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Publican “Elecciones 2017 y la configuración de un nuevo cuadro político”.

Las elecciones presidenciales y parlamentarias mostraron patrones de cambio y continuidad en relación a las tendencias previas y expectativas generadas en torno al proceso eleccionario.

25 de noviembre de 2017

En una reciente publicación se da a conocer el artículo “Elecciones 2017 y la configuración de un nuevo cuadro político”.
Se sostiene en el documento que los resultados de las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales celebradas el pasado domingo arrojaron sorpresas, pero también ratificaron ciertas tendencias previas.
A continuación se señala que la gran novedad de la elección ha sido la irrupción del Frente Amplio, que de la mano de la votación de un 20,27% de Beatriz Sánchez logró también proyectar una relevante bancada parlamentaria con 20 diputados y 1 senador, capitalizando directamente el retroceso electoral del oficialismo.
Luego, se arguye que el principal hito de la elección del 19 de noviembre es haber dado forma a una segunda vuelta competitiva, que demandará tanto un esfuerzo adicional de movilización como de diversificación de apoyos para que la centro derecha vuelva al gobierno. Mientras en el plano legislativo, la mayor fragmentación de la izquierda y el peso específico del Frente Amplio dentro de esa correlación de fuerzas orientará el eje ideológico del parlamento hacia posiciones más radicales, con repercusiones para la futura gobernabilidad que ofrezca la administración entrante
Enseguida, el texto analiza en profundidad las elecciones, dando a conocer tres formas en que se ha reordenado la política: en primer lugar que Sebastián Piñera obtiene un millón de votos más que Alejandro Guillier, superándolo en todas las regiones del país. En segundo término, se indica, que no hay dudas que uno de los triunfos del pasado domingo fue el de la candidatura de José Antonio Kast, quien perfiló una identidad política de la mano de un discurso claro que logró una significativa votación de un 8%. Pero la sorpresa estuvo dada principalmente por la arremetida de la candidata del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, quien fuera subestimada por las encuestas de opinión, obteniendo un 20,27% de los votos con un efecto de arrastre importante para la votación de su lista parlamentaria. La incógnita en torno a la votación del Frente Amplio es si se trata de un respaldo con inspiración ideológica, o si Beatriz Sánchez logra cautivar a un electorado desafectado de la política tradicional, que busca nuevos rostros y liderazgos. También es preciso advertir que el crecimiento del Frente Amplio se produce a costa del retroceso de la Nueva Mayoría, en circunstancias que la izquierda como bloque político no crece sino que se fragmenta: para aquello basta mirar las tendencias electorales de 2009 y 2013.
Finalmente, se menciona una última dimensión de análisis de la contienda presidencial dice relación con la discreta performance de Carolina Goic. La abanderada DC no solo no logra superar el 6% de los votos (387.664 sufragios), sino que adicionalmente obtiene una votación que representa apenas el 60% de la votos que alcanzó su lista parlamentaria que obtuvo 640.612 votos. Marco Enríquez-Ominami, en tanto, obtiene tan solo un 5,71% de las preferencias, pasando a ser un actor marginal de la escena política, tras el errático vuelco de su campaña hacia posiciones abiertamente confrontacionales y populistas que parecen no haber sintonizado con las demandas y anhelos del electorado nacional.
Elecciones parlamentarias
Continuando el análisis, con respecto a las elecciones parlamentarias se expone que donde no caben dos lecturas respecto del triunfo de Chile Vamos es en el escenario parlamentario. Al respecto, la centroderecha logra un ascenso relevante en su representación en la Cámara de Diputados, avanzando desde un 40,83% de los escaños a un 47,10%, misma tendencia experimentada en el Senado, donde Chile Vamos avanza desde un 34,2% de los escaños a un 44,2%. En contraste, la Nueva Mayoría (sin la Democracia Cristiana) desciende drásticamente su representación parlamentaria particularmente en la Cámara de Diputados, donde pasa desde un 35% del control de la Cámara a un 27,74% y desde un 37% a un 32% en el Senado.
Siguiendo la tónica del cuadro presidencial, el Frente Amplio obtiene una representación fuera de toda expectativa de 20 escaños en la Cámara de Diputados y 1 Senador en la Región de Valparaíso. De este modo pasa a ser la tercera fuerza política de la Cámara de Diputados, desplazando a la Democracia Cristiana, conglomerado que experimenta el descenso más pronunciado, develando una crisis profunda del centro político. En efecto, el partido de la falange retrocede en la Cámara de Diputados desde 21 diputados (17,5% de la Cámara) a tan solo 13 representantes (8,39% de la Cámara), tendencia similar ocurre en el Senado, donde retrocede desde un 18% a un 13% de los asientos.
Así, de acuerdo al documento las implicancias a nivel político de este nuevo mapa electoral del Congreso Nacional serán múltiples. La estructuración de dos grandes bloques políticos monolíticos y antagónicos pasa hoy a ser parte del pasado.
Posibles causas de estos cambios de alto impacto en la escena política nacional que había destacado en su historia reciente por su baja volatilidad y estabilidad podrían ser, según se adviere: (i) una fulminante polarización del espectro político-ideológico como consecuencia del propio proceso de modernización e individuación de las sociedades, que dejan capas y corrientes de malestar, que son luego capitalizadas por grupos de perfil radical. Desde este proceso se explica el vertiginoso descenso de los referentes socialdemócratas en el mundo -y también en Chile- de la mano de una sustitución gradual de éstas agrupaciones por fuerzas políticas más radicales y maximalistas que buscan romper con el binomio virtuoso de democracia representativa y economía social de mercado, mientras que una segunda explicación vincula las dinámicas de renovación y reemplazo con (ii) la emergencia de un clivaje generacional como respuesta a un sentimiento de hastío y desafección hacia los actores tradicionales de la política institucional. Al respecto, no parece trivial que en la presente elección se haya producido la menor tasa de reelección parlamentaria desde el año 1989 a la fecha; sólo un 41% de los parlamentarios de la Cámara en 2017 fue reelecto y el 26% de la mitad renovada del Senado corresponde a candidatos que buscaron su reelección.
Por todo lo dicho, el texto concluye que no cabe duda que hay un cambio de escenario a la hora de configurarse un cuadro de segunda vuelta competitivo desde el punto de vista electoral, con un Sebastián Piñera que llega con la primera opción de imponerse, pero donde el desafío de movilización y atracción de nuevos votantes pasa a ser primordial para la consecución del objetivo que la centroderecha retorne al gobierno. Por su parte, la tarea de Alejandro Guillier parece más difícil en cuanto el alineamiento de las fuerzas políticas progresistas, particularmente del Frente Amplio, no opera en una lógica lineal de traspaso hacia su candidatura. Por otra parte, se añade, si bien el resultado parlamentario es muy positivo para Chile Vamos, preocupa la orientación programática hacia un eje más radicalizado del Congreso Nacional. Fuente: www.lyd.cl

 

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