El domingo 22 de octubre 27 millones de argentinos concurrieron a las urnas para elegir a quien ocupará el cargo de presidente de la República para el periodo constitucional 2023-2027. Así, con el 98.5% de las mesas escrutadas, podemos afirmar que Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria (la coalición oficialista) y Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza, definirán el 19 de noviembre, en un ballotage, quien será el ganador en las elecciones con mayor incertidumbre de los últimos 40 años. Cabe precisar que en esta oportunidad el nivel de participación fue de 74% (4 puntos por encima de lo ocurrido en las PASO de agosto, pero 7 puntos por debajo de las presidenciales de 2019), y con respecto al voto en blanco el porcentaje bajó de 5% a 2%.
Los resultados
Sergio Massa, actual ministro de Economía, se impuso con el 36,68% frente al 29.98% obtenido por el ultra derechista Javier Milei. El tercer lugar, con 23.8%, fue ocupado por Patricia Bullrich, candidata de Juntos por el Cambio, seguida, con 6.7%, por Juan Schiaretti, candidato de Hacemos por nuestro País, y Myrian Bregman, candidata de Frente de Izquierda, con 2.7%, quien quedó en último lugar.
Al respecto, los artículos 97 y 98 de la Constitución de Argentina señalan que para ganar la elección presidencial en primera vuelta la candidatura más votada deberá obtener el 45% de los votos o sacar más del 40% de las preferencias, con una diferencia mayor a los 10 puntos porcentuales respecto de la segunda candidatura más votada. Así, dado que ninguna de las dos opciones se presentó en estas elecciones la misma se definirá en el ballotage de noviembre.
La palabra de los candidatos
El primero en aparecer, luego de conocidos los resultados oficiales, fue Milei desde el Hotel Libertador, señalando que la campaña había hecho que muchos de los argentinos que quieren un cambio se vieran enfrentados, haciendo clara alusión a la candidatura de Bullrich, por lo que venía a dar por terminado ese proceso de agresiones y ataques, estando dispuesto a hacer tabula rasa, barajar y dar de nuevo, para terminar con el kirchnerismo. Esas fueran las palabras de un Milei que deberá ir a la caza de los votos de Bullrich si quiere ganar la segunda vuelta.
Luego, hizo su aparición Massa, quien de inmediato señaló que haría los esfuerzos necesarios por ganarse la confianza de quienes no votaron por él. Voy a convocar a un gobierno de unidad nacional el 10 de diciembre, construido sobre la base de convocar a los mejores sin importar su fuerza política, en un claro mensaje dirigido a los radicales, a los seguidores de Schiaretti y de Bregman, señaló Massa. Lo curioso es que en ningún momento hizo referencia a Carlos Fernández y Cristina Kirchner, ambos socios de la coalición de gobierno, cuya imagen pública -de cara al ballotage- seguramente le generarán un importante pasivo.
Asimismo, indicó que el 10 de diciembre, con su gobierno, iniciará una nueva etapa institucional en Argentina, que apueste por la unidad con más federalismo, tratando de acercarse a los gobernadores y autoridades del interior del país, algo en lo que busca diferenciarse de Milei, para terminar hablándole a las centrales obreras que lo apoyaron en la campaña: “quiero la construcción de un régimen laboral moderno sin renunciar a derechos conquistados”, manifestó.
Por su parte, Bullrich, luego de reconocer democráticamente la derrota, señaló que Argentina está hace muchos años en decadencia, y que nunca sería cómplice del populismo ni de las mafias que destruyeron su país. No me voy a rendir nunca, no vamos a negociar nuestro valores, dijo la ex ministra de Seguridad, en un mensaje que puede tomarse como un adelanto de a qué candidato apoyará en el ballotage. Habrá que ver cuál será la capacidad de endose de Bullrich sobre los electores que la votaron.
La recuperación territorial peronista
Ahora bien, más allá de las cualidades personales de Massa (yo creo que en términos electorales es un buen candidato), lo cierto es que la maquinaria peronista inició, al día siguiente de las PASO, una movilización nacional arrolladora. Eso hizo que el peronismo recuperara 8 de las provincias que había perdido en las PASO consolidando su hegemonía en Buenos Aires. Así, por ejemplo, Milei, en Buenos Aires, únicamente pudo retener 10 de los 16 distritos que ganó en agosto, y Juntos por el Cambio quedó reducido a la Capital, única jurisdicción donde se impuso Bullrich. Y es que Massa en la Provincia de Buenos Aires (10 millones de electores) obtuvo el 42% (8 puntos más que en las PASO) frente al retroceso que sufrieron Milei (perdió 1 punto) y Bullrich (perdió 7 puntos). Es decir, en Buenos Aires Massa sumó 1 millón de votos nuevos respecto de agosto. Del mismo modo, Juntos por la Patria consiguió un crecimiento espectacular en La Rioja, en Corriente, en Tucumán y en todo el Norte del país.
