Artículos de Opinión

La «nueva normalidad» de la OMS: ¿ovejas al matadero?

Si bien es cierto que no podemos vivir encerrados por años hasta encontrar la vacuna, tampoco se trata usar a las personas más jóvenes y fuertes como un escudo para que se enfermen e inmunicen mientras restablecemos la economía (aunque no olvidemos que nuestros servicios sanitarios actualmente no dan abasto).

1. En una nueva fase del Covid 19

Acorde avanza la evolución del Coronavirus, los países contagiados se encuentran en diferentes etapas de la pandemia buscando la mejor estrategia con el fin de aplanar la curva de crecimiento y disminuir el contagio. Sin embargo, hay algunas curvas que pareciera que, en vez de aplanarse, han ido creciendo. Por otra parte, algunos de los países en etapas más avanzadas han decidido levantar total o parcialmente las cuarentenas como una forma de retomar la llamada por la OMS “nueva normalidad (1) ” e ir dejando atrás, gradualmente la cuarta pandemia del último siglo (2) . Algunos países como Italia, Estados Unidos, Brasil y Chile están aplicando esta medida, aunque todos ellos se encuentran en etapas distintas de evolución: lo anterior, sin considerar que en cada uno de ellos existen regiones con una gran heterogeneidad de la infección y donde muchos servicios médicos están al borde del colapso.
El escenario actual es complejo: un virus nuevo, cuya mortalidad depende fundamentalmente de la saturación de los servicios sanitarios, para lo cual no existe vacuna ni tratamiento efectivo previsto para los próximos meses y que para contrarrestarla se han aplicado un espectro infinito de decisiones gubernamentales que van del absoluto laissez faire al máximo control y, entre medio, -y mientras aún no se ha alcanzado el peak de contagios-se ha comenzado la reapertura de los comercio y el regreso de miles de personas a sus trabajos en pro de esta “nueva normalidad”. Si bien para muchos la decisión es aún premeditada, las autoridades insisten en que un retorno gradual de las actividades busca “enfrentar con eficacia ambas crisis”, es decir, la expansión de la Covid-19 y los efectos económicos de la misma y prepararse “para enfrentar la profunda recesión de la economía mundial y las graves consecuencias que tendrá sobre la pérdida de empleos, la reducción de los ingresos y la calidad de vida (3)”. 
Con todo, aún queda la duda de qué tan efectivo pueda resultar este retorno gradual, dicho en otras palabras, qué es lo que realmente está motivando a los países a levantar sus cuarentenas. Si bien es cierto que no podemos vivir encerrados por años hasta encontrar la vacuna, tampoco se trata usar a las personas más jóvenes y fuertes como un escudo para que se enfermen e inmunicen mientras restablecemos la economía (aunque no olvidemos que nuestros servicios sanitarios actualmente no dan abasto). ¿Qué hay detrás de la inmunidad del rebaño: un real interés de protección sanitaria para hacerle frente a la pandemia? o, más bien, ¿la necesidad casi urgente de hacerle frente a la crisis económica originada por la pandemia y que para muchos es el real -o único- problema? Finalmente, la pregunta más importante que queda sobre la mesa es quién debe decidir eso: el Estado protector o las empresas.

