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Propuesta estratégica.

La estrategia “reptiliana”, recurso de moda entre la Abogacía estadounidense.

Carlos Berbell, periodista, señala que en esencia, de lo que se trata es de persuadir a los jurados que la conducta del acusado ha supuesto una amenaza real para todos ellos, como ciudadanos.

1 de marzo de 2017

En una columna publicada recientemente, Carlos Berbell, periodista y escritor español, explica que esta estrategia parte de la premisa de que hay que armar y argumentar el caso en sala de forma en que el jurado sienta que la conducta del acusado ha supuesto una amenaza para la sociedad.
“¿Realidad o montaje? Sus impulsores mantienen que su implementación ha devenido en más de 6.254 millones de veredictos y acuerdos positivos a los abogados que la han abrazado”, dice el consultor.
Cabe señalar que la estrategia “reptiliana” nació en 2009 en Estados Unidos de dos “padres”, el abogado Don Keenan y el consultor en jurados David Ball. Ambos dieron a la luz un libro que titularon “Reptile: The 2009 Manual of the Plaintiff’s Revolution” (Reptil: El Manual 2009 de la revolución del demandante).
Keenan y Ball afirman que la estrategia está basada en datos científicos. En concreto, continúa el periodista,  sobre la teoría del neurocientífico Paul MacLeans de que el cerebro del ser humano es “trino”, está formado por tres partes esenciales.
Enseguida especifica que “a una de esas partes la ha denominado “conjunto reptiliano”, que comprende el tronco cerebral y el cerebelo, que son las partes más antiguas de nuestro cerebro”.
De acuerdo con los autores, continúa el profesional,  este “conjunto reptiliano” controla las “funciones básicas vitales, como la respiración, el hambre y la supervivencia, y de forma instintiva, toma el control de las partes emocionales y cognitivas cuando esas funciones vitales se ven amenazadas. Se nutre de la propia evolución y por lo tanto maximiza “las ventajas” sobre “los peligros” de la supervivencia”.
Por ello, el principal objetivo de la estrategia “reptiliana”, explica el consultor, consiste en enfocar cada caso de forma que el cerebro de cada miembro del tribunal del jurado haya entrado en “modo de supervivencia” cuando lleguen al veredicto.
Especifica que “en esencia, de lo que se trata es de persuadir a los jurados que la conducta del acusado/demandado ha supuesto una amenaza real para todos ellos, como ciudadanos. Que la conducta, en suma, del acusado ha puesto en peligro a la sociedad, a sus propias maridos y esposas, hijos, familia, amigos”.
La estrategia “reptiliana” recuerda mucho la teoría expuesta por George Lakoff en su célebre libro “No pienses en un elefante”, que el interés del entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hizo famoso, sostiene Berbell.
Si bien el texto de Lakoff, indica el periodista, se centraba en el discurso político, comparte con el de Keenan y Ball su “almendra central”: la clave está en el enfoque, en hacer que el debate adopte “su” enfoque, su planteamiento, su terreno de juego.
Keenan y Ball, para la implementación de su estrategia “reptiliana” en juicio, establecen en su libro, agrega el profesional, tres preguntas que el abogado del demandante debe hacerse, y contestarse, antes de ponerse ante el jurado con el fin de proyectarlas de forma clara durante todo el juicio: 1. ¿Cuáles eran las probabilidades de que lo sucedido hubiera dañado a alguien?; 2. ¿Cuánto daño podría haber causado?; 3. ¿Cuánto daño podría causar en otras situaciones?.
Luego señala que “los impulsores de la estrategia “reptiliana” creen que contestando a estas tres preguntas el jurado tendrá la información necesaria para llegar a la conclusión de que el demandado/acusado actuó de forma negligente”.
Añade que “al ver con sus propios ojos como los “tentáculos del peligro” demuestran que no es en absoluto un caso aislado. Keenan y Ball reducen la estrategia “reptiliana” a una fórmula muy simple: Norma de seguridad + peligro = Reptil”.
El periodista explica que “en Estados Unidos la mayor parte de los juicios que se celebran son con jurado. En todos los órdenes, a diferencia de España, en la que la competencia del jurado popular –puro, como en Norteamérica- se ciñe a 12 delitos penales. El resto, en todas las jurisdicciones, la justicia la administran jueces profesionales”.
Concluye que “a pesar de ello, esta propuesta estratégica supone una novedad a la hora de encarar los diferentes casos, de la misma forma que la de Lakoff representó un nuevo enfoque del discurso político en su  momento. Keenan y Ball identifican dos partes importantes para establecer el marco de discusión: el alegato de apertura y el alegato final. También ponen especial hincapié en la preparación de los testigos y en el interrogatorio del acusado/demandado”.

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