Jara, a mi juicio apunta a un sentido correcto, porque hace participar a los empresarios –empleadores– en el sistema de seguridad social por la vía de crear una cotización adicional de un 6%. En seguida, en ese porcentaje se introduce un componente solidario que permite, no solamente, aumentar las actuales pensiones, sino que también corrige brechas de género y contribuye a otorgar una suerte de ingreso para las personas que se dedican a cuidar a otras. Por lo tanto, creo que se hace cargo de varios problemas sociales y varios problemas que tiene el actual sistema de pensiones y creo que desde ese punto de vista, hay que agregar que apunta a reorganizar la industria de forma tal que las personas tengan una auténtica libertad a elegir que hoy día no existe. Hoy las personas no pueden elegir, solamente pueden escoger entre una AFP y otra, pero no pueden elegir un sistema público de pensiones. Entonces, creo que lo que persigue la reforma apunta en el sentido correcto.

La propiedad de los fondos es un debate que no tiene ninguna relación con el sistema de pensiones, porque en definitiva, en este caso, las cotizaciones particulares del trabajador están destinadas a un objeto que es pagar una jubilación que permita vivir después de que la persona termina de trabajar. No creo que sea una línea roja. El problema de la heredabilidad no es un asunto principal dentro del sistema de pensiones, porque en definitiva, cuando este sistema asegura el ingreso a las personas al jubilar, la cuestión de la herencia pierde relevancia. Entonces, creo que es un debate accesorio que se ha instalado de una forma interesada y mañosa en la discusión respecto del sistema de pensiones, del mismo modo que el tema de la propiedad, o sea, no son cuestiones relevantes. Lo relevante acá es que el sistema cumpla con sus objetivos: combatir la pobreza, la suficiencia y que se asegure una continuidad de los ingresos para que a la gente no se le acaben los fondos en un momento y dejen de percibirlo. Eso significaría que queda al descampado y el Estado no puede dejar en el abandono a las personas.

¿Cree que la actual reforma de pensiones que propone el Gobierno se condice con la brecha que hay en las pensiones de las y los cotizantes?

Sí, por supuesto. Eso está demostrado en los informes financieros que se han entregado para el proyecto y en las simulaciones que se han hecho. La reforma permite que los actuales jubilados aumenten su pensión en cerca del 50% tomando en cuenta una persona que toda su vida ha ganado el sueldo mínimo. Entonces, hay varios ejemplos que son interesantes que demuestran que con un esquema que incorpora solidaridad y al mismo tiempo se aumenta la PGU, permite un aumento sustantivo de las pensiones. Por lo tanto, corrige la deficiencia severa del actual sistema. Ahora, para aumentar dicha pensión es un gran gasto y, en consecuencia, se requieren ingresos permanentes y desgraciadamente en marzo de este año la oposición rechazó la reforma tributaria, así, rechazó y le dio un portazo a los jubilados que actualmente reciben la PGU.

Actualmente, ¿ve viable terminar con las AFP y que existan nuevos gestores de inversión que sean privados a la vez de tener una alternativa pública? Considerando que las AFP puedan transformarse en Inversores de Pensiones Privados

El proyecto contempla esa figura que existieran inversores privados que se dediquen solamente a la inversión y un inversor público. Los inversores privados perfectamente pueden ser las actuales AFP que se transformen en inversores privados, pero separando los otros roles que significa la cobranza, el registro, los afiliados, la publicidad, todo eso queda aparte. Por eso que la reforma apunta justamente a reorganizar la industria. Ahora bien, esta es una reforma que no hay que separarla del contexto político. Hoy existe una Cámara de Diputadas y Diputados con una alta fragmentación política y un Senado donde la oposición tiene mayoría y, por lo tanto, también la reforma se plantea dentro de ese escenario. En consecuencia, eso explica también cuáles son los márgenes y el espacio para plantear los elementos fundamentales de la reforma. Espero que, en ese sentido, la oposición flexibilicé su opinión, porque hasta ahora ha tenido una posición muy rígida en defensa de los intereses de las AFP y creo que ese no es el sentido. Considero que lo que debería hacer el Congreso es más bien atender las necesidades de las grandes mayorías y no defender intereses de grupos económicos que han obtenido utilidades multimillonarias con cifras impronunciables durante todos estos años. En la medida que la reforma se encamine en el Parlamento, las AFP como tal deberían terminar. Ahora eso no impide que las AFP puedan transformarse en inversores privados.

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