2. La arrogancia británica y la locura brasileña

En una columna publicada semanas atrás comentábamos la estrategia aplicada por algunos países como el Reino Unido o Suecia, llamada la “teoría del rebaño o de la “inmunidad” en la que se apuesta que, como de una u otra forma un gran porcentaje de la población se va a contagiar y que quienes lo hagan serán inmunes una vez superada la enfermedad, el objetivo es gestionar el contagio para que un importante número de personas vaya gradualmente enfermándose, sin colapsar los sistemas de salud. Mientras tanto, las personas con más riesgo tienen tratamiento especial hasta que llegará un momento en que ellos estarán protegidos gracias a que estarán rodeados de personas que son inmunes a la enfermedad.
La idea sonaba prometedora, sin embargo, los resultados demostraron lo contrario. La teoría del rebaño ha demostrado ser insuficiente ante la rapidez de propagación del virus, lo que ha obligado a las autoridades británicas a reencausar su política por la del “blindaje”, de modo que el NHS ya se encuentra enviando cartas o mensajes de texto a las personas que se encuentran en mayor riesgo para recomendarles que no salgan de sus casas durante 12 semanas (4). En simple, blindaje significa básicamente quedarse en casa de forma permanente, no ir de compras sin salir a caminar a lugares públicos, aunque está bien salir al jardín de su propia casa, si dispone de uno. ¿Suena conocido?
Lejanos parecen ser los días de principios de marzo donde el Primer Ministro Boris Johnson rechazaba la idea a tomar medidas más extremas ante el Covid 19 e incluso negaba la existencia de la pandemia. Para los especialistas, lo anterior formaba parte de un plan que buscaba la resignación del gobierno que desde siempre supo que no podría hacer nada para frenar el virus y que un número considerable de muertes era inevitable, de modo que ante dicho escenario, lo mejor es intentar proteger la economía para quienes sí sobrevivieran (5) . A la fecha, el país arroja casi veinte mil fallecidos (6) .
Pero el caso más emblemático ha sido el del presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien en varias oportunidades se ha mostrado contrario a las medidas preventivas contra el Covid 19, minimizando la crisis sanitaria, e incluso cuestionando la existencia misma del virus. Desde un comienzo, ha estado en contra del confinamiento, ha sostenido que “lo importante es la economía (7)”, le ha pedido a la mayor parte de la población a no recluirse en sus casas por considerarlo sólo una gripecita (8), y se ha negado a comentar el número de contagios y el aumento de fallecidos (9) . Si bien días atrás reconoció que el Coronavirus es el “mayor desafío” de su generación (y ya no una simple gripecita) continuó insistiendo en que las medidas de prevención no pueden comprometer la economía y que el efecto colateral de las medias de combate al Coronavirus no podía ser peor que la propia enfermedad (10).
No obstante, siete ex ministros de Salud de Brasil anunciaron que denunciarán al presidente Bolsonaro ante el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU por su actuación frente a la pandemia del Coronavirus acusándolo de violar los derechos a la salud y a la vida, además de actuar como un “potencial genocidio” por no seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante la Covid-1. Según repasaron, Bolsonaro ha minimizado la enfermedad y negado evidencias científicas que apuntan a la necesidad del distanciamiento social como una “acción de incuestionable relevancia”.
Además, acusaron al presidente brasileño de tener un comportamiento “belicoso” al enfrentar a la prensa y no respetar las medidas locales de cada Estado, por lo que prometieron acudir a la ONU y la OMS, ya que a su juicio la vida de los trabajadores de la salud, se encuentran actualmente expuestas para salvar a la población y no pueden ser relativizadas en función de los intereses de la economía. También, se manifestaron en contra del “aislamiento vertical” defendido por Bolsonaro, política que busca aplicar restricciones únicamente a los grupos de riesgo.
En las últimas 24 horas, Brasil ha registrado 349 muertes a causa del Coronavirus, según cifras del Ministerio de Salud, por lo que el número total de fallecidos a causa de la pandemia se ha situado en 4.016. Además, hay 58.509 casos confirmados.