La estrategia del miedo
En paralelo, sumado al despliegue de la maquinaria peronista, habría que preguntarse cómo un ministro de Economía que presenta un dólar a 1100 pesos y una inflación de 148% anual puede convertirse en el vencedor de la primera vuelta presidencial, y cómo un candidato de gobierno que quedó tercero en las PASO y que tiene a un 40% del electorado por debajo de la línea de pobreza logra este repunte.
Sobre este punto, coincido con quienes afirman que entre las PASO y esta elección (pero sobre todo durante las últimas 3 semanas), Massa y sus voceros sembraron la idea de “vienen por todo, viene por tus derechos”. Es decir, Unión por la Patria empezó a construir un relato en el que La Libertad Avanza de Milei y Juntos por el Cambio de Bullrich, no harán otra cosa que acabar con los derechos históricamente conquistados por las grandes mayorías de los argentinos. Un relato que hasta ahora resultó siendo efectivo en términos electorales.
Así lo grafica José del Río, reconocido analista político de La Nación, cuando apunta lo siguiente: “En el país hay 18,7 millones de personas que reciben dinero del Estado, entre jubilados, pensionados, beneficiarios de planes sociales, pensiones graciables, y dentro de ese universo se encuadran unos 3,8 millones de empleados públicos. En el sector privado se emplea en Argentina a unos 6,2 millones de personas. En Aerolíneas Argentinas se editó un video en el que se lo presentaba como la única opción, ya que el resto “querría cerrar la línea de bandera”; en los trenes les aseguraron a los pasajeros que sus tarifas se dispararían de $56 a $1100 en todas las pantallas; y así en cada uno de los rincones del sector público, donde el “aparato” de comunicación funcionó a la perfección. La macroeconomía y el déficit de US$3,5 millones que suponen los trenes estatales quedaron muy lejos para una población sumida en la desesperanza y el cansancio, que revelaron todos los sondeos que reflejan el clima de época de 2023”.
La provincia de Buenos Aires y el nuevo Congreso
Asimismo, pensando en el ballotage y en el peso electoral y político de la provincia de Buenos Aires, y el rol que la misma cumple frente al gobierno nacional, resulta importante destacar que el peronista Axel Kicillof, actual gobernador, logró su reelección con el 45% de los votos (20 puntos por encima de la candidata de La Libertad Avanza de Milei, Carolina Píparo).
Del mismo modo, estas elecciones configuraron un Congreso Nacional sin dominios claros. En Diputados, el peronismo perdió 11 bancas y se queda con 127 curules, lejos de los 129 que le hubieran asegurado mayoría. Los libertarios de Milei tendrán 38 miembros (35 más de los que tienen ahora) y la alianza formada por macristas y radicales pasa de 118 a 94 curules. Ahora, en Senadores Unión por la Patria conserva sus 31 bancas, Juntos por el Cambio se queda con 24 curules (pierde 9), La Libertad Avanza alcanza 8 escaños (no tenía ninguno), Unidad Federal obtiene 4 bancas (pierde 1), Frente Renovador de la Concordia Misionero conserva sus 2 bancas, al igual que Por Santa Cruz con 2 escaños y Juntos Somos Río Negro con una curul. Por tanto, estamos ante un Parlamento fragmentado que no presenta mayorías claras en las cámaras, con lo cual aprobar reformas legales o constitucionales importantes exigirá grandes esfuerzos de concertación y diálogo político.
Lo que se viene
De acá al 19 de noviembre, Massa y Milei disputarán el 33% que no votó por ellos. En esa línea, mucho dependerá de los aciertos y errores que cada uno de ellos presente durante estas semanas. Preliminarmente, me animo a pensar que la estrategia de Milei será polarizar al electorado entre “kirchnerismo y antikirchnerismo”, y que para ello no tendrá mayor reparo en tenderle la mano a parte de esa casta a la que hace algunos días quería darle una patada en el trasero. Frente a ello, creo que Massa seguirá con su estrategia de miedo y demostrándole a la gente que en su gobierno será él quien tenga la conducción del mismo (y no Cristina Kirchner como ocurrió con el actual gobierno, al menos durante buena parte del mismo). Sumado a ello, considero que Massa, hoy más que nunca, reforzará ese discurso en el que pide al elector que elija entre un gobierno que asegura “un país para todos o un país del sálvese quien pueda”. Veremos qué pasa.