Noticias

imagen: archivodeinalbis.blogspot.com
Corte Suprema de Canadá.

Abogados amicus curiae no pueden asumir la defensa de los partes en juicios penales si su intervención se limita a las funciones específicas otorgadas por el juez.

El poder de designar amicus curiae se deriva de la jurisdicción inherente de los tribunales para gestionar su propio procedimiento a fin de garantizar un juicio justo. El papel del amicus es altamente adaptable y puede abarcar un amplio espectro de funciones. Sin embargo, su rol no está exento de límites, ya que existen peligros que surgen al combinar los roles de abogado defensor y amicus.

11 de agosto de 2023

La Corte Suprema de Canadá desestimó el recurso deducido por un condenado que alegó falta de imparcialidad y la existencia de un error judicial en el juicio llevado a cabo en su contra, por la intervención de abogados amicus curiae con mandato limitado que tenían vedada la posibilidad de comparecer en su defensa, a pesar de que había solicitado autorización para auto representarse.

El caso versa sobre un hombre que fue condenado por el asesinato de dos mujeres. Durante el juicio no contó con abogado pues insistió en representarse a sí mismo. No obstante, en el mismo intervinieron dos letrados en calidad de amicus curiae a solicitud del juez, cuyo objetivo era prestar apoyo en cuestiones procedimentales para así garantizar que el proceso fuera “justo y apropiado”, aunque sin ejercer la defensa del acusado.

En virtud de la legislación canadiense, los amicus son abogados independientes que participan en los casos a petición de un juez, que, sin embargo, no representan a las partes. Cuando el imputado no tuviere abogado, el juez podrá nombrar un amicus para ayudar al tribunal, por ejemplo, impugnando el caso de la fiscalía e interrogando a los testigos, como en el caso concreto. El objetivo es asegurarse de que el juez o el jurado escuchen una alternativa a la versión presentada por la fiscalía, para llegar a un resultado justo.

En el caso concreto, el condenado mostró una actitud desafiante y poco colaborativa durante el juicio, e incluso entorpeció el trabajo de los amicus. Sin embargo, apeló el fallo de instancia, aduciendo que el a quo incurrió en un error judicial al no designar un amicus en la etapa temprana del juicio, con amplias facultades de comparecencia. Por lo anterior, solicitó la realización de un nuevo juicio.

El tribunal ad quem rechazó sus planteamientos. Consideró que el juez a quo actuó conforme a la ley en pro de cautelar el derecho del recurrente a representarse a sí mismo, motivo por el cual otorgó facultades limitadas a los amicus. El condenado recurrió el fallo en estrados de la Corte Suprema.

En su análisis de fondo, la Corte observa que “(…) el poder de designar amicus curiae se deriva de la jurisdicción inherente de los tribunales para gestionar su propio procedimiento a fin de garantizar un juicio justo.  El papel del amicus es altamente adaptable y puede abarcar un amplio espectro de funciones. Sin embargo, su rol no está exento de límites, ya que existen peligros que surgen al combinar los roles de abogado defensor y amicus. Así, el tribunal no puede nombrar amicus con funciones que interfieran con el derecho del acusado a representarse a sí mismo”.

Agrega que “(…) la discreción para designar amicus y determinar su mandato depende de la naturaleza del sistema acusatorio de Canadá. Este depende de la capacidad de las partes para promover su propia posición y para impugnar el caso presentado por una parte contraria. El riesgo de desequilibrio es particularmente agudo cuando un acusado no está representado. En la gran mayoría de los casos, el deber del juez de primera instancia y el abogado de la Corona de garantizar un juicio justo para un acusado sin representación será suficiente para evitar un error judicial”.

En el caso concreto, comprueba que “(…) aunque estaba abierto al juez de primera instancia haber instruido al amicus para que asumiera un papel más parcial, este no tenía la obligación de hacerlo. Además, no está claro que el juez de primera instancia hubiera ordenado un papel contradictorio más amplio para el amicus dadas las enérgicas objeciones del acusado. Hubo muchos aspectos preocupantes en el juicio, pero el nombramiento no generó una irregularidad tan grave que pudiera quebrantar la confianza pública en la administración de justicia”.

En definitiva, la Corte concluye que “(…) el juez de primera instancia estaba llevando un juicio extremadamente difícil y tomó muchas medidas para garantizar la imparcialidad. Nombró amicus con un mandato limitado en el contexto de un acusado que insistió repetidamente en representarse a sí mismo sin interferencia, lo que refleja el respeto al derecho de este a llevar a cabo su propia defensa. Esta fue una decisión altamente discrecional tomada para equilibrar todas las circunstancias del procedimiento. En cualquier caso, no es evidente que el nombramiento de un amicus con mandato más amplio haya proporcionado más defensa al condenado dado que se resistió al nombramiento y se negó a cooperar con los amicus durante el juicio”.

En mérito de lo expuesto, la Corte resolvió desestimar el recurso por lo que quedó a firme el fallo impugnado.

 

Vea sentencia Corte Suprema de Canadá 2023 SCC 20.

Te recomendamos leer:

Agregue su comentario

Agregue su Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *