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Trata de personas: crimen que mueve en el mundo 32.000 millones de dólares anuales.

La trata, sea donde sea, no sólo trafica el cuerpo, trafica la vida toda entera de las víctimas.

31 de julio de 2017

En una columna publicada hoy, Bruno Galizzi, Técnico de Proyectos del Departamento de Proyectos de la Fundación Internacional Baltasar Garzón, sostiene que la trata de personas es un negocio que maneja 32.000 millones de dólares anuales según la ONU, no excluye a hombres ni a mujeres, ni a niños.
El autor cita el estudio Global Report on Trafficking in Persons 2016,  presentado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, siglas en inglés), señalando que hoy el 71% de las víctimas son mujeres o niñas, siendo sólo 29% los hombres y niños. A pesar de esta desequilibrada situación respecto al género, el porcentaje de hombres presenta una tendencia en aumento, indica.
Luego, Galizzi explica que las víctimas son seducidas y engañadas bajo promesas de un trabajo, de la oportunidad de una nueva vida, muchas veces por una persona cercana, una persona que puede generar la confianza suficiente. Sin embargo, continúa, a pesar de la promesa, son otras las tareas las que esperan.
En la actualidad, arguye, el tráfico de personas se realiza principalmente con fines de explotación sexual (54 por ciento de las víctimas), aunque también trabajos forzosos, prostitución, mendicidad, tráficos de órganos, matrimonios pactados con menores, pornografía.
Enseguida, asevera que la trata es un crimen internacional, que realizan organizaciones multinacionales, verdaderas mafias que implementan una logística criminal al servicio de la explotación humana  donde se ven involucrados tanto los países de origen, como los de tránsito y de destino.
Asimismo, plantea, es un problema mundial, del que ningún país puede considerarse exento, aunque es posible identificar principales zonas de origen (África subsahariana, Asia del este, Europa del este, Asia central, Sudamérica) y de destino (oeste y sur de Europa, Estados Unidos de Norte América).
A continuación, expone que a juicio de Joy Ngozi Ezeilo, designada por la oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos como responsable de investigación de la trata a escala mundial, “ésta requiere una respuesta multilateral y multidisciplinar. Ningún país puede combatirla por sí solo”.
Además, de acuerdo a Galizzi, la asistencia, contención y el acompañamiento a las víctimas de trata supone una relevancia extrema en la búsqueda de justicia. Las múltiples agresiones sufridas en el traslado pueden dejar secuelas físicas y psicológicas irreversibles, pero los mecanismos de control y vigilancia desplegados para perpetuar la esclavitud y explotación generan para la víctima una situación de vulnerabilidad crítica.
El experto ejemplifica que una de las forma más atroces de perpetuar este control es la sufrida por las mujeres en el África  subsahariana, particularmente en Nigeria, en donde son sometidas a rituales “vudú yuyu”.
Esto es, expone, un mecanismo montado sobre un acto de un simbolismo extremo asociado al alma y la religión, en el que las mujeres víctimas de explotación sexual son sometidas desde lo más profundo de sus creencias a entregarse en cuerpo mediante un control total de su persona.
Finalmente, concluye que la trata, sea donde sea, no sólo trafica el cuerpo, trafica la vida toda entera de las víctimas.
Ayer 30 de julio se conmemoró el Día contra la Trata, una de las violaciones de Derechos Humanos más atroces y crueles.

 

Vea informe sobre la trata de personas

 

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