Este homenaje que rindo a la Mujer, es una labor muy agradable, pues debo escribir sobre el ser más hermoso y armonioso de la creación, delicada, porque además de su belleza exterior, tengo que entrar en su alma, para destacar su fuerza interior. Debo reconocer la sabiduría de todas sus actuaciones, sin herir sus más bellas cualidades, como su candor, su femineidad y la honestidad de su espíritu.

Mis palabras no hacen real justicia a la magnificencia de esta hermosa creación.

Rindo pleitesía a la mujer, madres, esposas, hijas o amigas con las cuales se vive con armonía día a día, con las que se comparten triunfos o frustraciones, penas y alegrías, a aquellas mujeres que perpetúan la existencia de la Humanidad y de los conocimientos en ella contenidos, premunidas de una fe que es proyección de voluntad, que les permiten caminar por senderos desconocidos.

Es manantial de alegrías.

Rindo homenaje a cada una de ustedes estimadas damas, pues proyectáis a vuestros descendientes, que formarán una legión de hombres y mujeres libres, que engrandecerán a nuestra Patria.

Para formar una Mujer, cuenta la Mitología que el Mar dijo: yo le daré mi majestuosidad.

Los volcanes ofrecieron ponerle en sus pupilas el fuego inextinguible.

Yo tejeré sus cabellos, dijo la Fortuna.

Las Flores: verteremos en sus labios y rostro, el color y el aroma para su cuerpo.

El Dios Deseo: yo modelaré su cuerpo, poniendo tantas y tantas perfecciones, para que los hombres no se harten jamás.

Nosotros, dijeron los trigales, nos encargaremos de la esbeltes de su talla.

Las brizas ofrecieron recoger el susurro del bisbiseo de los árboles.

Las aves, el trino de sus cantos para su voz.

Las hadas del bosque, hermosear sus y pies y sus manos.

Se acercó la Creación, y vio que estaba frente a ella una Mujer, que reflejaba a todas las mujeres del mundo.

La Mujer sobresale en la Historia de la Humanidad, de su lucha, de su fortaleza, su entrega, efectividad, reciedumbre para adecuarse a todas las épocas circunstancias y responsabilidad, saliendo siempre triunfadora.

Ellas son toda una real feminidad, se sienten satisfechas y orgullosas de ser Mujeres, siempre alegres y sonrientes, dispuestas a poner lo mejor de ellas, para su familia y a la comunidad.

Su mirada siempre dulce, arrobadora y magnética, poseen un atractivo que subyuga, y quienes la rodean, sienten el embrujo acariciador de su presencia.

Transmuta con su amor, la llama tormentosa de las pasiones, en luz celestial.

Tenéis hermosos atributos que conocemos y que nos habéis brindado, que no es otra cosa todo vuestro amor, la vida, vale decir, nuestra real razón de ser.

Las mujeres del pasado, como Javiera Carrera V., así como las del presente, pueden sufrir el destierro por amor a la Patria o sus ideales,  reclusión en cárceles o en sus hogares o conventos, pueden perder sus bienes y herencia, su honra a través de ataques a su dignidad, verse despojadas de sus familias y peor aún, estigmatizadas por una sociedad dogmática, aun  así, nuestras mujeres hacen realidad sus sueños, sus anhelos, sus deseos de seguir adelante en lo que se proponen, sin claudicar jamás.

Es el estirpe de la Mujer Chilena.

Tenéis mi veneración y respeto por ser Mujer.

Es mi palabra.

He dicho.

Yo.

Octavio Campusano Tapia