Cartas al Director

Muerte de los Hnos. Carrera, Juan José y Luis Florentino.

Octavio Campusano Tapia

5 de abril de 2024


«Fueron muertos por sus numerosos crímenes»,  dijeron a viva voz los curas que asistieron a los Hnos. Carrera, en las dos horas que transcurrieron entre la sentencia y sus muertes.

A Dn. Luis Florentino, lo asistieron el fraile uruguayo Benito Lamas y el cura Hinojosa, que le manifestaron que la muerte de Juan Mackenna O´Reilly en el duelo de honor del día 21 de noviembre de 1814 era pecado mortal y que debería pedir perdón, lo que no aceptó Dn. Luis.

A Dn. Juan José lo asistió el eclesiástico Domínico Pedernera que no consiguió que confesara los supuestos crímenes atribuidos mostrándole en su cara un crucifico, a lo que le dijo Dn. Juan José: «Padre, ese no es Dios en imagen, no puedo confesarme, ustedes me exasperan «.
Los oficiales les avisaron que había llegado la hora. En la marcha hacia el cadalso, el cura Pedernera blandía sobre sus cabezas un crucifijo para que confesará Dn. Juan José, quien le dijo a su hermano, mirando a los confesores, «me han irritado tanto que me han quitado la voluntad de hacerlo». A llegar a los banquillos los hermanos se abrazaron.
A Dn. Juan José  , el cura Pedernera tenía  aun sobre él la cruz, los soldados dispararon estando el cura encima de ellos.
Don Luis Florentino murió de inmediato, no así Don Juan José. quien con su recia contextura aún estaba con vida, «luchando mucho tiempo con la muerte».

Su agonía duró varios minutos.

Los curas, cínicamente, exclamaron a viva voz: » Confesaron todos sus crímenes, mueren arrepentidos con la gracia de Dios».

Los cuerpos de los infortunados hermanos Carrera, fueron arrojados a la fosa de la Iglesia.

El asesinato de los Hnos. Carrera, fue pedido a José de San Martin, por Bernardo O´Higgins desde Concepción , por carta, el 9 de septiembre de 1817, como se lee a continuación: » Mi más amado amigo, nada es extraño en lo que Ud. me dice de los Carrera, siempre han sido lo mismo y sólo variarán con la muerte; mientras no la reciban fluctuara el país en incesantes convulsiones. Un ejemplar castigo, a ellos y a los que los siguen, y pronto, es el único remedio que puede cortar, tan grave mal, desaparezcan de entre nosotros los tres inicuos Carreras, júzgueseles y mueran, pues lo merecen».

Es así que el 8 de abril de 1818, después de juicios espurios, son asesinados Dn. Juan José y Dn. Luis Florentino Carrera Verdugo.

Con fecha 29 de marzo de 1819, Bernardo O’Higgins le envía a don Ignacio de la Carrera, la «Cuenta del Cadalso», en que lo obliga a pagar los gastos de la captura, encierro, el juicio y fusilamiento de sus hijos.

Posteriormente ordena su encarcelamiento. «Pasan y pasan los años y la herida no se ha cerrado», Pablo Neruda.
Octavio Campusano
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