La Revista Argentina de Ciencia de la Legislación, en su sección Doctrina, publicó el trabajo denominado “La informática y su impacto en la actividad parlamentaria”, de la profesora Diana Bichachi.

El objeto de este documento es exponer el uso de la Informática como herramienta aplicada a mejorar y hacer más eficiente las diferentes áreas del quehacer legislativo que actualmente requiere del manejo de gran cantidad de datos que, sin la computadora, sería muy difícil o prácticamente imposible el poder tratarlos de manera eficaz.

Al efecto, la autora sostiene que la aplicación de la Informática a las operaciones que realizan quienes se desempeñan en el ámbito del Derecho, se la denomina “Informática jurídica”, definiéndola como la informática al servicio de mejorar y modernizar el Derecho, con el fin de optimizar la labor de los operadores jurídicos.

Enseguida, se expone que la Informática, como herramienta, puede aplicarse a todas las áreas y funciones del Derecho, y su impacto fue de tal dimensión que provocó cambios sustanciales y necesarios para mantener y manejar grandes volúmenes de documentación y de gestionar la información con eficacia y eficiencia.

Sin embargo, su aplicación aún supone sortear una serie de cuestiones a las cuales hay que hacer frente: la impresión de documentos creados electrónicamente, la digitalización de los documentos en papel, el mantenimiento del vínculo de los documentos electrónicos cuando forman un expediente, el valor a efectos administrativos y legales de los documentos electrónicos, la conservación de los documentos electrónicos asegurando su autenticidad e integridad, etc.

Y es que se debe reconocer, afirma Bichachi, que acceder rápido a la información y de manera eficiente, es hoy día inherente a la actividad parlamentaria y al trabajo del legislador y sus asesores.

En ese sentido, la autora cita al profesor Sean J. Kealy, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Boston, quien realizó el estudio sobre el grado de satisfacción del Congreso y las Legislaturas estatales de su país en cuanto al avance de la tecnología.
Del estudio surgió que la mayor parte de los cambios tecnológicos han tenido un efecto alentador que permitió, a quienes se desempeñaban en la institución, trabajar más rápidamente, ser más eficientes y lograr más confianza en el producto de su trabajo.

Entre los logros que, como resultado de la encuesta, se identificaron como más apreciados, se encuentran:

Computadoras: el tener computadoras en las oficinas fue altamente valorado, especialmente teniendo en cuenta que hubo Estados que consiguieron sus primeros ordenadores en 1995 y otros que no las tuvieron hasta el año 2000.

Computadoras portátiles: lo apreciaron en particular porque el disponer de ellas les da la posibilidad de trabajar desde su casa.

Internet: resaltaron por un lado el gran impacto que generó el acceso a Internet en lo que atañe a la posibilidad de búsqueda de información y para la realización de investigaciones más completas. Por el otro destacaron el hecho que Internet no sólo proporciona mayores recursos para el personal legislativo sino que también mejora considerablemente la transparencia para el público, ya que, gracias a ella, pueden verse fácilmente los proyectos de ley que se encuentran en el sistema y si se han hecho cambios en los mismos.

E- mail: reconocieron lo valioso de poder enviar proyectos electrónicamente y también la capacidad de comunicarse con los actores externos, como los organismos, la sociedad civil y los grupos de presión para intercambiar pareceres y conocer las demandas, etc.

En definitiva, del estudio realizado por el profesor Kealy, surge que la tecnología ha impactado de buena manera en el quehacer legislativo en general, destacando la mayoría de los encuestados la eficiencia y velocidad que les proporcionaron las nuevas herramientas.

Sin embargo, afirma Bichachi, el transformar a los Parlamentos en instituciones modernas capaces de utilizar tecnología en forma eficaz requiere de un fuerte compromiso hacia la transparencia, responsabilidad y accesibilidad y es por eso que los líderes políticos y los legisladores deben hacer de esto una meta estratégica de alta prioridad.

De esa forma, la autora concluye destacando los resultados, sin embargo ninguna computadora puede, todavía, reemplazar al hombre para reconocer las demandas de la sociedad ni cuenta con la necesaria sensibilidad y sabiduría para redactar leyes que, como dijo Montesquieu, no sean justas por el hecho de ser leyes sino que sean leyes porque es justo.

Vea texto íntegro de la publicación.

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