Cartas al Director

¿Qué tan probable?

Humberto Julio Reyes

13 de febrero de 2024


Es la pregunta que tiene que formular quien debe tomar una decisión si pretende reducir el margen de incertidumbre y es la que debe ser contestada en lenguaje probabilístico por quien está para asesorarlo, proporcionándole inteligencia útil.

Formulo este juicio elemental a raíz de la reciente tragedia que ha enlutado a nuestro sufrido país y empleo este término en el sentido que los griegos le asignaban, algo que escapa a nuestra voluntad y que ocurrirá ineluctablemente.

Pero ¿era realmente inevitable un incendio de estas proporciones? ¿no pudo prevenirse? ¿o solo era altamente probable que ocurriera?

Es probable, ruego excusar la redundancia, que al igual que yo, usted apreciado lector, estimara que, dado el historial de incendios veraniegos en esa zona, había que prever su ocurrencia, tomando todas las medidas para evitarlo, a menos que, se piense que efectivamente está fuera de nuestro alcance torcerle la mano al destino o a la voluntad de Dios.

Igualmente, una vez ocurrido, debían materializarse las previsiones, si es que había algo preparado de antemano, para reaccionar rápida y eficazmente y minimizar el daño a personas e inmuebles.

Ahora quisiera detenerme en el tema del origen, es decir si fue algo accidental o intencional, dejando fuera la ocurrencia por circunstancias absolutamente naturales, dada su rara ocurrencia, al menos en esta zona.

Hasta el momento, al parecer, no existirían según el Ministerio Público evidencias de intencionalidad, como habría sido que los peritos identificaran rastros de acelerantes, aunque yo, como simple ciudadano, puedo pensar que hay otras formas de causar un incendio, dadas las condiciones favorables de viento, temperatura y humedad.

También se liberó detenidos ya que tampoco pudo acreditarse que hubieran iniciado un incendio, salvo el caso del infaltable soldador que ahora no podría salir del país (¿).

Hasta ahí el enfoque judicial del siniestro, estando los fiscales obligados a presentar pruebas ante un tribunal de garantía, el que, dado el alto estándar requerido por el sistema procesal vigente, registran un bajísimo historial de condenas, pese a la cantidad de incendios que se producen casi en forma rutinaria.

Está bien que así sea, ya que, finalmente, la justicia debe sentenciar basada en hechos, pruebas y certezas, por mucho que en otros procesos se abuse de las presunciones o se tuerza el sentido de la ley para condenar.

Ahora el enfoque de inteligencia.

Usted y yo podríamos pensar que es posible que todo haya sido producto de un maquiavélico plan, como las habituales teorías conspirativas con que especulan algunos medios o las series de televisión, pero, eso no significa que pueda sostenerse razonablemente algún grado de probabilidad.

¿Y los diversos videos, testimonios y opiniones que circulan?

Para eso está la inteligencia, para separar paja del trigo, o ruido de señales, para finalmente, sobre la base de indicaciones y en términos probabilísticos, alertar para prevenir o ayudar a determinar las causas.

Eso evita los sesgos y prejuicios y hace la diferencia entre el análisis de un profesional y la opinión de una improvisada autoridad que sin mayor experiencia ostenta un cargo y que buscará en sus respuestas excusar su incompetencia o su imprevisión.

 

Humberto Julio Reyes

 

 

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