Este miércoles, la portavoz del gobierno argentino anunció que se decretó la revocación del derecho del general Augusto Pinochet a dos condecoraciones, otorgadas durante sus visitas entre 1975 y 1993. De acuerdo con la portavoz, se declara a través del decreto que “Pinochet no es merecedor de la gratitud de la Nación Argentina, pues es alguien que ejecutó políticas que avasallaron la vida y degradaron la condición humana que su accionar ofende los valores y principios rectores de nuestros próceres, resultando incompatibles con dichas condecoraciones”.
Junto con coincidir con el presidente Fernández, me parece que como país nos hemos hecho cargo de esta arista del legado de la dictadura cívico-militar, como con los títulos de hijos ilustres, placas, monumentos y calles en honor a los miembros de la junta dictatorial.
Sin embargo, creo que tenemos trabajo pendiente, no sólo Chile sino también en países hermanos. En un libro impreso por la dictadura uruguaya, se indican otras nueve condecoraciones a Pinochet, pertenecientes a Colombia, Ecuador, España, Paraguay, Perú, Suecia y Uruguay.
A 50 años del golpe de Estado ¿no estamos atrasados con la entrega de un inequívoco mensaje de que los responsables de la dictadura y sus crímenes no merecen medalla alguna, en ningún lugar?
Manuel Caicedo
Estudiante de Derecho
Universidad Diego Portales