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Imagen: achiderconst.cl
Académico de vanguardia.

Rodrigo Pica Flores: La Constitución democrática como fin, por Francisco Zúñiga Urbina y René Larroucau Toro.

«Buena parte de su obra académica se centró específicamente en uno de los elementos bisagra del derecho procesal constitucional, cual es el tratamiento de la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad. Ello sin abandonar el estudio de aspectos sustanciales del tratamiento de derechos fundamentales: en Chile fue pionero, por ejemplo, en abordar el derecho al olvido en cuanto construcción jurídica». afirman los profesores.

11 de agosto de 2023

En una reciente publicación de la Asociación Chilena de Derecho Constitucional se da a conocer la semblanza en memoria del Prof. Rodrigo Pica Flores, preparada por el Prof. Francisco Zúñiga Presidente de la Asociación Chilena de Derecho y el Prof. René Larroucau Prosecretario.

La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos” (Cicerón)

La amistad cívica, que definiese con precisión Aristóteles en la “Ética a Nicómaco” como la actitud que facilita la creación de la concordia (homonoia) entre quienes habitan una ciudad, en tiempos tan difíciles, complejos, convulsos como los que hoy vivimos, no es solo una actitud que consideramos necesaria y deseable, sino que es una muestra de carácter heroico que impulsa, a quienes nos vemos irradiados por ella, a perseverar en la construcción de una sociedad más humana e integradora.

Si en nuestro entorno académico había alguien que cumpliese a cabalidad con este concepto de amistad cívica, era Rodrigo Pica Flores. Las muestras de homenaje y reconocimientos que se han multiplicado -en entornos que exceden el foro y la academia- luego de su tan inesperada partida, el 20 de junio de 2023, no hacen sino reafirmar lo que hoy en día expresamos.

Su compromiso con nuestra disciplina (el derecho constitucional), por medio del cultivo de una visión siempre comprometida con un constitucionalismo social y democrático, cruzan su legado académico.

Rodrigo Pica Flores fue un académico de vanguardia, que siempre supo estar en sintonía con aquellos temas jurídicos que planteaban un desafío a futuro, siempre bajo una mirada interdisciplinaria -puesto que siempre cultivó, con igual disciplina y dedicación, tanto el derecho procesal como el derecho constitucional, tanto en su alma mater, la Universidad Central, como en la Universidad de Chile.

En efecto, buena parte de su obra académica se centró específicamente en uno de los elementos bisagra del derecho procesal constitucional, cual es el tratamiento de la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad. Ello sin abandonar el estudio de aspectos sustanciales del tratamiento de derechos fundamentales: en Chile fue pionero, por ejemplo, en abordar el derecho al olvido en cuanto construcción jurídica. En los últimos años, había doblegado sus esfuerzos para obtener el doctorado en una universidad española, enderezando sus quehaceres a las condiciones sociales, económicas y culturales de la democracia republicana. Y, en esa perspectiva, era un estudioso incansable.

Su último anhelo estuvo centrado, en efecto, en impulsar una iniciativa en el actual proceso constitucional, que buscaba consagrar la no discriminación ante la libertad de creer o no creer en alguna religión, permitiendo plena igualdad entre creyentes, agnósticos y ateos. Todo lo anterior se explica porque Rodrigo Pica Flores no solo fue un hombre de letras: fue, ante todo, un librepensador a carta cabal.

No solo cultivó grandes amistades en el mundo del Derecho, sino también en esferas tan diversas y variopintas como lo era su propia personalidad. Allí queda su legado en las comunicaciones, en la enología, en el debate político, en las asociaciones laicas. Su pertenencia, desde muy joven, al socialismo democrático y a la Francmasonería, están en armonía con sus ideas, el cultivo de la amistad cívica, la tolerancia y el cosmopolitismo, siempre con una fraternidad tan humana como infinita. La masividad de sus exequias fue muestra silente de ello.

Aún ya habiendo pasado algunas semanas, que permiten escribir de una forma más serena sobre la ausencia de nuestro asociado y amigo, ésta aún cala fuertemente. Y ello es un mensaje para las y los asociados que tuvimos la oportunidad de compartir con él, para perseverar en el cultivo del derecho constitucional en el marco de un saludable y fraterno debate. Y traspasar ese legado a las futuras generaciones, cual bandera que Rodrigo Pica Flores supo portar con honor.

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