Cartas al Director

¿Por qué no tenemos más viviendas con paneles solares que produzcan electricidad?

Omar Villanueva Olmedo

28 de junio de 2016


Nos imaginamos que para cualquier autoridad de la energía debiera ser de gran beneficio que todas o casi todas las viviendas, espacios habitables, departamentos, galpones, escuelas, fincas, casas rurales, establos, comercios, talleres, gimnasios, diversas empresas y servicios, habitables móviles, transportes, entre otros, tengan paneles solares capaces de satisfacer sus propias necesidades de electricidad y que si se tuviera un excedente, este sirviera para que las consuman las viviendas que tienen déficit, para crear centrales virtuales y acumuladoras locales o, finalmente,  para intercambiar con las compañías distribuidoras. 
¿En qué medida la legislación existente y política pública incentiva o desincentiva este tipo de instalaciones?Es demasiado llamativo el contraste entre: (1)  el escaso número de vivienda y similares que tienen instalaciones de paneles en zonas donde se dan condiciones  “extraordinarias” de clima (como  es para gran parte de la superficie del país), con uso de mejoras tecnológicas que permiten mayor potencial de captación, menores costos  de instalación, y que eliminan la contaminación de las plantas a combustible líquido y sólido, y  la (2) proliferación de construcciones e informaciones sobre nuevas centrales y plantas generadoras de electricidad y de tendidos de líneas dentro del territorio, que pertenecen  de varias empresas nacionales y extranjeras, así como la decisión de nivelaciones de precios de los consumos residenciales, todo lo cual se refiere a empresas de diferentes orígenes y tamaños que no tienen por objetivo entregar sus producto a costo, sino que a generar sus legítimas utilidades o lucro. 
Por eso preguntamos: ¿Por qué no se toman las decisiones que sean más beneficiosas para los consumidores finales (y al mismo tiempo emprendedores productores potenciales) de electricidad? Ellos son los que demandan  iluminación, calor o frío, buscan hogares con mayor confort, espacios más saludables y menores costos potenciales para el buen vivir, estudiar y laborar.
¿Por qué entonces no se incentivan las instalaciones de centrales virtuales locales de almacenamiento de la electricidad producida por paneles domésticos? Esto ya se hace en otros países y se reducen bastante los costos de energía – para las familias y otros usuarios -; combate la contaminación ambiental en muchas ciudades; mejora la salud de las  personas debido a la calidad de vida, y hay un mayor rendimiento de los ingresos con ahorros para ser invertidos en otros fines. 
¿Por qué se elige el precio de transferencia sobre la base de “precios mayoristas”, que beneficia a las empresas y no sobre el “precio al consumidor”,  que beneficia a los hogares y productores de tamaño menor como los mencionados? Así, se perfeccionarían los mercados y la mayor competencia. ¿Hacia dónde se dirige en este tema el tan mentado principio de la igualdad y fomento de la libre competencia aumentando el número  de concurrentes  a esta industria; la oferta y también la demanda de energía limpia?
Si queremos ser modernos y usar los avances de las tecnologías y perfeccionamiento de los mercados avancemos en direcciones genuinas de innovación para el progreso, sustentabilidad, confort,  descontaminación y menores costos.  De este modo dispondremos de espacios más saludables para vivir, trabajar y recreación de las personas y desarrollaremos  ventajas competitivas en energía para las empresas de nuestro país, sus servicios públicos y privados por esta vía. 

 

Omar Villanueva Olmedo.

Dir. OLIBAR Lic. Ing. Universidad de Chile.

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