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Opinión.

El papel de la inteligencia emocional en la Abogacía: claves para la gestión efectiva de las emociones, por Carla Álvarez González.

¿Tienes lo necesario para ser un profesional del Derecho emocionalmente inteligente?

18 de febrero de 2024

En una reciente publicación de todojuristas.com se da a conocer el artículo «El papel de la inteligencia emocional en la Abogacía: claves para la gestión efectiva de las emociones», por Carla Álvarez González.

La inteligencia emocional, definida por John D. Mayer como “una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual”; es crucial en el ámbito legal. A pesar de los beneficios evidentes, los profesionales del Derecho tienden a priorizar su conocimiento técnico y capacidad de estudio y análisis (hard skills) sobre las habilidades blandas (soft skills). Aunque se observa un aumento en el énfasis de las habilidades interpersonales en el ámbito jurídico, enfrentar emociones negativas, comunes en nuestra profesión, se ha convertido en un prejuicio que hay que soportar.

Es esencial reconocer que, al trabajar continuamente con terceros, la inteligencia emocional es una herramienta esencial para construir relaciones sólidas con clientes y colegas en el ámbito legal. Además, es indudable el papel del Derecho en la vida social e institucional, adquiriendo el conocimiento jurídico una importancia fundamental en la conciencia misma de la ciudadanía. A pesar de la tradicional asociación de la práctica legal con la racionalidad, Del Pilar Jaramillo señala que “para ejercer el Derecho debemos recordar que la justicia no solo se entiende, sino que sobre todo se siente.” Este recordatorio destaca la necesidad de integrar la dimensión emocional en la práctica legal, especialmente al enfrentar los desafíos únicos de nuestra profesión.

– Integrar la emoción en un mundo racional

Numerosos estudios han demostrado que hay una relación directa en el desarrollo de las habilidades emocionales y el aumento de las funciones intelectuales, proporcionando acceso a otras habilidades de gran relevancia. Para ello, Goleman describe cinco componentes esenciales en la inteligencia emocional:

1. Autoconocimiento: Conocer nuestros propios sentimientos nos facilita su manejo. Asimismo, identificar nuestras fortalezas y debilidades nos permite potenciar las primeras y superar las segundas.

2. Autocontrol: Esencial en nuestra profesión, la autorregulación nos permite gestionar nuestras emociones en situaciones críticas. No solo nos permite tomar decisiones fundamentadas y estratégicas, sino también que contribuye a la resiliencia frente a desafíos y conflictos.

3. Automotivación: Este elemento es esencial para enfocarnos en los objetivos, desviando nuestra atención de los obstáculos. La automotivación fortalece nuestra capacidad de encontrar soluciones creativas y fortaleces la perseverancia.

4. Empatía: Fundamental para comprender las necesidades y deseos de nuestros clientes, el reconocimiento de emociones posibilita la construcción de relaciones sólidas y la prestación de servicios individualizados. Además, es crucial para mejorar la capacidad de persuasión y negociación.

5. Relaciones interpersonales: Estas son esenciales en el trabajo constante con clientes, compañeros juristas y otros profesionales de la Administración de Justicia. Tener habilidades sociales permite gestionar efectivamente las relaciones en nuestro entorno y facilitan la resolución de conflictos, la colaboración y la construcción de una red profesional sólida.

– Beneficios de la inteligencia emocional en el ejercicio legal

El poder de entender y gestionar las emociones es un elemento diferenciador para convertirnos en un instrumento de liderazgo y diferenciación personal. El jurista emocionalmente inteligente puede tomar decisiones más informadas y estratégicas, fortalecer la relación con clientes, construir colaboraciones exitosas, resolver conflictos, entre otros. Además, la práctica del Derecho suele estar acompañada por altos niveles de estrés. La correcta gestión emocional sirve como amortiguador, previniendo la fatiga profesional y el agotamiento. Igualmente, esta contribuye a un ejercicio ético del Derecho, fomentando decisiones respaldadas en valores y empatía. En cuanto a ventajas más tangibles, las habilidades emocionales nos permiten mejorar nuestro curriculum vitae. La incorporación de habilidades blandas ayuda a los reclutadores a evaluar el potencial de un candidato, si este no solo cuenta con los conocimientos y competencias necesarios, sino también si sus valores personales y corporativos se alinean, si puede adaptarse al entorno laboral y desplegar su potencial para alcanzar objetivos y crecimiento profesional.

– Las habilidades blandas en los despachos de abogados y empresas

Estados Unidos ha promovido durante las últimas dos décadas la inteligencia emocional en el trabajo, fundamental para el éxito de las compañías. Una empresa que invierta en profesionales emocionalmente inteligentes consigue aumentar las capacidades de sus trabajadores, mejorar la productividad laboral, tener referentes de liderazgo y conseguir clientes más felices y leales. No hacerlo puede llevar a que estas no alcancen los objetivos fijados, así como no ofrecer un buen ambiente laboral, haciendo a la organización más vulnerable. Por ello es que, en los despachos legales, tanto grandes como pequeños, se está optando por implementar programas de teambuildingmindfulness, coaching, bienestar y productividad. Por una parte, esto tiene como objetivo atraer a profesionales de la generación millennial y generación Z, y por otra, asegurar un rendimiento óptimo tanto de socios como asociados. Aun así, la integración de la inteligencia emocional presenta grandes desafíos debido a una resistencia cultural arraigada en la percepción tradicional del abogado como ser puramente racional. Estrategias como la formación continua, el coaching emocional y la promoción de valores institucionales y una cultura empresarial que valore las habilidades emocionales son fundamentales para superar estas barreras individuales y colectivas.

Dentro del complejo entramado del Derecho, la inteligencia emocional emerge como la fuerza transformadora que redefine la esencia misma de nuestra práctica. Desde el reconocimiento de nuestras propias emociones hasta la construcción de relaciones sólidas, cada componente se convierte en una herramienta para forjar una práctica legal más dinámica y eficaz. A medida que navegamos por los beneficios palpables de la inteligencia emocional en nuestra profesión, desde la toma de decisiones hasta la gestión del estrés, queda claro que no es solo una ventaja, sino una necesidad imperante. En los despachos y empresas, la adopción de programas que abrazan las habilidades emocionales es el catalizador para un futuro legal más equilibrado y efectivo. En este viaje continuo, la inteligencia emocional no solo se entiende, sino que se siente, arraigando la justicia en la esencia misma de nuestra travesía jurídica.

 

(*) Máster de Acceso a la Abogacía en el ICAM y el Máster de Estrategias y Tecnologías para el Desarrollo en la Universidad Politécnica de Madrid. Graduada en Derecho y Máster de Abogacía Internacional, con una pasión por el Derecho internacional, experiencia en 7 países y trayectoria en la OTAN, Embajada de Malta y una boutique internacional.

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