Artículos de Opinión

Guatemala 2023. La socialdemocracia gana el ballotage.

Arévalo ha ganado, sin embargo, ahora empieza el camino más difícil. El presidente electo, quien expresamente señaló que “los problemas del país no se van a resolver en cuatro años pero que podían empezar a hacerlo si se trabaja con responsabilidad y honestidad”, deberá gobernar a un país de 17,6 millones de habitantes en donde el 60% de la población vive en la pobreza, y que presenta graves carencias en áreas como la educación, la salud, la seguridad y la infraestructura.

El domingo 20 de agosto se llevó a cabo la segunda vuelta presidencial en Guatemala. Según los resultados emitidos por el Tribunal Supremo Electoral, ha sido César Bernardo Arévalo de León, candidato del Movimiento Semilla, quien se ha impuesto en las urnas con el 58% de los votos frente al 37% alcanzado por la ex primera dama, Sandra Julieta Torres Casanova, candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Se trata de una victoria histórica si tomamos en cuenta que es la primera vez que un candidato que se define abiertamente como socialdemócrata o progresista gana la presidencia en Guatemala.

Sorpresa confirmada

El triunfo de Arévalo en el ballotage terminó confirmando la sorpresa electoral registrada en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Como se recuerda, el domingo 25 de junio un partido nuevo como el Movimiento Semilla, que surgió durante las protestas anticorrupción en 2015, terminó ocupando el segundo lugar de las preferencias electorales de la mano de un candidato que ni siquiera aparecía en las encuestas.

Al parecer, como afirman algunos analistas, se trata de un nuevo fenómeno político/electoral en la región pues una agrupación política como el Movimiento Semilla que abiertamente desafía a los partidos establecidos y cuestiona las formas tradicionales de hacer política terminó ilusionando a los guatemaltecos y logrando que miles acudan a las urnas en unas elecciones que podrían acabar con la tradición autoritaria en dicho país.

La palabra de Arévalo

Al cierre de la jornada electoral, Arévalo y su equipo de campaña esperaron los primeros resultados en el Hotel Las Américas, ubicado en la capital de Guatemala. Todos sus seguidores al grito de ¡Sí se pudo! ¡Sí se puso! y ¡Arévalo presidente!, aguardaban con impaciencia las primeras palabras del presidente electo. Al cabo de unos minutos, el vencedor del ballotage inició su intervención agradeciéndoles a todos los guatemaltecos pues a pesar de la difícil situación por la que atraviesa el país decidieron ir a votar: “Independientemente de la opción que hayan elegido, participar es un acto de defensa de la democracia y en este momento histórico significó un acto de valentía por cada persona que emitió su voto”, dijo Arévalo.

Luego, con la misma tranquilidad mostrada a lo largo de toda la campaña, les reiteró a los guatemaltecos su promesa electoral de luchar frontalmente contra la corrupción: “Hoy aceptamos con mucha humildad la victoria que nos ha dado el pueblo de Guatemala. Las urnas se han expresado y lo que el pueblo grita es basta ya de tanta corrupción”, subrayó Arévalo.

Asimismo, Arévalo reconoció el valor personal y político de su oponente en esta segunda vuelta, la ex primera dama, Sandra Torres, y saludó a quienes legítimamente votaron por su candidatura: “Tenemos enfoques distintos en política, pero a ella y a sus electores les garantizamos que sus derechos como ciudadanos serán promovidos y protegidos por el Gobierno de la nueva primavera. Que sepan que no serán ignorados ni marginados y que, a partir de hoy, trabajaremos por el bienestar unido de todo nuestro querido país”, resaltó Arévalo.

Las autoridades respaldaron el proceso

Ahora bien, debido a la compleja situación política por la que atraviesa Guatemala, resulta importante destacar la palabra del actual presidente, Alejandro Giammattei, quien felicitó a los guatemaltecos por ir a votar, al nuevo presidente por su victoria, invitando a los líderes políticos y a los partidos para iniciar una “transición ordenada ni bien los resultados queden oficializados”. En esa línea, por ejemplo, destacó que a pesar de los problemas de seguridad que afronta su país la participación ciudadana en este proceso electoral haya superado el 45% del padrón.

