Esta prueba aporta muy poco, porque no sabemos si el perro que allí se ve estaba también allí en 2015 y, en definitiva, tampoco podemos saber, con el grado de evidencia necesario, que ese perro hubiera sido el que mordió al niño, frente a lo que ya señalamos en cuanto a la evaluación de los datos recabados vía testimonial, informativa y confesional.
29 de febrero de 2024