3. Volver a la normalidad: hágalo usted mismo

En estos días hemos visto que las ideas para reactivar las sociedades y economías sin provocar un desmadre sanitario parecen empezar a converger en todo el mundo. La “nueva normalidad” de varios gobiernos comienzan a encontrar semejanzas en otros países de la región -e incluso más allá- y ya no es casualidad.
Con todo, esta semana, la universidad estadounidense Johns Hopkins, ubicada en Baltimore, publicó un informe con el que pretende dar insumos para lograr esa tarea. Con el reporte “Principios de salud pública para la reapertura en fases durante Covid-19: una guía para gobernadores”, busca determinar consideraciones que deben tener en cuenta quienes quieran pasar de la fase uno (distanciamiento social) a la fase dos del combate a la pandemia (11).
Entonces, para una “vuelta a la normalidad”, el estudio señala que lo más importante es que la reapertura de la economía se haga de una manera inteligente. Según el reporte, no se puede avanzar sin cumplir cuatro condiciones: testear masivamente para identificar casos, tener un sistema de salud con camas suficientes como para absorber un eventual repique, disponer de protección adecuada para el personal de salud, y contar con un sistema que permita trackear a los infectados y a sus contactos (12) . De no contar con esas medidas no servirá de nada intentar volver a la vida normal.
Por otra parte, es indudable que cualquier encuentro es una oportunidad de infección, sin embargo, los expertos han podido definir que son los focos de contagio los lugares donde mantienen un contacto sostenido y, por ende, se aumentan las probabilidades de contraer el virus. Así, de acuerdo con el criterio de los expertos, se definieron categorías sobre las cuales se evaluaron tres dimensiones: intensidad de contacto (si es cercano o de lejos, pero también el tiempo que dura), el número de contactos que implica, y finalmente el grado en el cual las actividades pueden ser modificadas para mitigar el riesgo (13)..
De lo anterior, podemos deducir que los lugares de trabajo, oficinas, establecimientos cerrados y espacios donde conviven un número importante de trabajadores durante largas jornadassin duda que aumentarían las posibilidades de contraer el virus. A ello es necesario agregar la circunstancia de que no existe la obligación a las empresas de entregar insumos sanitarios de protección como mascarillas o guantes. En ese sentido, si el objetivo de la autoridad es volver “a la normalidad”, el hecho de poner en riesgo la salud y la vida de miles de trabajadores sin siquiera entregarles las herramientas mínimas de protección con el fin de “salvar la otra gran crisis” ciertamente iría en una dirección equivocada.
Curiosamente, para el estudio de la universidad estadounidense, los negocios considerados “no esenciales”, como restaurantes, comercios minoristas, shopping centers, salones de belleza, gimnasios, entre otros, no tienen el riesgo más alto, a excepción de los bares, donde se estima una mayor intensidad de contacto, aunque son precisamente los primeros que aún se mantienen cerrados (14) .
Por último y en relación con el transporte público, si bien el reporte recomienda mantenerlo inactivo, se advierte que el peligro es alto. Recordemos que la autoridad levantó la cuarentena a un número importante de trabajadores, de los cuales un alto porcentaje se desempeña en servicios, en oficinas compartidas por varias personas y las que la gran mayoría se movilizan por medio de un transporte público, servicio usualmente colapsado en horarios de alta demanda y donde es ilusorio creer que pueda establecerse una distancia de un metro entre las personas. Con ese escenario, existen altísimas probabilidades de que el contagio del Coronavirus se dispare en unas pocas semanas.
Ciertamente, nos podríamos enfrentar a un caso en que el Estado estaría omitiendo su deber constitucional de estar al servicio de la persona humana, tema al cual se ha referido el mismo Tribunal Constitucional. Para la Magistratura, el artículo primero, inciso cuarto constitucional, “consagra una finalidad del Estado, que se deriva de una concepción instrumental del mismo, pues de ella se deduce una tarea estatal permanente y de actualización progresiva. Así, su justificación es exógena y se identifica en finalidades que estén al servicio de la persona humana y del bien común, en tanto el destinatario esencial de la actividad estatal es la persona humana, por lo que se le impone una dirección al Estado para privilegiar la promoción de los múltiples fines humanos que se despliegan en la sociedad” (15) .

4. El caso de Chile: ¿ovejas al matadero?

En las últimas semanas, el país ha anunciado una serie de medidas con el objetivo de “volver a la normalidad” gradualmente y “vivir de una manera distinta”, anuncios que, si bien refuerzan el distanciamiento social, no convencen a la ciudadanía.
Una de ellas ha sido la decisión de que los trabajadores públicos retomarían sus empleos presenciales de forma paulatina, lo que fue acogido con escepticismo por las autoridades médicas, políticas y sociales del país (16 ).
La decisión de decretar la vuelta del sector público generó el rechazo de los sindicatos, de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), de organismos médicos y de la propia mesa de expertos del Covid-19 que asesora el gobierno, que se apresuró a  declarar que en esta decisión concreta la Mesa no había sido consultada y que, aún más, desaconsejaba la medida (17) .
Mientras aún revolotean las polémicas declaraciones del presidente de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), Carlos Soublette, quien sostuvo que no podíamos matar toda la actividad económica por salvar las vidas, -dichos que después fueron excusados por el propio autor (18) -, en diversos discursos, el gobierno ha intentado explicar que la normalidad se fundamentaría en una cierta estabilización de la situación epidemiológica, “que se puede visualizar no sólo en el número de casos, que ha sido bastante estable, sino que, también en el número de defunciones y en el uso de camas críticas (19)”. Para quienes incluso defienden esta “nueva normalidad” como la subsecretaria Daza, invitan a la población a salir de sus casas a tomar un café con amigos, usando mascarillas y a una distancia – prudente- de 2 mts (20) .
Por su parte, para el vicepresidente del colegio médico, el término normalidad podría llevar a serias confusiones ya que hoy no están dadas en condiciones de asumir ninguna normalidad y a juicio de los funcionarios públicos el gobierno la cuarentena se habría adelantado de mala manera ya que estiman que ellos no merecen estar obligados a trabajar sin los mínimos resguardos para su salud, denunciado, además, que existe una escasez de material preventivo e incluso para el personal sanitario (21) .
Es así como para las autoridades sanitarias y los funcionarios públicos, las medidas para levantar la cuarentena se han tomado de forma precipitada y han estado motivadas principalmente con el objeto de restablecer la alicaída economía.
Estamos de acuerdo que nos encontramos en una catástrofe sin precedentes que ha afectado vidas, salud y empleos y también es cierto que todos aspiramos a que esta situación mejore y de algún modo “volver a la normalidad”. Sin embargo, mientras buscamos los medios para lograrlo ninguna medida ni económica ni política puede poner en riesgo la salud o la vida de las personas, porque en primer lugar y lo más importante es el derecho a la vida y a la salud de todos nosotros. Pero, si se comienza a levantar, como hemos visto, la cuarentena para que la gente regrese a sus trabajos, muchos de los cuales en oficinas cerradas y donde interactúan muchas personas, que no poseen protecciones sanitarias mínimas y se moviliza en transportes hacinados, difícilmente se logrará el efecto deseado de volver a la normalidad. Y si a ello le sumamos que muchos de los servicios sanitarios del país están colapsados humana y materialmente y que un número importante de centros muestran vergonzosas diferencias de abastecimiento, como en el caso del hospital de Temuco, la única conclusión posible es que los contagios aumentarán, los servicios médicos no serán capaces de enfrentar la demanda y con ello un importante aumento en la cantidad de fallecidos. Y aún no llegamos al peak de la pandemia. ¿No será que en beneficio de la economía nos van a mandan como ovejas al matadero?.
(Santiago, 27 abril 2020)