Del mismo modo, el presidente del Tribunal Supremo Electoral emplazó a los partidos para que acepten con madurez política los resultados que arrojen las urnas: “Vale la pena luchar por la democracia y protegerla de cara a futuros procesos. Guatemala demostró este domingo que es una democracia que se sigue consolidando”, destacó el magistrado.

Negociar para cumplir las promesas

Arévalo ha ganado, sin embargo, ahora empieza el camino más difícil. El presidente electo, quien expresamente señaló que “los problemas del país no se van a resolver en cuatro años pero que podían empezar a hacerlo si se trabaja con responsabilidad y honestidad”, deberá gobernar a un país de 17,6 millones de habitantes en donde el 60% de la población vive en la pobreza, y que presenta graves carencias en áreas como la educación, la salud, la seguridad y la infraestructura. No obstante ello, las personas más cercanas al círculo de Arévalo han indicado que el norte del nuevo gobierno está marcado por la necesidad de recuperar las instituciones, cuyos cimientos han sido socavados por la corrupción endémica que azota al país para, a partir de ahí, reformar el Estado poniéndolo al servicio de la población, sobre todo de la más vulnerable.

Sin embargo, lo cierto es que muchas de las promesas de campaña de Arévalo (el paquete legislativo de lucha contra la corrupción, por ejemplo) requieren ser aprobadas por el Parlamento. Si ello es así, entonces Arévalo tendrá que echar mano a sus habilidades diplomáticas y de negociación pues tendrá un Congreso en contra dominado por dos partidos que representan a la política tradicional guatemalteca a los que Arévalo criticó ferozmente durante la campaña electoral: El partido oficialista Vamos, del actual presidente Alejandro Giammattei, y la UNE, de Sandra Torres, a quien acaba de derrotar en una segunda vuelta altamente polarizada.

Para tal propósito, como lo han indicado algunos analistas, Arévalo deberá definir cuál será el objetivo central de su “cruzada contra la corrupción”: O establecer procedimientos para evitar que se cometan actos futuros de corrupción por parte de los funcionarios o perseguir a las autoridades que han delinquido durante los últimos años. Esta decisión será fundamental a la hora de ir en búsqueda de los apoyos (votos) en el Congreso que permitan la aprobación de las grandes reformas que el Movimiento Semilla logró colocar en la agenda política guatemalteca durante la campaña presidencial.

Para que la primavera dure

Más allá de lo que le espera al nuevo presidente en Guatemala lo cierto es que los medios de comunicación ya empiezan a hablar del inicio de un nuevo periodo político en la historia de este país: una nueva primavera, le llaman. Y es que el Movimiento Semilla ha logrado instalar en el imaginario colectivo la idea de que sí es posible recuperar el país de las garras de la corrupción, y que ello únicamente es posible quebrando el pacto infame que durante décadas sostuvieron políticos corruptos, élites burocráticas serviles y empresarios mafiosos que repartiendo prebendas entre los dos primeros lograron preservar sus rentas a costa del interés nacional.

Para ello, durante sus primeros meses de gestión, Arévalo deberá liderar un pacto por la gobernabilidad con todos aquellos sectores (incluyendo a la sociedad civil, desde luego), dispuestos a jugarse su capital político por la agenda anticorrupción planteada durante la campaña electoral. Así, con un Parlamento en manos de aquellos a los que el presidente electo llamó “cómplices históricos de la corrupción”, resulta fundamental contar con el apoyo de la opinión pública, lo medios de comunicación y la sociedad civil para impulsar (desde la calle) las medidas que el Congreso deberá aprobar.

Asimismo, en forma paralela, Arévalo deberá presentarle al país  “una agenda política para los primeros cien días de gobierno”, en la que se expongan medidas concretas que permitan reducir la enorme brecha de desigualdad social existente, bajar las tasas de pobreza y desnutrición (sobre todo infantil), disminuir sustancialmente los índices de inseguridad y luchar contra el crimen organizado que ha logrado echar raíces en la política, la economía y los gobiernos tanto a nivel nacional como subnacional. Es la única manera de que la gente que ha votado por una propuesta verdadera de cambio no se sienta defraudada. Es la única manera de que esta “nueva primavera” no muera antes de llegar el verano. (Santiago, 4 de septiembre de 2023)

 

 

 

 

 

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