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Escriben: «Aborto y criminalidad femenina: del Malleus Maleficarum al debate por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo en Argentina».

La autora sostiene que el Derecho funciona desde hace varios siglos como un ferviente custodio de ciertas tradiciones.

4 de junio de 2019

Recientemente, en el contexto del proyecto de investigación "Violencia de género y violencia familiar: Responsabilidad por Daños”, en la Universidad de Buenos Aires, Camila Petrone publicó un artículo sobre la posible legalización del aborto -y consecuente eliminación de la correspondiente figura penal- en su país, pretendiendo explicar desde una perspectiva criminológica por qué el reclamo del feminismo por la legalización del aborto en términos de potestad de decisión de la mujer sobre su propio cuerpo encuentra un sustento válido en los textos de la Inquisición que, aún de forma subterránea, tienen plena vigencia en nuestros días.

En ese sentido, primeramente toma una de las consignas de la campaña por la legalización del aborto -que circula estos días en las calles y redes sociales de Argentina-, según la cual aquello que “perturba” a los sectores que se oponen a la legalización no es el “daño” a la vida del feto sino más bien el hecho de brindarle a las mujeres la capacidad absoluta de decidir sobre el propio cuerpo.

Luego, pretende demostrar que aquella no es una consigna más sino más bien una premisa que condensa alrededor de ocho siglos de historia y opresión femenina generada a partir de que la Iglesia -y luego el Estado- se arrogaran el control reproductivo de las mujeres como si se tratase de una cuestión de Estado.

Así, la autora plantea que si bien existen quienes se oponen a la legalización del aborto en Argentina con base en algunas afirmaciones pseudocientíficas o metafísicas respecto de la situación del feto, considera que haciendo un breve análisis histórico podemos afirmar válidamente que el interés por impedir a las mujeres el control de su sexualidad y su cuerpo es un fuerte argumento para que los sectores ligados a la iglesia católica intenten mantener incólume a uno de los pilares sobre los que se ha erigido desde hace siglos la cultura patriarcal en la que nos vemos inmersos.

Finaliza señalando que este “pilar” sería la sexualidad femenina con fines únicamente reproductivos, el disfrute sexual como una prerrogativa intrínsecamente masculina y la dedicación de la mujer a las tareas del hogar, para excluirla de las calles y los sectores de poder; y una de las formas de mantener el status quo en lo que a ello respecta ha sido -y es- el recurso penal: la criminalización de la decisión de la mujer de terminar con un embarazo.

 

 

Vea texto íntegro de la publicación.

 

 

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