 

(1) https://www.eldinamo.com/chequeo/2020/04/24/coronavirus-chile-nueva-normalidad-el-conceptocreado-por-la-oms-y-no-por-el-gobierno/
(2) https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/coronavirus-la-cuarta-pandemia-delsiglo/7ZJP7R22XBFJ5MH757LKYO7U3M/
(3) https://www.telesurtv.net/news/pinera-anuncia-plan-retorno-seguro-chile-coronavirus-20200424- 0084.html
(4) https://www.bbc.com/mundo/noticias-52000082
(5) https://www.duna.cl/noticias/2020/03/16/la-polemica-decision-de-reino-unido-de-no-tomar-medidas-contra-elcovid19/
(6) https://www.infobae.com/america/mundo/2020/04/23/coronavirus-en-europa-las-cifras-de-contagios-y-muertes-seestabilizan-pero-las-autoridades-mantienen-cautela/
(7) https://www.france24.com/es/20200416-la-vuelta-al-mundo-brasil-jair-bolsonaro-covid19-confinamiento
(8) https://www.efe.com/efe/america/politica/gobernador-de-rio-el-menosprecio-bolsonaro-hacia-la-covid19-tendra-consecuencias/20000035-4218893
(9)https://rpp.pe/mundo/actualidad/coronavirus-jair-bolsonaro-se-rehusa-a-hablar-de-las-muertes-porcovid-19-no-soy-enterrador-noticia-1259895
(10 )https://www.biobiochile.cl/noticias/internacional/america-latina/2020/04/01/bolsonaro-admite-que-elcovid-19-es-el-mayor-desafio-de-brasil-tras-senalar-que-es-una-gripecita.shtml 
(11) https://www.elpais.com.uy/que-pasa/reactivar-universidad-johns-hopkins-libero-analisis-riesgos.html
(12) https://www.elpais.com.uy/que-pasa/reactivar-universidad-johns-hopkins-libero-analisis-riesgos.html
(13) https://www.elpais.com.uy/que-pasa/reactivar-universidad-johns-hopkins-libero-analisis-riesgos.html 
(14) https://www.elpais.com.uy/que-pasa/reactivar-universidad-johns-hopkins-libero-analisis-riesgos.html
(15) STC Rol N° 2693. c. 17. En: http://e.tribunalconstitucional.cl/resultado/Inciso–73–5234/
(16) https://www.france24.com/es/20200423-chile-covid19-coronavirus-medidas-polemica 
(17) https://www.france24.com/es/20200423-chile-covid19-coronavirus-medidas-polemica
(18) https://www.cooperativa.cl/noticias/sociedad/salud/coronavirus/camara-de-comercio-de-santiago-nopodemos-matar-la-actividad-economica/2020-04-16/164826.html
(19) https://www.france24.com/es/20200423-chile-covid19-coronavirus-medidas-polemica
(20) https://www.france24.com/es/20200423-chile-covid19-coronavirus-medidas-polemica
(21) https://www.radiousach.cl/vicepresidente-de-colmed-no-nos-gusta-el-termino-nueva-normalidad 

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